Revista Dedal de Oro N° 62
Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 62 - Año XI, Primavera 2012
PALABREANDO
ACÁ EN TSCHICUREO TOMAMOS TSCHITSCHA EN CATSCHO
VANIA RÍOS MOLINA, PROFESORA DE HISTORIA, EDITORA DE TEXTOS DE DEDAL DE ORO.

De que el país está mal, no cabe duda alguna. El descontento popular se ha dejado sentir casi a diario en las calles de Santiago. Marchas de todos los sectores sociales, tomas en colegios, creativas intervenciones artísticas y otras no tanto, a juzgar por la reacción de la autoridad, que no ha vacilado en reprimir con violencia a quienes legítimamente salen a exigir lo justo, lo que corresponde en una "Democracia".

Pero para política y noticias trágicas tenemos a los noticieros. Lo que me trae por acá, lo mío, es otro asunto… las palabritas. Y desde una perspectiva jocosa -si fuera posiblevine a hablarles de ellas, a partir de una experiencia auditiva que viví en una de estas marchas, en medio de una estampida humana y que paso a comentarles. La arenga decía más o menos así:

¡Cabros! ¡Ganémoslos detrás del "tiosco", "arrejúntense" todos, que vienen los pacos con las "lagrimógenas" y "dospués" no "podimos" ni respirar!

¡Chiquillos! "No salgan pa' fuera"… Andan los pacos "golpiando" a to'o lo que se mueve!

Ojo. Lagrimógena para el manifestante, lagrimógena para el preparado periodista de la tele. No hay diferencia.

Estamos en presencia de los llamados "vicios del lenguaje", es decir, errores que se cometen al emplear una lengua. Hablo de errores mirados desde un criterio "tradicional normativo", es decir, adecuado a la lengua culta, y especialmente, a la lengua escrita. Por tanto, no está de más aclarar que lo que corresponde a una falta en una variedad o nivel de la lengua puede no serlo en otra. He ahí el dinamismo y la flexibilidad del lenguaje… ¡Una maravilla!

Hilemos fino. Los vicios del lenguaje se pueden dividir en dos categorías principales: vicios de dicción y vicios de construcción. Los vicios de dicción consisten en el mal empleo de un vocablo considerado en sí mismo, sin tenerse en cuenta sus relaciones con las palabras del contexto. Los vicios de construcción, por su parte, designan todos aquellos usos incorrectos de las palabras, consideradas en su relación con otras palabras de la misma frase u oración. Veamos algunos casos.

Vulgarismo: como la palabra lo dice, corresponde a una frase o dicho usado por el "vulgo" y es la falta en la pronunciación o en la formación de los vocablos. Ejemplos:

Por sustitución de fonemas:
"Juimos a la casa de la agüela, y los calentamos al juego del brasero un ratito".

Por omisión o adición de fonemas:
"Dentramos y no había nadien", "¡Máikel, deja de lamberte los dedos!", "Ya no te creo nada… eres un inresponsable".

Muletilla: Hábito de repetir sistemática e inconscientemente una palabra, frase u oración. Ejemplo:
El tan conocido "cachái", muletilla omnipresente en conversaciones de adolescentes, jóvenes y no tan jóvenes…
Y cachái que estaba ahí, me miró con esos tremendos ojos y yo le miré los labios, ¿cachái? y no supe qué hacer… estaba demasiado nerviosa, ¿cachái?

Cacofonía: Combinación o unión de sonidos inarmónicos y poco gratos al oído. Ejemplo:
"Pamela me la molió", "Les presento a mi esposa, Rosa Espinoza".

Arcaísmo: Frase o palabra anticuada y en desuso. Son voces que la lengua general ha ido desechando, aunque algunos perduran en el habla de las zonas rurales o en el habla de personas poco instruidas, por lo que pasaron a considerarse vulgarismos. Ejemplo:
"Endenantes salí a aguaitar si venías, pero no llegaste. Tuve que arrempujar sola el sofá, y aunque al hacerlo me haiga trompezado, no me importa. Eso sí, te lo empresto sólo por unos días".

Dequeísmo: Abuso con las palabras "de que", donde está de más la preposición "de". Ejemplo:
Pienso de que no podré aguantar mucho tiempo sin verte.

Queísmo: Por temor a caer en el dequeísmo, se suprime la preposición "de", de manera incorrecta. Ejemplo:
"Es hora que dejemos de ser cobardes y nos veamos las caras".

Sonsonete: Ruido en la pronunciación. Es alterar el correcto sonido de algunas consonantes. Un ejemplo de sonsonete vinculado a un sociolecto (forma de expresión según el estrato socioeconómico) sería el famoso "Tsch" del cuico, que dice:
"Acá en Tschicureo tomamos tschitscha en catscho". El sonsonete de origen más humilde diría: "Lushaaaa, te le manshó la shaleca con leshe shocolatá y te le cortó al huinsha de la shala".

Monotonía o pobreza léxica: Consiste en el uso reiterado y excesivo de los mismos vocablos para expresar ideas diferentes y para las cuales existen palabras más precisas. Ejemplo:

Decir: decir un discurso (pronunciar un discurso), decir un ejemplo (nombrar un ejemplo), decir lo que ocurrió (contar lo que ocurrió), decir un poema (recitar un poema).

Pleonasmo o redundancia: Este error ya lo hemos revisado en algún Palabreando. Deriva griego «pleonasmos», que significa sobreabundancia. Consiste en adicionar palabras innecesarias a una frase, pues su significado ya está explícita o implícitamente incluido en ella. Como figura retórica puede aceptarse su uso, ya que le brinda fuerza a una expresión. Como error estilístico también se conoce como redundancia. Como quiera que sea, para nuestros fines, consideraremos ambos términos como sinónimos.

Ejemplo: Lo leí hace poco en Facebook, donde una amiga comentó: "Me salió un orzuelo en el ojo". Sólo en ese lugar suelen aparecer esas inflamaciones.

Barbarismo: Proviene del latinismo "barbarum" y tiene dos acepciones: una se refiere a lo bárbaro como extranjero, como la palabra software; y otra que convierte el vocablo en sinónimo de salvaje, en cuyo caso, se trataría de pronunciar o escribir mal las palabras o emplear vocablos impropios. Ejemplo:
"Me engañastes, me mentistes, me dijistes que me amabas".

Espero que el Palabreando de hoy les haiga gustado.

¡Hasta la próxima!

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