DEDALITOS DE ORO Y SIEMPREVIVAS |
A la memoria de Kerry Oñate |
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Me cuesta creer que Kerry ya no esté con nosotros y que aquellas conversaciones telefónicas eternas, que se prolongaron durante más de dieciocho años, ya no se darán más. Kerry falleció una semana antes de que saliera publicado el anterior número del Dedal de Oro, donde iba un artículo suyo, algo muy propio de él.
Tras estudiar psicología y música, se dedicó a la crítica cinematográfica y musical. Enseñó cine en las universidades Católica y de Chile. Realizó programas radiales que duraron décadas en la Universidad de Santiago, dedicados al mundo del cine, la zarzuela y los musicales de Broadway. Fue integrante del cuerpo de docentes que constituyó la primera escuela de cine del país, en Viña del Mar, al lado de Aldo Francia, y, finalmente, dirigió la Cineteca de la Universidad de Chile desde fines de la década del 60 hasta 1976, cuando los militares la cerraron definitivamente.
Fue mi amigo y profesor. Creía en el cine fantástico y en lo fantástico, algo con lo cual debe estar solazándose en estos momentos, porque él no era creyente, es más, era agnóstico, y nunca le preocupó siquiera el problema de la existencia de Dios. Por ello, murió en Semana Santa.
Una semblanza:
Era un hombre cariñoso, amante de su mujer, casado por única vez, responsable, odiaba la vida nocturna, quería a sus cuatro hijos, siempre se preguntaba “por qué a mí”, alababa el cine chileno, siempre escribió alabanzas sobre los cineastas nacionales, logró acumular una gran riqueza (y por ello vivía en la calle La Fortuna, en Maipú), siempre aséptico, nunca le quitó el trabajo a otros (yo se lo quité a él), fervoroso admirador de Pedro Messone y los Paulos, tenía todos los discos de Los Cuatro Cuartos y Las Cuatro Brujas, le encantaba el folklore chileno, detestaba las pizzas hawaianas, nunca le pidió a una mesera que bailara para él, pasó innumerables veces por fuera del 18, pero nunca entró; sus colegas lo querían, sus alumnos también, publicó miles de artículos, y dejó un legado difícil de igualar. Tuvo una muerte plácida.
A Kerry le gustaba Fellini. A Fellini le gustaban las mentiras. Creo que a Kerry le habría gustado esto.
Jaime Córdova, abril 2011.
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La primera vez que Kerry publicó en Dedal de Oro fue en junio de 2008, gracias al contacto que nuestro amigo Martín Mellado hizo entre él y la revista. Esa vez, en el Dedal de Oro Nº 43, Kerry nos habló de Morricone; luego, en el Nº 44, tocó el tema de la nostalgia: ese extraño pesar por lo que se ha perdido; en el Nº 45 nos habló de Nino Rota, en el Nº 47 de Luis Buñuel y, por último, en la revista anterior a ésta, nos habló sobre la música india.
Kerry estaba demasiado solo, se notaba al hablar con él. Quizás lo que más deseaba –aunque ni él mismo se diera cuenta- era irse. Y se fue. Aquí lo recordamos ahora , y lo seguiremos recordando en estas páginas, algunas de las cuales fueron suyas. Toca en suerte que guardamos otros artículos suyos, que, llegado el momento, verán la luz. Dicen que nada es casualidad, y por tanto, que esos escritos estén en este resguardo es, sencillamente, un destino. La calidad siempre debe imponerse. La calidad siempre debe mostrarse. Gracias, Kerry, y nuestros sinceros saludos de siempre.
Juan Pablo Yáñez Barrios |
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SE NOS FUE SANTOS RUBIO
Tú, guitarronero grande Santos Rubio, dijiste adiós. A los 73 años dejaste tu Pirque, cantor poeta. Tu alma se elevó cantando. Tu cuerpo está en aquel cementerio, y tu voz, tus sones, tu estampa, tu poesía, están por doquier, en la palabra de tu pueblo, el espacio que te contuvo y te contiene. Adiós, cantor de lo divino y de lo humano. Adiós, tremendo folclorista y payador. Entrega nuestros saludos a «Chosto» Ulloa, quien de seguro te ha recibido con versos. Dicen que eras ciego, pero sabemos que con los ojos del espíritu ves la tierra, el agua, el fuego y el aire. Tú tienes ojos de creador.
J.P.Y.B.
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