En la figura se muestra una cadena trófica de 4 niveles. En el nivel primero se aprecian los productores; en el segundo, los herbívoros/omnívoros; en el tercero, los carnívoros; y en el cuarto, los necrófagos o carroñeros. El veneno no elige a sus víctimas y se esparce por todas partes. Cuando se utiliza venenos, estos permanecen mucho tiempo en el campo y se transmiten de una animal a otro y pueden afectar el agua e incluso a las personas. Si el veneno es consumido por los carnívoros, por ejemplo vía consumo de ejemplares omnívoros envenenados, se genera un proceso de biomangnificación que es un proceso de bioacumulación de una sustancia toxica (bioacumulación es el proceso de acumulación de sustancias químicas en organismos vivos, que afecta posteriormente al carnívoro, generándole la muerte). Posteriormente el cadáver es consumido por un necrófago, por ejemplo un cóndor, que también podría resultar muerto.
En el mes de agosto del año 2013, se evidenció el cruel acto de envenenamiento masivo de ejemplares de cóndores (Vultur gryphus) en el sector de los Quilos, distante 18 kilómetros de la ciudad de Los Andes, en la quinta región. Los cóndores en vuelo caían al suelo y chocaban con piedras y tendidos eléctricos; incluso algunos caían en cursos de agua. Gracias a la efectiva ayuda de personas civiles y Carabineros de Chile, se logró rescatar a 19 ejemplares vivos. Estudios llevados a cabo por el Servicio Agrícola y Ganadero concluyeron que los ejemplares habían sido envenenados con un plaguicida llamado difenilamina. Aparentemente, en un cadáver muerto de un animal se echó dicho plaguicida para su posterior consumo por perros salvajes, para así terminar con la matanza de ganado por parte de estos animales. Afortunadamente, 19 ejemplares de cóndores fueron liberados gracias al trabajo mancomunado de médicos veterinarios especialistas en aves rapaces y personas desinteresadas que valoran el rol ecológico de esta especie y que no quieren perder la emoción y el privilegio de ver volar por la cordillera de los Andes a tan majestuosa ave.
Karma Pema Dorye,
Vecino de El Manzano.