Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 53 - Año VIII, Invierno 2010
PALABREANDO
PALABRAS EMPARENTADAS
Vania Ríos Molina

EN MI INFATIGABLE BÚSQUEDA DE TEMAS PARA ESTA REVISTA, HACE UNOS DÍAS DI CON LA PÁGINA DE LA FUNDACIÓN ESPAÑOLA FUNDÉU (FUNDACIÓN DE ESPAÑOL URGENTE), DONDE ME TOPÉ CON UN VERDADERO HALLAZGO LINGÜÍSTICO. SE TRATA DE LOS PARENTESCOS DEL LENGUAJE, ASUNTO QUE ALGUNA VEZ ME INQUIETÓ PERO NUNCA LLEGUÉ A INVESTIGAR. AFORTUNADAMENTE, OTROS LO HICIERON POR MÍ Y, MEJOR AÚN, ENCONTRÉ EN EL ENORME UNIVERSO WEB PARTE DE SU TRABAJO... ALGÚN MÉRITO HE DE TENER...

SOBRE LA MATERIA EXISTEN ARTÍCULOS EN DISTINTOS SITIOS, LA MAYORÍA BASADOS EN EL LIBRO “PARENTESCOS INSÓLITOS DEL LENGUAJE” QUE EN PALABRAS DE SU AUTOR, EL TRADUCTOR Y TERMINÓLOGO ESPAÑOL FERNANDO NAVARRO, TRATA SOBRE PAREJAS DE PALABRAS GRÁFICA Y FONÉTICAMENTE SEMEJANTES -CONSECUENCIA LÓGICA DE UN MISMO ORIGEN ETIMOLÓGICO-, PERO QUE EN LA ACTUALIDAD SE USAN CON MUY DISTINTO SIGNIFICADO. NO ES DIFÍCIL DEDUCIR QUE CORRER Y CORREDOR COMPARTEN UN ORIGEN COMÚN; LA COSA SE PONE BUENA CUANDO COMPROBAMOS QUE INCUBAR Y CONCUBINA, POR EJEMPLO, TAMBIÉN ESTÁN EMPARENTADOS. O GRULLA Y GRÚA, BACILO E IMBÉCIL, VAGINA Y VAINILLA, CASTIDAD Y CASTIGO Y UNA LISTA MÁS O MENOS EXTENSA QUE POCO A POCO IREMOS DESCUBRIENDO.

EN EL EXTREMO OPUESTO ENCONTRAMOS PALABRAS QUE BAJO IDÉNTICA FORMA EXTERIOR, SIN NINGÚN CAMBIO GRÁFICO NI FONÉTICO, TIENEN HOY EN NUESTRA LENGUA SIGNIFICADOS COMPLETAMENTE DIFERENTES. ASÍ, UN ATLAS PUEDE SER TANTO UN LIBRO DE MAPAS COMO LA PRIMERA VÉRTEBRA CERVICAL. LA PUPILA ES LA TRABAJADORA DE UN PROSTÍBULO Y TAMBIÉN LA LLAMADA NIÑA DEL OJO... PERO ESTE ASUNTO LO ABORDAREMOS EN OTRO MOMENTO. CENTRÉMONOS HOY EN EL INSOSPECHADO VÍNCULO QUE DA FORMA A LOS PARENTESCOS DEL LENGUAJE.

INCUBAR Y CONCUBINA: En latín el verbo cubare significa yacer, acostarse o estar echado. De esta palabra derivan otras como incubar, es decir, estar acostado sobre algo o empollar, eso que hacen las gallinas para que sus polluelos puedan ver la luz algún día. En medicina, se llama período de incubación al que transcurre desde que entra un microbio en nuestro organismo y yace en él hasta que se manifiestan los primeros síntomas de la enfermedad, e incubadora una urna de cristal en la que se acuesta a los recién nacidos prematuros para facilitar su maduración. Un poco menos predecible es la relación que cubare tiene con la palabra cubile o cubil, que se aplica al sitio donde las bestias salvajes se recogen para dormir... ¡Cómo no recordar el cubil felino de los Thundercats! De su plural cubilia deriva la actual cobija, que es como en muchos países de Hispanoamérica llaman a las mantas u otras ropas de cama. En España, se ha perdido ya casi por completo esta palabra, pero sigue utilizándose mucho el verbo cobijar, ya sea en el sentido literal de “tapar o cubrir con una manta” o en el metafórico de “amparar o dar refugio a alguien”. Seguramente ya ha adivinado que una concubina es la mujer que se acuesta con un hombre. En rigor, debería aplicarse ese nombre a la mujer legítima, curiosamente, en la práctica sólo se aplica a la mujer que mantiene relaciones sexuales con un varón sin estar casada con él.

GRULLA Y GRÚA: El ave zancuda que en español llamamos “grulla” (del latín grus) recibe en países como Francia el nombre de grue, que está íntimamente emparentado con otras tres palabras españolas: La primera de ellas es grúa, utilizada en castellano para designar una máquina destinada a levantar pesos, por su semejanza con la figura de una grulla, de largo pescuezo y prolongado pico. La segunda palabra corresponde a uno de los quesos más famosos del mundo, el gruyère o gruyer, que toma su nombre de la localidad suiza de Gruyères. No está claro el origen del nombre Gruyères, pero los expertos en la materia apuntan una relación con las grullas, pues este pájaro está presente en el escudo de armas de los condes de Gruyères desde el siglo XIII, y sigue siendo hoy el emblema de este pintoresco pueblo del famoso queso. No creo que a alguien se le haya pasado por la cabeza que nuestra tercera palabra se encuentre emparentada con las grullas. Cuentan que en los acaballaderos ingleses era costumbre poner en los registros genealógicos de la cría de caballos una marca formada por tres pequeños trazos rectilíneos, muy similar a la huella de la grulla. Con el tiempo, el nombre de esta marca: pied de grue (“pie de grulla”), en francés, deformado por la pronunciación de los ingleses a pedigree, se utilizó para designar el árbol genealógico de un animal de pura sangre; es decir, lo que ahora en castellano llamamos pedigrí. Increíble.

CASTIDAD Y CASTIGO: En latín, castus significa puro, virtuoso o casto, indudablemente un valioso atributo humano. Sin embargo, desde hace mucho esta cualidad ha escaseado en el mundo pues ya en latín se vieron en la necesidad de acuñar también un antónimo para castus, con ayuda del prefijo privativo in-, que se halla en el origen de nuestros vocablos incesto e incestuoso, referidos a la relación sexual entre hermanos, o entre padres e hijos, o entre otros parientes próximos.
 




Lo casto ha tenido desde siempre una fuerte carga sexual, hoy ya casi exclusiva, idea reforzada por ejemplo, con el uso del cinturón de castidad, que impediría el encuentro sexual -en su sentido más básicoentre un hombre y una mujer. Esto, muchas veces nos hace olvidar que en un principio casto era sinónimo de puro y se aplicaba a la persona que se atenía a los ritos, las leyes y las costumbres. De ahí que, formado con ago (“hacer”), el verbo latino castigare (literalmente, “hacer puro”) se usara primero en el sentido de “educar”; más tarde, en el de “instruir” o “corregir”, y, por último, en el de “corregir con rigor al que ha errado”, que es el que hoy conservan palabras como castigar o castigo.
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