Revista Dedal de Oro N° 70
Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 70 - Año XIII, Primavera 2014

CRÓNICAS DEL CAJÓN DEL MAIPO

RESCATE EN LA CORDILLERA Y VUELCO INESPERADO
CÉSAR BAEZA FERNÁNDEZ, Profesor de Estado, Exvoluntario Cuerpo de Socorro Andino Chile.
El jeep protagonista de estos sucesos. Embalse del Yeso.
EL JEEP PROTAGONISTA DE ESTOS SUCESOS. EMBALSE DEL YESO.



Entrada a la ruta donde se encontraron los arrieros perdidos.
ENTRADA A LA RUTA DONDE SE ENCONTRARON LOS ARRIEROS PERDIDOS.



Voluntarios del Cuerpo de Socorro Andino. Cerro Piuquencillo.
VOLUNTARIOS DEL CUERPO DE SOCORRO ANDINO
INSPECCIONANDO CUMBRES. CERRO PIUQUENCILLO.

Salimos de madrugada para acudir a un llamado de búsqueda y salvamento de tres arrieros de vasta experiencia en el arreo de ganado y baqueanos en la zona, desaparecidos en el Cajón del Maipo, identificados como Casimiro Martínez Guajardo, Raúl Contreras Quezada y Tomás Martínez González, de 60, 40 y 25 años respectivamente. Era el 01 de junio de 1982.

Se conformó una patrulla con dos voluntarios del Cuerpo de Socorro Andino de Chile; Alejandro Neira y Félix Quiroz, los que fueron seleccionados por su amplia experiencia en montaña y conocedores del lugar. En forma espontánea se sumaron a la patrulla, prestando apoyo logístico y facilitando un vehículo Toyota todoterreno nuevo, propiedad del suscrito, e indispensable para iniciar la búsqueda, dos montañistas más, con experiencia en sectores accidentados y glaciares. Se trataba de los hermanos Alfredo y Pedro Pérez Reveco.

Esta arriesgada empresa se llevó a afecto en una montaña durante un crudo invierno con persistentes lluvias en Santiago. Cargamos combustible al jeep de color verde radiante, con todos los implementos técnicos para la búsqueda y posible rescate. Aún permanecían algunas luminarias encendidas a esa hora de la madrugada de aquel día, cuando nos adentramos por el Cajón. Amenazantes nubarrones y lluvia de agua nieve incesante nos acompañaban, pasando una tormenta a la altura de San José de Maipo, que nos dificultaba la visión por el estrecho camino al objetivo.

De manera paralela, dos voluntarios del Cuerpo de Socorro Andino de Chile, de gran experiencia en altura y situaciones extremas, abordaban en el aeródromo de Tobalaba un helicóptero de la Prefectura Aeropolicial de Carabineros de Chile. Se trataba de los voluntarios Edmundo Quiroz, actual jefe nacional de C. S. A., y de Carlos Sepúlveda, ex director técnico de la institución, los que efectuaron una operación de descuelgue en el "Portezuelo Amarillo", a 4.500 y 4.000 metros de altura respectivamente, comenzando un descenso en esquíes, soportando temperaturas de 10° a 30° bajo cero. Estos arriesgados voluntarios solo encontraron huellas de guanacos.

Por otro lado, nuestro equipo de rescate por tierra, y bajo una persistente nevazón, logró ubicar a Sergio Covarrubias padre, el que nos informó con más detalles dónde hipotéticamente se podrían encontrar estos desaparecidos. Luego de pasar bajo las tuberías de presión de la Hidroeléctrica Queltehues por una huella formada por roca en descomposición y permanentes caídas de piedras, decidimos no seguir en jeep, el que comenzó a deslizarse hacia el fondo del río Maipo. Afortunadamente logramos amarrarlo con cuerdas a grandes rocas que se encontraban en la periferia. Después de aplicar técnicas de aseguramiento, pudimos ponerlo nuevamente en camino firme. Mucha adrenalina recorrió el cuerpo del suscrito al ver que su jeep nuevo y sin seguro contratado se perdía acarreo abajo.

