Encabezado Dedal de Oro
EL TREN: A TRAVÉS DE DEDAL DE ORO
PALABRAS DEL DIRECTOR CULTURAL DEL PROYECTO AVE FÉNIX
Extracto de "TREN: PROYECTO AVE FÉNIX" - Dedal de Oro N°58, Por: Juan Pablo YÁÑez Barrios
Inauguración Sala Cultural Fidel Sepúlveda Llanos en Estación El Melocotón.

Con la asistencia de numeroso público, payadores, músicos; la degustación de ricas empanadas, bebidas, vinito; y una sorprendentemente hermosa exposición de pinturas sobre el trencito -con cuadros pintados por algunos ancianos de la Fundación las Rosas-, el sábado 24 de septiembre, en la Estación El Melocotón -donde se desarrolla el Proyecto Ave Fénix para la recuperación del ex tren militar del Cajón del Maipo-, se lanzó el primer verso para la formación de la sala cultural Fidel Sepúlveda Llanos. Ofrecemos en estas líneas las palabras dichas en esa ocasión por el director cultural del proyecto, Juan Pablo Yáñez Barrios. Para saber sobre la persona y obra de Fidel -al que su viuda Soledad Manterola, su hija Javiera, su yerno Pablo y las nietecitas Violeta y Blanca también le ofrecieron su homenaje en ese asoleado día- invitamos a visitar www.proyectoavefenix.cl, sección «noticias» (ver haciendo clic aquí).


Escenario para la Inauguración de la Sala Cultural Fidel Sepúlveda Llanos
El improvisado escenario en la Estación El Melocotón cumplió
su función. A la izquierda, de fondo, se ve parte de la exposición
de cuadros sobre el tren presentada por la fundación las rosas,
mientras algunos payadores dan vía libre a sus versos.
El público siguió atentamente el desarrollo del evento,
trasladando poco a poco sus sillas a la sombrita de los árboles...

Amigas, amigos: Me es grato saludar a cada uno de ustedes. Quiero saludar sobre todo a las personas de la Fundación Las Rosas, quienes nos presentan hoy una exposición de pinturas relacionadas con lo ferrocarrilero, hechas por algunos de sus integrantes. También, y muy especialmente, me es muy grato saludar, hoy, a Fidel Sepúlveda Llanos, sin duda presente en este acto. Por una parte nos convoca aquí la muy digna acción cultural dirigida a la recuperación de un trencito amado por todos –encarnada por el Proyecto Ave Fénix-, pero por otra, también nos convoca la labor cultural de un hombre que dedicó todo su viaje por esta vida a dignificar los valores profundos de aquel Chile metido en el tuétano del pueblo chileno.

Elegir el nombre de Fidel para la Sala Cultural de la Estación El Melocotón, no sólo cumple con el objetivo de unir dos aspectos de la cultura creativa –un aspecto colectivo: el rescate del tren, y otro personal: la obra escrita de un hombre- sino también cumple con el objetivo de relacionar esos dos aspectos, esas dos acciones de diferentes ámbitos, en el reconocimiento de aquella cultura creativa que abarca todos los aspectos de la vida y que, en su conjunto, va conformando los valores patrimoniales del país.

En realidad, el integrar a Fidel al Proyecto Ave Fénix, de algún modo significa traer a lo visible, a lo cotidiano, a la presencia permanente, a una persona que, a pesar de los notables valores dejados tras sí, corre el riesgo de no ser valorado como se merece, aquí y ahora. Esto suele ocurrir en Chile, desde siempre, sobre todo en el campo cultural, el más desvalorado en el ámbito de la vida nacional, y eso, a pesar de que la cultura creadora de valores que apuntan al espíritu es lo único, en definitiva, que da un sentido original a la vida del ser humano.

En este sentido, cuando el valor cultural de una persona no es reconocido –o también el valor cultural de un colectivo, como sería el caso de un tren- el único que pierde es el país. Se sea o no se sea consciente de ese hecho, el olvido de valores culturales conduce inevitablemente a la pobreza espiritual general, de modo que es el país entero el que resulta perjudicado al no elevarse su espíritu colectivo.

Pienso que, individualmente, cada persona, cada uno de nosotros, tiene dos vertientes de vida, una interior y otra exterior. Entonces, el viaje por la vida tiene dos movimientos. Por un lado quizás persigamos la posesión de bienes materiales, el buen pasar físico –lo cual no sólo es legítimo, sino también necesario- pero por otro lado, si queremos realmente realizarnos, sentirnos enteros, plenos, necesitamos poner atención al crecimiento de nuestra conciencia y a otro tipo de preguntas, como aquellas clásicas de: quiénes somos, cuál es la estación en que comenzó nuestro viaje y cuál es la estación de destino.

Este tipo de cosas es, para mí, cultura creativa: todo aquello que toca al espíritu, ya sea la cadencia especial de la vida cuando se la mira por la ventanilla de un tren en marcha, o la mirada profunda que se adquiere ante la vida cuando se siente sentidamente, por ejemplo, un poema.

Y para terminar, entonces, la lectura de algunos versos de Fidel Sepúlveda Llanos, convertido hoy en el espíritu vivo por el que se guiará el accionar cultural del Proyecto Ave Fénix desde el día de hoy. Voy a leer un poema inédito de Fidel, dedicado al Cajón del Maipo, aparecido en la revista Dedal de Oro Nº 45, hace tres años, en la primavera de 2008. Dice así:

Al atardecer
he sentido el espíritu de la montaña
su silencio de mole
su silencio inmenso de mole inmensa
recorrida por infinitas
infinitesimales vidas

el bajo continuo del Río Maipo
que no cesa de correr
al costado de la mole inmensa y quieta
esta herida que fluye a la mar

¿adónde vamos todos?

silencio y voz
quietud y movimiento
en esta tarde de estío en el Cajón
en esta casi noche
donde se escucha un Dios que no habla
que habla en la montaña
en la altura honda de la montaña.

 

 
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