Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 58 - Año X, Primavera 2011
INTERNETADAS

TEORÍA DEL INFIERNO

La siguiente pregunta fue hecha en un examen trimestral de química en una universidad española. La respuesta de uno de los estudiantes fue tan “profunda” que el profesor quiso compartirla, vía Internet: ¿Es el Infierno exotérmico (desprende calor) o endotérmico (lo absorbe)? La mayoría de los estudiantes escribió sobre la Ley de Boyle (de por qué el gas se enfría al expandirse y se calienta al comprimirse). Pero un estudiante escribió lo siguiente:

«Primero necesitamos saber cómo varía la masa del Infierno en el tiempo. Para ello hemos de saber a qué ritmo entran y salen las almas allí. Pero tengo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen más. Por tanto, no se producen salidas. En cuanto a cuántas entran, la mayoría de las religiones declara que si no perteneces a ellas, irás al Infierno. Dado que la gente no pertenece a más de una religión, podemos concluir que todas las almas van al Infierno. Con las tasas de nacimientos y muertes actuales, se deduce que el número de almas en el Infierno crece exponencialmente. Por otro lado, según la Ley de Boyle, para que la temperatura y la presión del Infierno se mantengan estables, el volumen debe expandirse en proporción a la entrada de almas. Hay, por tanto, dos posibilidades: 1ª: Si el Infierno se expande a una velocidad menor que la de entrada de almas, la temperatura y la presión en el Infierno crecerán hasta que éste se desintegre.

2ª: Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la de la entrada de almas, la temperatura y la presión disminuirán hasta que se congele. ¿Qué posibilidad vale? Si aceptamos lo que me dijo Teresa en mi primer año de carrera: «Hará frío en el Infierno antes de que me acueste contigo», y considerando que anoche me acosté con ella, la segunda posibilidad es la verdadera. Entonces doy como cierto que el Infierno es exotérmico y que ya está congelado. El corolario de esto es que, estando el Infierno ya congelado, no acepta más almas y está, por tanto, extinguido, dejando al Cielo como única prueba de la existencia de un ser amoroso, lo que explica por qué, anoche, Teresa no parara de gritar «¡Oh Dios mío!».

VISIÓN GUARANÍ DEL INFIERNO,
GRABADO DE J.E.NIEREMBERG (1705)
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