FRANK SINATRA
TECLADO GRUPO BRASIL
GRUPO CARIBEÑO DE BAILE
DON SEGUA
CELIA CRUZ Y SU TROMPETISTA
LAS RANCHERITAS
VOCALISTAS GRUPO BRASIL
Amigas, amigos, este año -hay que decirlo- con su crudo invierno, los fríos y la gran variedad de gripes, nos ha costado un poco más… Quizás porque nos echamos otro año encima, o porque nos pilló mal parados el invierno, o porque nos anduvimos destapando las patitas más de lo necesario; no sé, pero hemos salido al otro lado de lo más bien, casi incólumes, aunque un poco machucados algunos…
¿Se han fijado que a medida que van pasando los años nos va costando más hacer algunas cosas? Evidentemente porque hemos ido perdiendo el training, el estado físico, algunas fuerzas que teníamos antes. Hay que recordar que, mal que mal, nuestro esqueleto y músculos ya han sobrepasado los 65, 70 y 75 mil kilómetros. Las garantías ya están todas vencidas, nos han cambiado o reparado más de alguna pieza del motor (menos mal que siliconas no… hasta donde me han contado). Pero, hay que reconocerlo, se nos han ido soltando otras piezas, como los elásticos de los calzoncillos, los tirantes de los "brasier" y algunas amalgamas. Ni hablar de las muelas del juicio, que son de nuestra prehistoria… Por último, con el tiempo, y de eso estamos concientes, todo nos cuesta un poco más, nos cansamos más seguido y nos hemos ido poniendo más tiesos… Me refiero a otras partes del cuerpo, no precisamente a esa que ustedes piensan.
Del libro "El cuerpo y sus miembros", de Isidoro Loy, un arquitecto amigo, rescaté algunas frases que tienen que ver con este tema:
-"El verdadero secreto para verse joven, es ser joven".
-"Debo estar envejeciendo… La gente me está empezando a decir que me veo tan joven".
(Lucy Moud Montgomery, 1874-1942).
-"En mi corazón soy joven. Ligeramente más viejo en otros lugares".
-"A los 976 años, Matusalén estaba tan bien, que parecía apenas de 365".
(Tristán Bernard, 1866-1947).
-"Si tienes más de 50 años y no te levantas con dolor en alguna articulación, lo más probable es que estés muerto".
-"Yo he pedido que me hagan joven de nuevo. Todo lo que quiero es seguir envejeciendo".
(Konrad Adenauer, 1876-1067).
-Ojo con este dicho italiano:
"Cuando se enciende un pajar viejo, más arde que el nuevo".
Pero a estas alturas de la vida, en esta bella e irremplazable altura en que nos encontramos, también aparecen capacidades en las que sí algunos de nosotros se van transformando en verdaderos expertos. Una de esas es la gran capacidad para hacer memoria, para recordar y contar. Les aseguro que no es esa memoria para acordarnos de tomar la pastillita aquella, o dónde dejamos las llaves del auto o el gorro de lana, o en qué parte dejé la tacita del café que recién no más me estaba tomando… Me refiero a la otra memoria, a la de antaño, a esa con olor a naftalina quizás, pero nuestra, a la del biógrafo, la del paletó y la mañanita, la mantilla de la guagua, la de la Cocoa Raff, la del Licor de Lone, el Aceite Ricino y el Aliviol comprados en la Botica, o de la Bidu y la "Orancrach" de la botella café con estrías. Esa memoria que nos lleva a contar a nuestros hijos y nietos muchas veces sobre nuestras correrías por el campo, por la cordillera, las pichangas del barrio o las clases de labores y economía doméstica de las chiquillas en el colegio. Los malones y nuestros primeros bailes, cuando teníamos que volver a la casa antes de las 10 ó… ya… a las 11, ni un minuto más… y terminábamos llegando en puntillas y agachaditos a las 12. ¡Cómo traspirábamos bailando el Rock and Roll, el verdadero Rock de Bill Halley y sus Cometas, saltando en los pasillos del Teatro Hollywood o del Cine Alameda, gritado como locos en el Cine Real, el Rex o el Gran Avenida! ¡Qué bellos años! ¡Y cómo brotan de fáciles esos recuerdos en ese Hacer Memoria! ¡Se nos hace tan fácil, nos hace tan bien!
