Revista Dedal de Oro N° 70
Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 70 - Año XIII, Primavera 2014

PALABREANDO

TANTA CHARLA VANA,… BASTA, A CALLAR : SALTAR YA A LA CAMA...
VANIA RÍOS MOLINA, Profesora de Historia.
Vocales, a, e, i, o, u.

Desde pequeña, una de las cosas que más disfrutaba cuando no quería salir a jugar era ir a la "biblioteca" de la casa de mis abuelos. Lo que más encontraba allí eran enciclopedias; las había de Salud, de Tecnología, de Historia y de Naturaleza. Entre numerosos libros y algunos clásicos de la literatura, había también un diccionario "Aristos", que yo solía tomar por horas con la inocente pretensión de memorizar cada una de las palabras con su correspondiente significado… En aquella época el desafío era inocente; hoy sé que es un atrevimiento imposible de alcanzar.

Recuerdo que en un espacio del librero, accesible a mi baja estatura, había muchísimos volúmenes sueltos de la enciclopedia SALVAT, que nunca llegaron a empastarse. Eran por lo menos unas doscientas revistas esperando algunas vez ser agrupadas en unas (para mí) elegantes y resistentes carpetas color burdeo, cuyos números dorados le imponían un estiloso orden a la colección. Un mismo facsímil incluía seis o siete materias distintas que me acercaban al saber "universal" de comienzos de la década de los ochenta. Física, Química, Matemática, Biología pasaban rápidamente ante mis ojos, los que solo frente a algo verdaderamente extraordinario permanecían por más tiempo entre las páginas de aquellas disciplinas. Geografía, Historia, y sobre todo, Lingüística… y el mundo se me detenía. Con qué placer leía yo las aventuras de Carlomagno; con qué pavor las pestes de la Edad Media. Memorizaba banderas, capitales, monedas y gentilicios para después recitarlos a cualquiera que quisiese poner a prueba la diminuta sabiduría de mi cerebro igualmente minúsculo. Todas mis demostraciones "sabiondas" eran acompañadas de palabras "raras" para mi corta edad. Y eso, obviamente, gracias al romance que hasta hoy mantengo con mi viejo y querido diccionario.

Podría relatarles mi vida entera, pero no estamos para eso. Sí lo estamos para compartir lo acostumbrado: palabras. Y bien, a partir de este número comenzaré a entregarles una serie de datos, curiosidades acerca de cada palabra y la historia que hay detrás de las letras que componen nuestro abecedario.

Hoy me referiré a las vocales, específicamente a las palabras monovocálicas, que son las que se construyen con la misma vocal: abaratada, mamarracha, azafrán con la "a"; embellecer, detergente, excelente con la "e"; (*)chipichipi, (*)sirimiri, (*)pitiminí con la "i"; horóscopo, octópodo, zoomorfo con la "o"; zulú, (*)urucú, (*)frufrú con la "u" ( (*) posar el mouse o ver final de la página).

Me dirán que es sencillo hallar palabras monovocálicas, sobre todo con la "a", la "e" y la "o"; pues sí. La tarea se complica cuando se trata de la "i" y la "u". Más dificultoso aún es crear historias, párrafos completos construidos monovocálicamente.

Difícil, pero no imposible. Comparto con ustedes un pequeño texto monovocálico escrito solo con la "a".

UNA DESPEDIDA EN A (Por Manuel Lois)

Tanta charla vana, basta, a callar: saltar ya a la cama, a las mantas, a las blancas sábanas lavadas, planchadas, gratas,…ahhh... Mañana a la carga, a trabajar. Plan para la mañana: hachar las astas a la vaca parda, lavar las patas a la blanca; agarrar la pala; cavar allá atrás para plantas papas; asar batatas; amasar pastas; llamar a Marta, la catalana, allá a La Pampa; arrastrar a Tamara, la bávara, hasta la casas; bajar las alabardas más altas, alzar las más bajas, apartar la santabárbara a la barza (jamás a la fragata, para nada), armar al atlas: Alabama, Andalgalá, Ankara, Bahamas, Caracas, Casablanca; La Banda, Paraná.… Cansa armar, harta.… Hasta mañana.

Si nos lo proponemos, todos podríamos inventar alguna historia monovocálica, al menos con las vocales abiertas. Y si no lo conseguimos con la "i y la "u", aún nos queda la posibilidad de hacer el ejercicio con aquella antigua canción "La mar estaba serena…" ¿Se acuerdan?

En cuanto a las palabras pan o pentavocálicas, hace algún tiempo leí una controversia generada por las supuestas declaraciones en televisión de una famosa escritora española (cuya identidad no mencionaré para no seguir vinculándola al desafortunado hecho), quien habría afirmado que la única palabra en español que contenía las cinco vocales era "murciélago". Como respuesta, recibió la siguiente carta (algo confusa para un chileno, pero no por eso descartable), aparecida en un periódico de España:

Acabo de ver en la televisión estatal a una escritora diciendo que «murciélago» es la única palabra de nuestro idioma que tiene las cinco vocales.

¡Confiturera, frene la euforia! Conozco a un arquitecto escuálido llamado Aurelio (o Eulalio, no estoy seguro), que dice que lo más auténtico es tener un abuelito que lleve un traje reticulado y siga el arquetipo de aquel viejo reumático, desahuciado y repudiado, que consiguiera en su tiempo ser esquilado por un comunicante que cometió adulterio con una encubridora cerca del estanquillo (sin usar estimulador).

Señora escritora: si el peliagudo enunciado de la ecuación la deja irresoluta, olvide su menstruación y piense de modo jerárquico. No se atragante con esta perturbación, que no va con su milonguera y meticulosa educación, y repita conmigo, como diría Cantinflas: ¡Lo que es la falta de ignorancia!

¡Hasta la próxima!

*Chipichipi: llovizna en Guatemala, Honduras y México.
*Sirimiri: llovizna en algunas regiones de España.
*Pitiminí: de poca importancia.
*Urucú: una especie de árbol.
*Frufrú: onomatopeya del ruido que produce el roce de la seda o de otra tela semejante.

 
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