Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 58 - Año X, Primavera 2011
PSIQUIATRÍA
LAS ESTRUCTURAS BILÓGICAS
COMO CLAVES DE NUESTROS MODOS DE PENSAR Y SENTIR, DE ACTUAR Y SER (2ª parte).
JOSÉ LUIS VILLALBA P.
MIEMBRO DEL INTERNATIONAL BI-LOGIC GROUP.

EN LOS NÚMEROS PASADOS (VER REFERENCIA N°56) (VER REFERENCIA N°57) HICIMOS UNA PRESENTACIÓN SUCINTA DE LA FIGURA Y DE LOS PRINCIPALES POSTULADOS DEL INSIGNE PSIQUIATRA CHILENO IGNACIO MATTE BLANCO (1908-1994), CONOCIDOS Y DIVULGADOS CON EL NOMBRE DE BI-LÓGICA. A TRAVÉS DE ESTOS POSTULADOS PODEMOS COMPRENDER MEJOR EL FUNCIONAMIENTO DE NUESTRA PSIQUE. Y, POR TANTO, LAS CLAVES QUE SUBYACEN TRAS NUESTROS ACTOS Y NUESTROS MODOS DE PENSAR Y SENTIR. QUIZÁS EL APORTE FUNDAMENTAL DE MATTE BLANCO ESTRIBA EN LO QUE ÉL DEFINE COMO LÓGICA SIMÉTRICA O PRINCIPIO QUE ANULA LAS DIFERENCIAS PROPIAS DE TODA RELACIÓN. ESTA LÓGICA, POR COMPLETO DIVERSA DE LA QUE HABITUALMENTE CONOCEMOS CON EL NOMBRE DE LÓGICA CLÁSICA O ARISTOTÉLICA, TIENE SU SEDE EN LA ZONA INCONSCIENTE DE NUESTRO PSIQUISMO. ALLÍ, JUNTO AL PRINCIPIO DE GENERALIZACIÓN, O CAPACIDAD DE AGRUPAR TODOS LOS OBJETOS MENTALES EN CONJUNTOS O CLASES, LAS QUE A SU VEZ, SON SUBCONJUNTOS DE CLASES CADA VEZ MÁS AMPLIAS Y, ASÍ, HASTA EL INFINITO, FORMA LA PLATAFORMA DE LO QUE MATTE BLANCO LLAMA EL MODO SIMÉTRICO O MODO HOMOGÉNEO. ESTE MODO SE CONTRAPONE Y SE COMPLEMENTE AL OTRO MODO, EL ASIMÉTRICO O HETEROGÉNEO, PROPIO DE NUESTRA CONCIENCIA. ESTOS DOS MODOS SE ENTRECRUZAN DE INFINITAS MANERAS DANDO PIE A UNA ANTINOMIA FUNDAMENTAL EN TODO SER HUMANO. SIMPLIFICANDO MUCHO, DECÍAMOS QUE SE TRATARÍA DE UNA ANTINOMIA ENTRE EL SENTIR Y EL PENSAR.

POR OTRA PARTE, SEÑALAMOS QUE LAS DIFERENTES MANERAS CON QUE SE VINCULAN ESTOS DOS MODOS, MATTE BLANCO LAS LLAMÓ ESTRUCTURAS BI-LÓGICAS. EL DESCRIBIÓ UN VASTO NÚMERO DE ELLAS. NOSOTROS DECIDIMOS PRESENTAR TAN SOLO DOS DE ESTAS ESTRUCTURAS, LAS QUE CONSIDERAMOS MÁS AMPLIAS Y UNIVERSALES. ELLAS SON LAS EMOCIONES, TEMA QUE PRESENTAMOS EN EL NÚMERO ANTERIOR, Y LA ESTRUCTURA BILÓGICA ESTRATIFICADA CONSTITUTIVA, TEMA QUE ABORDAREMOS EN EL PRESENTE NÚMERO.

La estructura bilógica estratificada constitutiva.

