Para los aficionados a los misterios, las conjuras y la política ficción (que abundan), pocas cosas resultan más fascinantes que aquellas sabrosas historias relacionadas a submarinos nazis emergiendo en las costas chilenas para desembarcar a selectos contingentes de jerarcas del hitlerismo nacional socialista. Un caso emblemático es el del famoso y controvertido sumergible U2 de Cabo Carranza, tema ampliamente difundido internacionalmente y documentado gráficamente por revista Ercilla en sus ediciones de junio y septiembre del año 2006. Según este medio, nada menos que el mismísimo Hitler habría llegado hasta las proximidades del Faro Carranza para quedarse a vivir sus últimos años oculto, bajo una identidad falsa, entre los hospitalarios vecinos del Maule, mientras el mundo entero lo hacía suicidado y calcinado en su bunker junto a Eva Braun, tras la poco amistosa entrada del Ejército soviético en Berlín.
No son pocos los que juran de rodillas haber visto al sumergible aparecer de entre la espuma en dichas costas de la VII Región, junto a otras misteriosas naves fantasmas que hasta hoy parecieran resistir, contra toda lógica conocida, a la corrosión y al paso inexorable de la Historia que, como sabemos, es un elemento altamente oxidante. Para condimentar aún más este ya harto sazonado mito, se han relacionado los arribos secretos a la relativamente cercana Villa Baviera y sus peculiares habitantes germanos con trazas de zombis.
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