DON VICENTE BIANCHI JUNTO A AUTORIDADES. |
Siguiendo con nuestra serie dedicada al querido patriota Manuel Rodríguez, sus andanzas, vida, drama y reconocimientos, debemos rescatar una fiesta o, mejor dicho, una conmemoración de la muerte del patriota en la localidad de Tiltil.
Esta zona, de fuerte arraigo campesino y de pequeña minería, tiene el triste récord de ser la comuna donde, por razones que no comprendemos, se ubica el principal receptáculo de la basura de la ciudad de Santiago, lo cual genera entre sus habitantes una sombra de permanente pesar respecto de lo que será en el futuro la querida comuna de sus hijos y descendientes.
Esta situación contrasta fuertemente con lo que representa el Cajón del Maipo, de alguna forma crisol de la ecología cordillerana, remanso del turista de Santiago, lugar de medicina alternativa, esoterismo y muchas otras expresiones culturales de valor.
Pero sin desconocer lo anterior, hay un hecho que levanta el ánimo y llena de orgullo el corazón de los tiltilanos: la más importante conmemoración de la comuna, aun mayor que la que recuerda su fundación.
El 26 de mayo de 1818 cayó en ese lugar, víctima del más infame y cobarde crimen político, el patriota más querido de Chile, recordado y homenajeado por Neruda y muchos poetas y artistas a través de los años.
Manuel Rodríguez tiene quizás el lugar más importante de Chile en ese Tiltil; un digno panteón, un parque de esculturas, poemas tallados en piedra y, en conjunto, un lugar de encuentro cultural e histórico de la comunidad, por cierto, cuidado con el mayor esmero y respeto.
En esta oportunidad se celebró el día sábado 31 de mayo un multitudinario acto que, al margen de los consabidos discursos, reunió a la comunidad entera a venerar a su querido "don Manuelito".
Hubo desfiles de todas las Fuerzas Armadas, Bomberos, organizaciones sociales, colegios, clubes de huasos que, en un cálculo más bien conservador, pudo alcanzar más de cinco mil personas, más otros miles de ciudadanos locales que participaron entregando ofrendas florales y, de paso, disfrutando de cocinerías populares y de un día de sano esparcimiento familiar.
Este acto, que se celebra anualmente, ha ido alcanzando año a año una mayor importancia, congregando a mayor cantidad de gente participando. En esta oportunidad contó con la actuación artística del coro de don Vicente Bianchi y del propio don Vicente, que, a sus años, es todavía el referente máximo de nuestra chilenidad y folclore musical.
En resumen, asistimos a una impresionante conmemoración, con el respeto que merece la triste situación ocurrida allí, ya relatada de forma inédita en nuestro anterior número.
De allí al calor patriótico que se produce en estas ceremonias, surgió la idea entre las autoridades presentes y la familia del patriota, la idea de que sería de máxima justicia trasladar los restos de Manuel Rodríguez a ese digno lugar. Sería un acto de reparación para los sufridos tiltilanos que, aparte de soportar una inclemente sequía por ya muchos años, viven entre la basura santiaguina, ahora eufemísticamente llamada "rellenos sanitarios".
Asimismo, debemos recordar que sus restos reposaron en Tiltil por más de setenta años antes de ser llevados a Santiago, donde pasaron casi al olvido hasta la fecha.
Actualmente, los restos de Rodríguez reposan en un modesto monumento, al parecer erigido por el Ejército de Chile, en el Cementerio General, sin que a mi entender o saber se le rinda homenaje alguno, fuera de algunas pequeñas organizaciones que se reúnen en la fecha de su nacimiento, y celebran con una ramada, chicha y cuecas.
El Estado de Chile, y en especial el Ejército, deben reparar el injusto olvido en el que han sepultado a un patriota que dio la vida por nuestra libertad y democracia, y que además tiene la máxima veneración de nuestro pueblo, que jamás lo ha olvidado.
Ha llegado la hora de dar una vuelta de mano a Tiltil y darles la gran satisfacción de contar en su comuna con una cripta de un padre de la patria.
En la ceremonia del 31 de mayo varios parlamentarios ofrecieron sus oficios ante los organismos respectivos para lograr este ansiado cometido, que llenaría de orgullo a esta maltratada comunidad y que, de paso, le dará un realce imperecedero al aniversario de su muerte.
Les tomaremos la palabra e informaremos por este medio de los logros obtenidos.
Juan Esteban Rodríguez,
Mayo 2014.