Mantis religiosa (palote) en la Estación El Melocotón. Contra la creencia popular, no pica, a lo sumo se defiende con sus garras, que no alcanzan a dañar al ser humano. Esta apareció en la cabina de la locomotora y aprovechamos de fotografiarla antes de guiarla hacia la naturaleza. Sus patas delanteras semejan la actitud de rezo, de ahí su nombre. Puede girar la cabeza en 180 grados y posee cinco ojos: dos compuestos y tres simples, de modo que vigila su entorno en busca de moscas, polillas, grillos, saltamontes y otros insectos de los que se alimenta. Se mimetiza perfectamente con plantas y ramas al adoptar el color (verde o marrón) de esos elementos vegetales. La hembra suele devorar a su pareja macho después o durante el apareamiento, lo que le aporta las proteínas necesarias para su rol de futura madre. Pone centenares de huevos, de las que surgen pequeñas mantis de aspecto casi igual al de su madre. (Fotos: jpyb, 08.03.2014.) |