No obstante, no es tan fácil que digamos, ya que ese es un ámbito de alta peligrosidad para todos nosotros, pues en su andar, nuestra mente debe atravesar campos minados, minados nada menos que por el temible Coronel Erick von Alzheimer, quien participó en 1700… ó 1600… mmmm… parece que en 1800… bueno, no importa, en la Batalla de Cancha… ¿Cancha Cuadrada? ¡No, no, no! ¿Cancha Peladaaaa? ¡No, tampoco! ¿Cancha Rayada? ¡Sííí!, en 1818, cuando pasó a la historia el famoso Desastre de Cancha Rayada. (Perdón, se me había atajado un coágulo, hay que estar siempre atentos).
Y haciendo memoria, ustedes deben recordar otra batalla, la de las Pirámides, en 1798, donde Napoleón se enfrentó en mameluco al ejército egipcio; perdón, Napoleón se enfrentó al ejército de los mamelucos en Egipto, eso es… Ellos, que en ese entonces jugaron de locales, perdieron 5 x 1, con lo que quedaron fuera de la Copa Ramsés II. De ahí la conocida frase y arenga de don Napoleón a sus soldados; más bien yo diría para culturizarlos un poco, les dijo: ¡Mirad! ¡Recordad que desde estos monumentos (refiriéndose a las pirámides), cuarenta siglos os contemplan!
Ustedes se preguntarán a estas alturas de mi alocución, para dónde va la micro, ¿o es que con los años don Humberto ya está pelando el cable, o está dando jugo? No, no es así, queridos amigos. Lo que pasa es que he estado sacando cuentas y me he percatado de que en este grupo selecto -lo más granado de los chiquillos de la tercera edad del Cajón del Maipo, ciudadanos ilustres de El Manzano a punto de traspasar la meta de agosto 2012- también al estilo de Napoleón, podemos alzar las voces y gritarles a nuestros vecinos a todo pulmón: ¡Cajoninos todos, Alcalde, Gobernadora y autoridades de San José de Maipo; aquí, desde las más altas ramas de nuestro Manzano Otoñal… 40 siglos os contemplan!
Y no es broma… Si no lo creen, sólo sumen los años que juntamos entre todos nosotros hoy aquí o simplemente multipliquen el promedio de nuestros años por los sesenta y tantos que somos en nuestro querido Club Manzano Otoñal, con el que hoy, vivitos y coleando y con gran orgullo, estamos celebrando tan importante fecha: ¡PASAMOS AGOSTO! ¡Hoy llega nuestro AÑO NUEVO!
Se cumple así un año más, un año más de seguir en la cancha, aquí, donde las papas queman, la cancha donde se ven los gallos. Y las gallas, por supuesto. Aquí estamos demostrando con nuestro espíritu, con nuestras capacidades, con nuestras actividades y expresiones artísticas, artesanales y productivas, que no sólo podemos, sino que además le estamos dando un gran prestigio a nuestra querida comuna, un gran ejemplo a los jóvenes que nos siguen, a nuestros hijos y a nuestros nietos.
El Cajón del Maipo necesita sacudirse, desempolvarse, emprender nuevos desafíos y lograr nuevas metas. Y nosotros los adultos mayores no nos hemos ido para la casa. Nos cuidamos un poco, sí, pero estamos aquí, en nuestra comuna, aferrados a la vida, con alegría y ganas de seguir dándole, seguir aprendiendo y entregando lo que sabemos, contando nuestras experiencias para que los que se empinan hoy por los senderos de la vida no cometan los errores que ya conocemos, no pierdan esfuerzos en caminos que no conducen a nada, sino que orienten esas energías y capacidades hacia esos campos que sí darán nuevos frutos para el bienestar de todos los habitantes de nuestra comuna.
Sigamos juntos en medio de este bello Cajón del Maipo. Sigamos entregando y entregándonos, regalándonos esta gran amistad entre nosotros, los que formamos este maravilloso grupo donde se suman tantos y tantos años, tantas experiencias, tantos recuerdos, tanto conocimiento. Cuidémonos, sí, pero sigamos poniéndole el hombro, poniendo nuestra alegría. ¡Viva la vida por siempre!
Humberto Espinosa Poblete,
31 de Agosto 2012.