Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 58 - Año X, Primavera 2011

DIA DEL MINERO

EL SÁBADO 13 DE AGOSTO SE CONMEMORÓ
EL DÍA DEL MINERO EN LA LOCALIDAD EL VOLCÁN

CECILIA SANDANA GONZÁLEZ

La celebración del Día del Minero es ya una tradición, pues la zona de El Volcán ha sido históricamente el corazón minero del Cajón del Maipo. Participaron la Junta de Vecinos Nº 15 de El Volcán, la Agrupación Cóndores de El Volcán y La Agrupación de Mineros del Cajón del Maipo, que fueron acompañadas por diversas autoridades provinciales y antiguos mineros, con recuerdos imborrables de aquellas montañas.

La vieja escuela fue el escenario para los saludos a esta tierra y a San Lorenzo, Patrono de los Mineros, que, según cuenta la leyenda, fue martirizado muriendo quemado en la ciudad de Roma por guardar los tesoros de la iglesia católica -metales preciosos-, razón de la analogía con los mineros. Pero hay quienes piensan que el valor de Lorenzo al enfrentar la muerte sin temor es parecido al de los trabajadores, que se encuentran día a día enfrentándose a las vicisitudes de la naturaleza.

El sol nos acompañó aquél sábado. Había un ambiente festivo en el pueblo. El patio de la escuela se llenó de gente, de niños jugando, de viejos mineros que rememoraban sus andanzas por las entrañas de la tierra, de volcaninos haciendo el asado y de mujeres con delantales ayudando en las labores.

Se inició el evento con la tradicional búsqueda de la bandera, que se instaló en la falda de la montaña, a la entrada de la mina El Álamo. Un grupo de voluntarios fue en su rescate. Al llegar se dio inicio oficial a la celebración con el himno nacional y una oración al Santo Patrono.

El escenario recibió a “Los cantares del Volcán”, con sus instrumentos, los coloridos vestidos de la chinas y el sonido de las espuelas de los huasos, que entregaron cuecas, trotes y huarachas, haciendo rebotar el eco entre las montañas.

Saludos de los organizadores y autoridades hubo. Se pidió no olvidar al pueblo de El Volcán y a su gente, y rescatar la labor minera y pirquinera; no olvidar los frutos que se entregaron a la comuna y al país, y tampoco al tren que dejó de llegar hasta su última estación.

Una pequeña niña de la localidad -Paula Castillo- nos deleitó con su hermosa voz. La canción era de su propia creación. La fiesta culminó con la presentación del profesor de la escuela Fronteriza San Gabriel, Alfredo Gibert, quien presentó obras de Violeta Parra y Víctor Jara, y una representación teatral en honor a los mineros. El arte, la música y los sueños estuvieron presentes, y después nos sentamos entusiasmados con el asado que prepararon los vecinos, y con los brindis de vino tinto por el pasado y el futuro.

Admirable es aquella capacidad de organización, de lanzar un grito más allá de las montañas diciendo que el pueblo tiene vida, fuerza y tesón, pese a estar situado en la cordillera. Hoy no está muy poblado, pero nos hace recordar lo que fue: el gran enclave minero y el paseo obligado, pues el ferrocarril tenía allí su última estación, de donde se salía a las calles polvorientas, las cantinas, el cine, las casas de colores y el silo dando la bienvenida a los paseantes.












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