Revista Dedal de Oro N° 67
Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 67 - Año XII, Verano 2014

COMPRENSIÓN DE LECTURA

SOBRE EL APRENDER A LEER
ROBERTO VON BENNEWITZ GOTSCHLICH
NO más impuesto al libro.

Está ampliamente difundida la idea de que los niños de esta época no quieren estudiar, no están dispuestos a hacer el esfuerzo de aprender, no se esfuerzan en pensar, desean o aceptan que otros lo hagan por ellos, no tienen comprensión de las ideas abstractas que les imparten sus profesores, "no entienden lo que leen", no gustan de la lectura y rechazan los libros. El tema no es nuevo ni mucho menos, pero se ha agudizado en estas últimas décadas en Chile y no se advierten soluciones ¿Los niños no están convencidos de que un logro es necesariamente el resultado de su propio esfuerzo y no de los demás? ¿Los niños están, en su gran mayoría, conscientes de la importancia de la adquisición de conocimientos en la etapa previa a la "lucha por la vida"? ¿Actúan como si lo supieran? Nosotros pensamos que sí están conscientes, pero no pueden superar el problema. ¿Están convencidos nuestros niños de que sin esfuerzo no es posible obtener logros de ninguna clase? ¿Están nuestros alumnos dispuestos a hacer el esfuerzo de aprender? Nosotros pensamos que sí lo están, pero no saben cómo lograrlo.

Lo que se hace en las escuelas, institutos y otros, es instrucción planificada, con apuntes y tecnologías de información. La educación no es sistemática ni está organizada. Ninguna de las tecnologías de información mencionadas puede reemplazar la capacidad de concentración en ideas abstractas o concretas o sustituir el hábito de reflexión o el entrenamiento reflexivo que genere nuevas ideas con base a las ya conocidas. No tenemos un Sistema de Educación.

A nuestro juicio, el problema es que los niños (alumnos y no "estudiantes") no saben leer, no han aprendido a leer (solo "deletrean" abundantemente), no gustan de aprender y rechazan la lectura y los libros (ellos contienen en sus páginas muchas palabras que no comprenden, que no tienen significados para ellos). Tampoco comprenden las ideas que les imparten sus profesores. De muchas de las palabras con que se les habla, desconocen su significado. En lo que respecta a pensar, entonces "piensan poco"; están limitados frecuentemente a lo que se les pregunta en las aulas, señalando como respuesta "saberlo, pero no saber cómo decirlo" (¿?). Realmente ellos no saben cómo salir de esta prisión. Nosotros los seres humanos pensamos con palabras ("pensar es hablarse a sí mismo") y no cabe duda de que el dominio o manejo de un gran número de palabras con sentido, con significado, "esclarece", "ilumina" el Pensamiento.

El pensar exige, como vemos, conocimiento; la comprensión del significado de las palabras (además de ideas, sentimientos, experiencia). Es necesario entonces aumentar el conocimiento de un número importante de palabras con significado; ello estimulará el deseo de aprender, el pensar, el gusto por la lectura, por los libros y otros. Con ello, en Chile se pasará de la idea de alumno (del latín alere, "ser alimentado") a la de estudiante (de estudiar, del latín studere "esforzarse, gustar por comprender, por saber").

El tesoro de la juventud: el balancín de la vida.
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