Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 69 - Año XII, Invierno 2014 |
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CRÓNICAS DE EDUARDO BARRIOS |
Las Últimas Noticias
Diario-Magazine de Santiago para todo Chile
EN LA REVISTA ANTERIOR PRESENTAMOS DOS CRÓNICAS SOBRE EL TREN DEL CAJÓN DEL MAIPO ESCRITAS POR EL PREMIO NACIONAL DE LITERATURA EDUARDO BARRIOS EN 1934 EN LAS ÚLTIMAS NOTICIAS. HOY VAN LAS DOS SIGUIENTES, Y CONTINUARÁN. LA PRIMERA DE HOY, TAMBIÉN DE ESE AÑO, SE REFIERE A LAS DOS CRÓNICAS ANTERIORES (VER DEDAL DE ORO N° 68), Y LA SEGUNDA TRATA NUEVAMENTE DE LAS DIFICULTADES QUE ENTONCES YA EXISTÍAN PARA UN BUEN FUNCIONAMIENTO DEL SERVICIO FERROVIARIO EN EL CAJÓN DEL MAIPO. |
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PÁGINA DEL DIARIO CON LA CRÓNICA ORIGINAL |
Santiago de Chile, SÁBADO 21 DE JULIO DE 1934
EL FERROCARRIL AL VOLCÁN
HAY UN DEFECTO muy general en los buenos funcionarios: la puntillosidad. Mientras mejores son, más puntillosos se muestran. El defecto los honra; pero
suele traicionarlos. Es lo que le ha ocurrido al comandante del Batallón de Ferrocarrileros, que administra la línea al Volcán.
Tuve buen cuidado, al escribir sobre los percances sufridos por esa línea durante los temporales, de apresurarme a decir, en el segundo acápite de mi primer artículo: "La tropa del Batallón de Ferrocarrileros -establezcámoslo desde luego- trabaja allí con denuedo. Desde el comandante hasta el último oficial dirigen los trabajos desde el alba a la noche. Hay que reconocer su esfuerzo y su sentido del deber". En seguida, al apuntar deficiencias, que en suma lo son tan solo del material, reconocí que ello no ocurría "porque la preparación técnica faltara en el servicio", sino "sólo por el desamparo (de recursos) en que ha tenido el Poder Público a esa empresa".
En ningún momento, ni directamente ni entre líneas, hice, como el comandante von Holt expresa, "cargos a la Dirección y Administración del Ferrocarril Militar", ni dije que "los trabajos efectuados para dejar expedita la línea, interrumpidos por los últimos temporales, son deficientes". Eso no lo he dicho. Mal podía decirlo si me apresuraba a declarar respetable y esforzada a la dirección técnica del Ferrocarril. Y estoy de acuerdo, a este respecto con lo informado por los ingenieros inspectores del Ministerio de Fomento.
El objeto de mi primer artículo no fué otro que éste: exponer que, a esa fecha, se había restablecido el tránsito, siquiera con servicios de emergencia, con trasbordos, etc., "en todas las vías férreas afectadas (por los temporales) menos en una, la de Puente Alto al Volcán". Y tan poco apartado de lo razonable estaba, que al día siguiente anunció la Empresa que se pondría en práctica un servicio de emergencia, con trasbordo en La Laja. A pesar de que la prensa había informado dos días antes que hasta dentro de un mes, por lo menos, no correría ningún tren. Todavía más: tan prudente fuí, por respeto y amistad para con el comandante von Holt, que sólo escribí mi artículo cuando los vecinos de la región me lo suplicaron, contándome las mil situaciones perjudiciales que se estaban produciendo y agregándome que la Empresa había anunciado que no haría correr tren alguno mientras la línea entera, desde Puente Alto al Volcán, no estuviera completamente reparada.
Mi segundo artículo se refirió a la suspensión del único tren de pasajeros que sirve a los habitantes de la región en su vida de negocios. No he de sintetizarlo aquí, ya que no lo permite el espacio; pero se me ocurre que el señor von Holt no debe tener reparo que hacerle, fuera de lo que pueda dictarle la puntillosidad de celoso funcionario, puesto que el remedio técnico y económico que insinué me fué dado a conocer por él mismo.