Nuestra psique, según Matte Blanco, está constituida por diversos estratos o capas que varían según la proporción que tengan los dos modos antinómicos al combinarse. Estos estratos serían infinitos, si bien se pueden reconocer al menos cinco grandes constelaciones de ellos. Por lo tanto, la estructura bilógica estratificada constitutiva, es aquella estructura bi-modal que presenta las características de esos cinco grandes estratos.

El primer estrato está constituido por objetos conscientes bien delimitados. Aquí prima lo asimétrico por sobre lo simétrico. Es el nivel de la percepción, del pensamiento concreto y de la capacidad de abstracción. En otras palabras, aquí radica la capacidad de validar aquello que es «legítimamente otro», empleando un término muy querido por nuestro Humberto Maturana. Esto nos permite distinguir el mundo tal cual es y no como quisiéramos que fuera. En fin, es el estrato donde ha germinado la curiosidad y ha desembocado en los lenguajes. Donde se ha expandido nuestro afán de conocer, investigar y extraer conclusiones. La ciencia y la filosofía encuentran aquí su punto de partida. Sin embargo, para el conjunto de la evolución humana bien podría decirse que es el punto de llegada.

El segundo estrato corresponde al de las emociones más o menos conscientes. Hay simetría, pero también hay capacidad de discernimiento. Por ejemplo, si estamos enojados podemos sentir nuestro enojo a la par de tomar conciencia de él. Sin embargo, nuestros pensamientos ya están teñidos por las emociones y las consecuencias que conllevan sus propiedades. En otras palabras, estamos en una zona donde podemos «perder la cabeza». Nuestro enojo puede dar paso a una emoción extrema en la que convergen muchas historias que se funden en una oleada incontenible de ira, odio y destrucción. Si bien toda la educación que recibimos desde pequeños está orientada a favorecer el discernimiento y controlar los impulsos emocionales, hay ocasiones en que todo eso no es suficiente. Las heridas tempranas en nuestra biografía afectiva se abren a raíz de una situación específica y las emociones toman el mando. Hay ejemplos trágicos de ello, como también situaciones menores en las que simplemente se muestra la hilacha. ¡Cuánta gente supuestamente educada se convierte en un volcán que erupta todo tipo de obscenidades por el mero hecho de que adelantaron su coche por la derecha, sin previa autorización!

Pero también se dan otros casos. Como el de los enamorados. Estos, en su fase inicial, también «pierden» la cabeza y tan solo ven bondades, bellezas y todo tipo de superlativos en el ser amado. Las características positivas del otro –prácticamente todo el mundo las tienese generalizan, se maximizan e irradian hacia todos los aspectos de la persona. Y esto requiere de una exclusividad específica. La gente normal no se enamora de todo el mundo, sino de alguien concreto. Y ese alguien se enviste de un poder que solamente lo puede otorgar la emoción de quien se enamora. Por eso se dice que el amor es ciego. Es ciego porque ve solo algunos de los aspectos que constituyen al ser amado. Los aspectos menos gratos son obviados. El radar del yo, en esa fase, no capta lo indeseado. El silogismo bilógico surge de inmediato: «si es hermoso(a), si es tan bueno(a), no puede ser deshonesto(a), no puede ser mentiroso(a)». Todos sabemos que no tardará en llegar la visión inherente al principio de realidad y con ello las pruebas del verdadero amor. Por otro lado, las endorfinas, también tienen sus ciclos determinados, y son incapaces de sostener un estado permanente en que solo prime la simetría. El enamoramiento si no da paso al verdadero amor, es mera activación hormonal, prevista, claro está por la Naturaleza, para asegurar la continuidad de la especie.

El tercer estrato es aquel donde se simetriza la clase. ¿Qué significa esto? Por clase, en bi-lógica, hemos dicho que se entiende aquel conjunto de ideas, de cosas, de personas, etc. que comparten una o varias propiedades en común y que tiene una trascendencia psicológica. También se suele hablar de conjunto o de función proposicional, tal cual se precisa en la teoría de conjuntos o en las premisas básicas de la lógica formal.

