Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 54 - Año IX, Primavera 2010
PROSA
HOY LA VI…
Para Ana, la bella caserita de la Vega
HUMBERTO ESPINOSA POBLETE
Hoy la vi, la sentí, la escuché… me llegó su aroma y su alegría… La imaginé una vez más, como tantas otras, cuando mi ansiedad la arranca desde los recuerdos lejanos para regar los campos de mi imaginación. Iba radiante, con su pelo revuelto entrelazado con los rayos del sol. Caminaba entre las frutas y las verduras que llenaban de frescura esta mañana las viejas calles que rodean la Vega. Caminaba alegre entre los recipientes de flores, en medio de ese ir y venir apretado de hombres, mujeres y toldos, entre canastos y bandejas rebosantes de papas, pepinos y largas matas de apio. En medio de ese
 
griterío desordenado y cercano de los veguinos madrugadores, iba ella con su paso gracioso despertando los amables gritos de los puesteros que trataban de conquistar su atención…

-¡Caseriiiita, le tengo los cebolliiiines…! ¡Venga...! ¡Mire las paaaaltas, casera! ¡Mauritas las paltas…! ¡De Toconao los tomates…! ¡Coloraiiiitos le tengo…!
-¡Las naranjas, mi linda…! ¡Con yapa, a mil la malla…, mireee!
-¡Los pomeeelos, los limones, caseeera…! ¡Jugosiiiitos de Pica, le tengooo!
-¡Aquíiii, oiga, mire... las acelgas patroncita, de Chiu Chiu le tengo, fresquitas las espinacas y los rábanos!

Se pierden las voces como en un sólo murmullo de mar, como el zumbido del viento arremolinado en el desierto. La Vega, una vez más, tendió esta mañana sus alfombras de colores, derramando música, olores y alegría por las calles vecinas del barrio, llevando una vez más el perfume húmedo de nuestra tierra. Seguida por la bullanga y el cantar de los puesteros, ella se desliza ágil y coqueta, con su buzo y pelo al viento, con sus ojos muy abiertos, de puesto en puesto preguntando atenta los precios, para luego ir llenando su carro con los frescos frutos, fragantes, verdes, rojos y amarillos.

-¡Lleve el cilantro… el perejil, caseeeraa! ¡Tan olorositos los ataos, mi reeeina…!
-¡El ajicito le tengo, verde y picarón, caserita…! ¡Llévelos pa'l pebre y los tomates!
-¡Frutita le tengo pa' los regalones, mire las manzanas, las naranjas jugositas…! ¡A luca y media la maaaalla, caseraaaaaaaaaaa…! ¡Tamos regalando, tamos regalando, mi linda...!

Las naranjas, los mangos, las papayas y otras frutas venidas del interior, le abren paso con su aroma, por entre los estrechos senderos de la Vega y su vibrante e inagotable ir y venir. Al pasar ella, se agitan como banderas los toldos multicolores, anunciando su llegada, para compartir todos esa vibrante y joven alegría que la caserita va derramando por los laberintos entre los puestos, los sacos, los cajones y canastos.

Ahí va ella, de compras esta mañana luminosa, estampando una vez más sus pasos, su alegría y su vida, sin quererlo, sin saberlo, en mi fértil y lejana imaginación. Hoy la vi, estuvo en mi pensamiento una vez más, llenándome de luces y alegrías, como antes, a mi lado, tantas veces lo hizo.

2002

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