Sobre el estado del material, su vetustidad, y su escasez, tengo mucho más que decir. Tienen mucho que decir los pasajeros. Tienen mucho que decir los propios funcionarios del Ferrocarril. Sólo que para decirlo, prefiero esperar hasta que el comandante von Holt no sienta roce alguno sobre su amor propio de buen funcionario. Hoy como ayer, -repito palabras de mi segundo artículo- "no deseo sumar amarguras a una dirección que hace evidentes esfuerzos por cumplir, en medio de la pobreza en que se la mantiene".
EDUARDO BARRIOS.
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TREN AL VOLCÁN EN LA ESTACIÓN PUENTE ALTO, APROX. 1910. A LA DERECHA ALCANZA A VERSE EL TREN LLANO DEL MAIPO,
PROVENIENTE DE SANTIAGO, QUE COMBINABA EN ESTA ESTACIÓN CON EL TREN DEL CAJÓN DEL MAIPO.
IMAGEN DEL LIBRO "PUENTE ALTO SIGLO XX", EDITADO POR LA BIBLIOTECA DE ESE MUNICIPIO. |
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PÁGINA DEL DIARIO CON LA CRÓNICA ORIGINAL |
Santiago de Chile, JUEVES 24 DE ENERO DE 1935.
AUN ESE FERROCARRIL
HABLABA DON CARLOS Silva Vildósola, en días pasados, de turismo estrangulado. Los elementos de atención y servicio no han progresado proporcionalmente al turismo chileno. He ahí la tesis de su artículo de "El Mercurio". Y es verdad.
Pero se produce un caso peor: el de los elementos retrocediendo en razón inversa al interés turístico y aun al progreso general, como en el Cajón del Maipo sucede. Mientras la región avanza en población, en edificaciones residenciales, en actividad económica y en el fervor de los deportes y el turismo, su servicio ferroviario disminuye. Este año se cuenta allí con la mitad, exactamente, de los trenes con que el año pasado se contaba, y con tarifas elevadas en porcentaje considerable.
La deficiencia estaba prevista, sin embargo. Lo cual hace más grave el caso. Se sabía que la destrucción paulatina causada por el uso y por el trabajo crecido y forzado de los últimos años, tenía el material en vísperas de la ruina. La dirección de ferrocarriles, previendo este momento, propuso al Gobierno un plan reparador completo. Pero se ha cumplido la parte de él que pesa sobre la región y no la que salva sus padecimientos. La dirección pidió reducción de trenes, y le fué concedida; el alza de tarifas, y le fue también otorgada. Pidió el dinero preciso para renovar y aumentar el material de acuerdo con el clamor público, y esto duerme o se enreda en la malla eterna de los informes y los trámites administrativos.
Basta un solo viaje por ese ferrocarril para convencerse de que las gentes se hallan no solo aburridas de aguardar, sino irritadas. Se ha dilucidado ya bastante. El material está ruinoso y reducido a su más simple expresión. La región ha crecido en explotaciones mineras y agrícolas, en número de sanatorios, en movimiento de veraneantes y excursionistas medio año y de andinismo y deportes de nieve otro medio. Dentro de poco se iniciarán obras para instalar allí una gran planta productora de cemento, carburo y cal. Todo ello está esclarecido en los informes técnicos y administrativos que los ingenieros de Fomento han evacuado en apoyo de la solicitud presentada por la dirección del ferrocarril. Pero el financiamiento permanece detenido en las oficinas de Hacienda. ¿Por qué?
Entre las rentas que procurará la nueva ley sobre la deuda pública, no se ve cantidad alguna para este ferrocarril. Los habitantes, los productores y los devotos del Cajón del Maipo, que son muchos, han buscado en vano ese recuerdo para ellos en la distribución de esos dineros destinados a impulsar el progreso nacional. La partida necesaria, piensan, estará en algún silencioso capítulo del presupuesto general de obras; pues no sería posible que se cumpliera ya la parte onerosa de las medidas propuestas y no se hallara pronta la correspondiente a los progresos.
Pero, entretanto, la "estrangulación" asfixia.
¿Ve usted, don Carlos Silva Vildósola, cómo hay un caso peor?
EDUARDO BARRIOS.
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FLORENCIA GARCÍA GAETE (8) - ESCUELA EL MELOCOTÓN, 3° BÁSICO, 2010 |
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AMARÚ RÍOS F. (8) - ESCUELA EL MELOCOTÓN, 3° BÁSICO, AÑO 2010 |
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