Revista Dedal de Oro N° 70
Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 70 - Año XIII, Primavera 2014

ANIVERSARIO N° 222 DE LA COMUNA.

LA CONVIVENCIA FAMILIAR, SOCIAL Y COMUNITARIA
La necesidad imperiosa de conocer nuestros derechos y deberes. Organizarnos para vivir juntos.
Gimnasio del Liceo Polivalente de la comuna. Grupo folclórico BAFONA.
GIMNASIO DEL LICEO POLIVALENTE DE LA COMUNA.
GRUPO FOLCLÓRICO BAFONA. 9 DE JULIO. FOTO ANDRÉS ZAVALA.

La tolerancia

Desde hace ya mucho tiempo hemos dejado atrás, con escasas excepciones, la vida en pequeños villorrios campestres, lugar habitual de unas cuantas familias por lo general de edad madura. La necesidad de encontrar empleo, educación, salud, entre otros, nos ha hecho emigrar a grandes urbes con cientos de miles de habitantes. Tal "conjunción" de personas nos obliga a tener un comportamiento acorde con nuestra condición de "personas desconocidas".

Al hablar en tales términos, debemos "aprender" que el buen trato y la debida consideración son propios de "personas a personas", conocidas o no.

Es entonces que debemos practicar la tolerancia en nuestro diario vivir. El respeto al uso ordenado de los recursos hogareños. La necesidad de reconocer prioridades, el ayudarse mutuamente; es una pequeña parte de la praxis tolerante.

No nos puede resultar desconocido que nuestro comportamiento hogareño se vea reflejado en la vía pública. El respeto de paso por la calzada o vereda, el cruce de las calles, la fila para el uso de la locomoción pública, el uso de los asientos en los vehículos de locomoción, la cesión de paso a quienes deben bajarse. Todos menesteres cotidianos pero no menos importantes para nuestro diario vivir. Con la debida consideración, salvo excepciones, hemos de lograr un día tranquilo, eficiente y claramente reconfortante.

Con el mismo sentido común podríamos detallar el comportamiento de los diversos conductores de vehículos móviles, quienes tienen derecho a transitar por la ciudad, pero deben respetar las Reglas del Tránsito.

En fin, todos tenemos derechos. Tales derechos pueden ser naturales e irrenunciables, como el derecho a la vida, la salud, la educación; pero los hay también esporádicos, los cuales implican necesariamente el reconocimiento de nuestros deberes.

Tengo derecho a transitar, pero debo tener siempre en consideración, como deber, el derecho de los demás. Una persona en situación de emergencia me obliga a ceder mi derecho de paso.

Tengo derecho a solicitar servicios o asistencia, pero debo tener en consideración, como deber, el derecho de los demás. Una persona enferma, anciana o mujer embarazada me obliga a ceder mi derecho a la atención.

Tengo derecho a momentos de esparcimiento, y junto con ello, el deber de comportarme acorde con quienes me rodean.

Tengo derecho a escuchar música, y con ello, el deber de cautelar la tranquilidad de mis vecinos.

Tengo derecho a mantener mascotas, y junto con ello, tengo el deber de alimentarlas, cuidar su salud y velar por su comportamiento al interior de nuestros domicilios y su desplazamiento callejero.

Los beneficios

Debemos reflexionar en forma profunda al respecto. El buen uso de nuestros derechos y el reconocimiento natural de nuestros deberes, nos hacen personas tranquilas, eficientes, alegres y deseosas de vivir un nuevo día.

Una reflexión

El comportamiento suele ser complicado y ocupa muchas palabras; los resultados son evidentes y ocupan unas cuantas palabras.

Ing. Enrique Lavín Orellana,
Secretario Club de Leones
Comuna San José de Maipo,
Centro Cultural Ludwig van Beethoven.

 
 
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