En este estrato, los elementos que constituyen la clase rápidamente son disueltos por la acción homogeneizante, por no decir, devoradora, del principio de simetría. De esta manera podemos afirmar que el individuo se iguala al conjunto. Una propiedad pasa a ser el denominador común que termina definiendo al grupo. Inventamos entonces, términos tribales, no exentos de una fuerte dosis emocional, para «identificar» a los otros, a los nuestros y a los diferentes a los nuestros: hablamos de flaites, de pelolais, de dinosaurios, de nerds, de fachos, de comunachos, etc. Ya no se ve al ser concreto y singular delante de uno y que merece respeto. El «legítimo otro» ha desaparecido para dejar su puesto a una figura seriada, pero que es extremadamente potente. Si el otro detenta una mínima dosis de amenaza, esta se magnifica, se absolutiza. Entonces ese otro, el distinto a mí, para colmo es peligroso. Por tanto, se convierte en algo repudiable, despreciable y al que (no lo confesamos abiertamente) sería mejor eliminar. Si no puedo hacerlo físicamente, lo hago simbólicamente: lo denigro. Tan solo «los míos», es decir los de la clase que son como yo, o sea de los que piensan como yo y de los que quieren destruir al adversario como yo, son los únicos válidos y poseedores de la verdad: la mía, esa misma que comparte mi grupo.

Por tanto, en este tercer estrato, la realidad, el mundo, los otros, se constituyen en clases amplias, generalmente opuestas. Es el estrato donde bullen los prejuicios y los fanatismos. Es un estrato de temer. Las partes más nefastas de la Historia así lo demuestran y lo siguen demostrando. Claro está que hay fanáticos más inofensivos, que suelen interesarse intensamente en actividades culturales, deportivas o meramente recreativas. Pero ellos no están situados exactamente en este estrato, aunque compartan algunas de sus características.

EL AMOR ES CIEGO: SOLO VE ALGUNOS DE LOS ASPECTOS QUE CONSTITUYEN AL SER AMADO... (LOS AMANTES, MAGRITTE)


EL FANATISMO HUMANO, VINCULADO MAYORITARIAMENTE A LA INTOLERANCIA Y AL EXTERMINIO MASIVO, SE EXPLICA EN GRAN PARTE POR EL POSTULADO QUE HACE IGNACIO MATTE BLANCO DE LA ESTRUCTURA BILÓGICA ESTRATIFICADA QUE SE DA AL INTERIOR DE TODO SER HUMANO.


EL DANTE, SÍMBOLO DE NUESTRO MODO CONSCIENTE,
HA ALCANZADO EL FIN DE SU LARGO VIAJE INICIÁTICO.
AHORA ES CAPAZ DE VER EL TODO DESDE LA UNIDAD
QUE FORMA CON BEATRIZ, SU ARQUETIPO COMPLEMENTARIO.
EL CONFLICTO BILÓGICO SE RESUELVE FINALMENTE
EN EL ÁMBITO PURO DEL SER.
(DANTE Y BEATRIZ EN EL PARAÍSO, ILUSTRACIÓN DE G. DORÉ)

El cuarto estrato está formado por clases que devienen cada vez más amplias. En este estrato, por ejemplo, el sentimiento de ser hombre o ser mujer, se disuelve en el sentirse tan solo persona, parte del género humano. Los conflictos tienden a desaparecer y se deviene más comprensivo. Pues como afirma Matte Blanco, la agresividad requiere de una buena dosis de asimetría. En este estrato la simetría creciente deja poco espacio a las distinciones y diferenciaciones. Aflora fuertemente el sentido de paz y de unidad porque las fuerzas yoicas se han comenzado a batir en retirada. El uno tiende a disolverse en el todo. Se siente la infinitud de lo pequeño al mismo nivel que la infinitud de lo inmenso. Así lo expresa acertadamente William Blake al inicio de su famoso poema «Auguries of innocence» (Augurios de la inocencia):

To see a world in a grain of sand and a heaven in a wild flower, hold infinity in the palm of your hand, and eternity in an hour.

