Entre los meses de octubre y diciembre de 2012 se desarrolló un ciclo de educación ambiental para los niños de las escuelas y liceos públicos del Cajón del Maipo. Esta tarea se canalizó a través del Área de Talleres LITRE (Liderando el Trabajo en Equipo), el cual depende de la Escuela FUGA (Formación Universitaria de Guías Andinos), la cual a su vez imparte las carreras de Ingeniería en Expediciones y Ecoturismo; y la carrera de Ingeniería en Modelos Hoteleros.

Personalmente me encantó la iniciativa, la cual me acercó a mi profesión de ingeniero agrónomo, pero además fue un desafío, ya que las temáticas de educación ambiental a desarrollar debían ser aplicadas a niños y niñas de educación básica, así como también a adolescentes de educación media.

Al menos ya contábamos con una base de apoyo, ya que en el Centro de Montaña de El Melocotón existe un huerto orgánico, un invernadero de reproducción y un vivero de plantas nativas; manejadas por Matías Cáceres L., quien, como ingeniero forestal, ha dedicado mucho cariño y esfuerzo a hacer crecer estos tres espacios, convirtiéndolos en una sala de clases viva al aire libre. Además contaba con otra gran ayuda, la de Esteban García R., quien participa en los talleres de liderazgo, y por varios años ha tenido contacto y capacitación en el área ambiental, desde la permacultura, la sustentabilidad y el trabajo con niños. Si bien contábamos con la base de infraestructura y un equipo, teníamos el mayor desafío: desarrollar los talleres para niños y adolescentes, de una manera didáctica, directa y entretenida.

Pensamos en desarrollar tres talleres, el primero de Huertos Familiares; el segundo de Manejo de Residuos y Reciclaje; y por último un tercero, de Flora Nativa, Vivero y Reforestación. De esta forma ya teníamos la idea de en qué trabajar y buscar contenido. Por una parte, Matías aportó desarrollando una presentación de la flora nativa del Cajón del Maipo y su valor dentro del ecosistema, para luego pasar a una fase experimental en un recorrido por el invernadero, vivero, y por último realizando la plantación de algún árbol nativo, proveniente del mismo vivero, dentro del Centro de Montaña. Por otra parte, Esteban y yo nos quedamos con la tarea de preparar los otros dos talleres. Así fue como salimos a recopilar información e imagines tanto de internet como en la misma calle, en centros de acopio de residuos reciclables, centros de huertos orgánicos y venta de semillas, entre otros. De esta forma se nos dio la oportunidad de aprender, de conocer gente muy linda, y con la ayuda de ellos desarrollamos ambas presentaciones teóricas. También tuvimos la oportunidad de recolectar envases de tetrapack, de botellas plásticas y otros residuos que utilizaríamos en los talleres. Ya contábamos con la base para realizar la parte experimental, en donde realizamos camas de cultivo, siembra directa de diferentes hortalizas, almácigos en envases de yogurt; hicimos billeteras con envases de tetrapack, diferentes tipos de compost, huertos verticales, entre otras cosas más. Pero antes debimos definir nosotros mismos el enfoque que queríamos dar a las presentaciones teóricas y el mensaje que queríamos dar en el corto tiempo. En esto acordamos que la idea principal era mostrar los problemas actuales en las distintas temáticas a desarrollar y algunas posibles soluciones. Así fue como en el Taller de Residuos, nuestro eje principal fue la problemática de la basura, su inminente crisis, la clasificación y cómo ayudar con las "tres R" (Reducir, Reutilizar, Reciclar); y En el Taller de Huerto Familiar repasamos la historia de la agricultura y su paso a un desarrollo industrial de mayor escala con uso de pesticidas, fertilizantes y otros productos químicos, el problema con los monocultivos; y por último, cómo desarrollar un huerto en casa, la ayuda que produce dentro de la economía familiar y lo saludable que son estos productos, a diferencia de aquellos tratados con productos químicos. Así desarrollamos las presentaciones, en base a fotografías y esquemas, para luego poder explicarlas a los niños y adolescentes.

Hasta que por fin llegó el momento de exponer las presentaciones y aplicar los talleres experimentales realizados, y en esto nos visitaron muchas escuelas, como la Escuela de la Obra, la Escuela de El Canelo, la Escuela El Manzano, la Escuela Julieta Becerra Álvarez, El Liceo Polivalente de San José, La Escuela de El Melocotón, la Escuela de San Alfonso, la Escuela Fronteriza de San Gabriel y la Escuela de Las Melosas. Más de algunas de estas escuelas debieron ir dos o más veces, ya que había muchos alumnos para asistir y los grupos debían ser pequeños para así poder enseñar lo que nos habíamos propuesto, y además tener un buen momento en la parte experimental. Junto a ellos vivimos experiencias muy enriquecedoras y un aprendizaje mutuo, con sorpresas constantes y mucha alegría. Me impresionó mucho que los niños y niñas conocieran de estos temas, y muchos de ellos tenían huertos en sus casas y compost; además, quienes no conocían sobre la materia, sí tenían el interés de aprender y se divirtieron mucho. Espero que todos hayan disfrutado y aprendido de estos talleres; a los niños, niñas, adolescentes, profesoras y profesores les doy las gracias, ya que a través de esta experiencia he podido cumplir mi sueño de universitario, realizar talleres de educación ambiental.

También quiero agradecer a Joe Vidal, Director de Escuela FUGA, a Patricia Soto, Coordinadora de Especialidad Ecoturismo y Secretaria de Estudios; a Silvia Acuña, de la Corporación de Educación de San José de Maipo, a Heroína Valdivia, del Liceo Polivalente de San José, y todos los profesores de las escuelas del Cajón del Maipo que asistieron junto a sus alumnos. Espero que cada día más empresas e instituciones puedan aportar en la educación ambiental, ya que los niños de hoy serán el futuro de nuevas forma de vivir y compartir, con un mundo que necesita cada día más de la sustentabilidad.

Gracias.

José Manuel Bustos L.
F.U.G.A., Formación Universitaria de Guias Andinos.
Universidad San Sebastián.