Seguimos nuestro recorrido a pie, cargando pesadas mochilas con ferretería de rescate y otros equipos. Luego de aproximadamente una hora de caminata, llegamos al refugio de avanzada de los Martínez, una gran fortaleza de piedra con pequeñas ventanas, donde se aguardaban con gran angustia y preocupación los familiares de los desaparecidos. Entramos en conversación con esposas, hijos y amigos arrieros de la zona.

A eso de las 17:00 horas, la expedición decidió abortar la búsqueda, debido a que la nevazón aumentó con vertiginosa intensidad. Nos despedimos rápidamente de la comunidad de arrieros, comenzando el retorno a Santiago. Los integrantes de la patrulla abordamos el jeep color verde, cansados, con vestimentas embarradas, barbas crecidas, boinas negras y aspecto poco acorde a un equipo de búsqueda y salvamento, menos en lo que respecta a uniformes y logotipos institucionales correspondientes a estos procedimientos.

A la altura de "Pata del Diablo" aproximadamente, se produjo un evento inesperado; subió la comitiva del Sr. Presidente de la República de la época, don Augusto Pinochet Ugarte, acompañado por un grupo de escoltas y seguridad fuertemente armados con material de guerra. A medio camino fuimos interceptados por un funcionario de civil de casi dos metros de alto, equipado con un largo abrigo de pelo de camello, debajo del cual se asomaba el cañón de una potente ametralladora, mientras el resto del contingente nos apuntaba al cuerpo de manera amenazante. Se me ordenó estacionar el jeep frente a un barranco de unos 100 metros de profundidad, pero presintiendo las intenciones siniestras del jefe de escolta presidencial, ignoré su orden y lo puse frente a una gran roca. Luego de esto solicitaron nuestra documentación y que explicáramos por qué nos movilizábamos en un jeep verde similar a los de su institución, y también por qué nuestras vestimentas eran del tipo "guerrillero extremista". Además nos pidieron una explicación de por qué no asumimos la orden de estacionar frente al peligroso acantilado. Molesto y enfurecido, el jefe de escolta nos manifestó "si nos estábamos haciendo los vivarachos con él".

Posteriormente siguió el interrogatorio. Me preguntaron por qué yo usaba corte de pelo institucional, sumado a ser dueño de un jeep todoterreno similar a los de la escolta. Este jefe de largo abrigo café claro insistía en que nuestro objetivo en la zona no era la búsqueda de ningún arriero, sino un atentado a la comitiva general.

Felizmente, yo contaba con una "cartita bajo la manga"… creo que la última en esos difíciles momentos; le pedí como favor al jefe de escolta que tuviera la amabilidad de llamar a un familiar, subcomisario de Carabineros de Chile, de la Región Cordillera, con cargo en la 17 Comisaría de Carabineros de Las Condes. Pedí que se comprobara dicho contacto de confiabilidad, lo que afortunadamente fue constatado. Luego el escolta ofreció las disculpas del caso y fuimos despedidos amablemente estrechándonos las manos.

Seguimos nuestro recorrido a Santiago, casi olvidándonos de los arrieros perdidos y reflexionando que habíamos estado a punto de formar parte de la gran lista de víctimas y detenidos desaparecidos de la época… «Para mí que existe Dios», pensé.

Vuelco Inesperado.

En relación con los arrieros desaparecidos, se suspendieron las búsquedas, ya que continuaron las nevazones en la alta cordillera. Tiempo después fueron encontrados por sus propios compañeros tras los deshielos, en el mes de febrero de 1983, cerca de las faldas del volcán Maipo, totalmente congelados, tanto ellos como sus cabalgaduras, y todo por rescatar algunos animales rezagados del piño principal en la cordillera.

Con estos escritos rindo homenaje y una oración a estos sufridos y esforzados personajes de la montaña; arrieros, vaqueros, sus esposas, hijos y parientes. A la vez, realizo en esta crónica un gran reconocimiento a la loable acción voluntaria del Cuerpo de Socorro Andino de Chile, en la búsqueda y rescate de personas en montaña. Primera institución en terrenos montañosos en Latinoamérica, fundada el 31 de mayo de 1949, en Santiago de Chile.

Agradecimientos a todos los esforzados
protagonistas de esta crónica.
Bibliografía: Diario La Tercera, 01 de junio de 1982.
Archivo Rescates Cuerpo de Socorro Andino de Chile.

 
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