(Para ver un mundo en un grano de arena y el cielo en una flor silvestre, mantén el infinito en la palma de tu mano y la eternidad en una hora)

El tiempo y el espacio, categorías eminentemente asimétricas, también se han ido disolviendo para dar lugar al sentimiento del aquí y del ahora, el hic et nunc de los antiguos místicos, como un permanente presente. Se está en la antesala de lo tremendum, de lo inefable, de lo infinito, de lo trascendente, de lo que –al final de cuentas– se siente mayor que uno y que lo invita a salir de la singularidad para ser Uno en el Todo. Los místicos de todas las creencias, de todos los tiempos y latitudes han experimentado eso que Rudolf Otto, a comienzos del siglo pasado identificó con el nombre de experiencia numinosa (de noumen = presencia; dioses).

El quinto estrato está en la base de todo este constructo. Lo asimétrico ha prácticamente desaparecido. Tan solo reina la eternidad, lo inmutable, lo indiferenciado propio de la simetría absoluta. Pero esto es vivido no como algo amorfo y confuso sino como el inefable imperio del ser. Ya se ha dejado de pensar y de sentir. Ahora tan solo se es. Y no se puede explicar cómo se es. (Lao Tse, por ejemplo, afirma que el Tao que puede expresarse no es el Tao verdadero). Por eso, el hecho de ser (persona, grupo, especie, Naturaleza toda) tan solo cabe vivirlo, a la vez, desde el tiempo y fuera del tiempo. Desde el espacio tridimensional (propio del yo y sus asimetrías) y desde la multidimensionalidad inaprehensible, (propio del inconsciente y sus simetrías), también a la vez. Utopías y ucronías, es decir lo no ubicable en el espacio ni en el tiempo, condiciones obligadas de los antiguos mitos, vuelven a ocupar sus sitiales reales. Pero el logos, otro de los nombres del consciente, no ha sido derrotado ni humillado sino al contrario, invitado a un nuevo sitial de honor: ese que permite presenciar el conjunto infinito tan solo desde el asombro. El yo consciente, desnudo como todo buen rey fatuo, está investido esta vez de la absoluta capacidad de maravillarse.

He aquí entonces el ser que el griego Parménides intuyera tan tempranamente en la historia de Occidente. Ser distinto pero complementario de ese otro, el ser según Heráclito, propio del final de los tiempos -«nadie se baña dos veces en el mismo río»- y que, sin embargo, está en el inicio y no en el fin de los estratos. Pues no en vano dice Juan, el Evangelista: In initio erat Verbum (Al principio era el Verbo) -es decir, la Palabra, el Logos, el Lenguaje-. Verbo que no pudo prescindir de hacerse carne, hacerse historia, hacerse emoción, hacerse comunicación. Porque la comunicación, bien lo señala Maturana, es el lenguajear más el emocionar. El adecuado connubio entre lo simétrico y lo asimétrico. La exacta configuración de toda estructura bi-lógica. El obligado silencio que antecede la llegada del Misterio. El Dante, bien lo entendió, al adentrarse hace casi 700 años en el tema del Paraíso.

Nel ciel che piú la sua luce prende Fú io, e vidi cosi che ridire Né sa né puó chi di la sú discende Perché appressando sé al suo disire Nostro intelletto si profonda tanto, Che dietro la memoria non pué ire

(En el cielo que más su luz recibe estuve, y vi unas cosas que no puede ni sabe repetir quien de allí baja porque mientras se acerca a su deseo nuestro intelecto tanto profundiza que no puede seguirle la memoria)

(Canto I de El Paraíso, de La Divina Comedia, Dante Alighieri. trad. Luis Martínez Merlo)

San José de Maipo, Junio de 2011.

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