Revista Dedal de Oro N° 68
Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 69 - Año XII, Invierno 2014

PALABREANDO

ETIMOLOGÍA
procedencia de las palabras
VANIA RÍOS MOLINA, Profesora de Historia.

El centro comercial, o como lo llamamos los anglo-chileno-hablantes: el "mall", que hace rato desplazó a las plazas y calles como escenario de relajo dominical, es un buen sitio para detenerse a observar el comportamiento de la masa consumista que cada fin de semana acude a ellos, principalmente a comprar, comer chatarra y, los más jóvenes, a exhibir mutuamente sus "pintas" como si fueran las coloridas plumas de un pavo real en pleno ritual de apareamiento.

Aunque no haya plata, la gente igual sale a vitrinear, lo que no solo incluye mirar en los escaparates los miles de productos en liquidación; también otorga la posibilidad de distraer la vista al contemplar los diversos atractivos que tan generosamente ofrece el sexo (generalmente) opuesto.

Allí estaba yo, hundida en uno de esos cómodos sillones de mall esperando a un familiar también esclavo de este sistema de mercado salvaje, cuando una pareja de hombres mayores llegó al asiento vecino al mío para calzarse unas recién compradas zapatillas marca Adidas, mientras hablaban de la vida sana que estaban llevando, de sus sesiones en el gimnasio y de su alimentación equilibrada.

Frente a ellos, una mujer -madura también- se detuvo para acomodarse las "medias de nylon" que sus largas y bien torneadas piernas exhibían sin recato, gracias a una minifalda muy aplaudida por los ancianos, que comentaron a mi lado:

―¡Pero qué lindas y apetitosas piernas! ¿Crees que si le hablo a esa mujer tendré alguna oportunidad con ella? ―preguntó el más osado a su amigo.

―Cuidado, hombre, que ya no estamos para esos trotes… A lo más podrías invitarla a tomar una leche con Milo por la mañana ―se burló su interlocutor.

―¡Tú quizás no estés para esos trotes! ―respondió con confianza el veterano a su amigo, mientras desde una pequeña bolsa blanca extraía un frasquito, agregando―: ¡Mira lo que me compré!

Como la curiosidad pudo más que mi indiferencia, estiré el cuello para ver qué era lo que había comprado uno de los cancheros setentones. Para mi mala suerte, no pude leer lo que decía el rótulo del frasco; lo único que mi avanzada miopía me permitió capturar fue el tono azulado del contenido del recipiente.

«¡Un frasco de Viagra!», pensé con una risa contenida… Pero hasta ahí llegó mi curiosidad; miré para otro lado y decidí ponerme audífonos y escuchar música para no seguir oyendo los detalles que venían de aquella encendida conversación masculina.

Una vez ajustadas las medias a su anatomía, la mujer siguió su camino sin dar cabida a las pretensiones del atrevido septuagenario, y de paso dejándome el nombre de algunas marcas comerciales cuyo origen compartiré con ustedes en este Palabreando.

Cada día consumimos y utilizamos productos de un sinfín de marcas que sabemos son famosas y reconocidas a nivel mundial. Pero ¿se han puesto a pensar en el origen de sus nombres? Revisemos algunos:

Zapatilla Adidas


Medias de Nylon.



Tazón de Milo.



Píldoras azules de Viagra en forma de corazón.

Adidas: El nombre originario de Adidas fue Gebrüder Dassler Schuhfabrik, creado por Adolf Dassler, junto a su hermano Rudolf Dassler a comienzos de la década de 1920. Diferencias personales hicieron que Adolf y Rudolf se separaran en 1948, quedándose Adolf con Adidas mientras que Rudolf creó otra gran marca deportiva, Puma. Adolf Dassler rebautizó la firma como Adidas, la cual fue registrada como Adidas AG. La denominación de la marca procede del nombre de su fundador, "Adi", diminutivo de Adolf, y "das", primera sílaba de su apellido, Dassler.

 

Nylon: En la Feria Mundial de Nueva York, en 1939, la empresa Du Pont de Nemours expuso un nuevo hilado sintético para fabricar medias, más resistente y elástico que cualquier otra fibra textil conocida: el nylon. Se montó una extraordinaria campaña publicitaria para el lanzamiento de estas medias de nylon, eligiéndose el 15 de mayo de 1940 como el Día del Nylon, comercializándolas simultáneamente en todo Estados Unidos. Ningún artículo de consumo en la historia había provocado tanta expectación. El día indicado, apenas se abrieron las puertas, turbas de mujeres entraron en las tiendas provocando enormes disturbios. Al poco tiempo, las tradicionales medias de seda usadas hasta entonces, que se rompían con facilidad y que no eran transparentes, quedaron obsoletas.

Durante la Segunda Guerra Mundial los soldados estadounidenses las llevaron a Inglaterra. Sabían que las jóvenes inglesas -ante la escasez del artículo- se maquillaban la parte posterior de las piernas, dibujando la línea de costura para aparentar que llevaban medias puestas, y también sabían que estaban dispuestas a todo por conseguir un par auténtico. El inventor del nuevo producto realizó sus investigaciones de mercado tanto en Nueva York como en Londres, y tomó las letras iniciales de New y York y las combinó con las tres primeras letras de London, y creó una palabra nueva: nylon.

 

Milo: El hombre más fuerte de la Antigüedad fue Milón, atleta griego nacido en Crotona. Ganó la competencia de lucha en todos los Juegos Olímpicos efectuados durante dos décadas. El día de la inauguración de uno de ellos, Milón entró al estadio llevando sin esfuerzo un buey adulto sobre sus hombros, y ante los ojos de miles de espectadores recorrió todo el campo deportivo con el animal a cuestas. Pero, su propia fuerza lo llevó a la muerte. En un bosque encontró un árbol rajado por unos leñadores, al que habían puesto en la hendidura una cuña. Milón la quitó queriendo partir él mismo el árbol, pero por desventura las dos partes del tronco se unieron, atrapando, a pesar de su poderosa fuerza, una de sus manos. No tuvo a quién pedir ayuda y murió devorado por los lobos.

La compañía suiza Nestlé, en su honor, bautizó "Milo" a uno de sus productos fortificante más conocidos en el mundo.

 

Viagra: El Viagra es el primer medicamento oral seguro y eficaz contra la disfunción eréctil. Su historia comenzó en Sandwich, Inglaterra, cuando investigadores de Laboratorios Pfizer probaban el sildenafil citrato para el tratamiento de la angina de pecho. Confiaban en incrementar el flujo de sangre al corazón, pero no surtió el efecto esperado. No obstante, al finalizar la prueba, muchos voluntarios que estaban experimentando la nueva droga no quisieron devolver las tabletas sobrantes, pues si bien el flujo extra al corazón era mínimo, el remedio colmaba de sangre el pene proporcionando erecciones duraderas. Se trataba de uno de los efectos secundarios más sorprendentes y placenteros originados por fármaco alguno.

Confeccionada de color azul y con forma adiamantada, para bautizar el producto, en el laboratorio evocaron las "imágenes de vigor" y "las cataratas del Niágara", y combinando las palabras crearon un nombre de sonido breve y positivo: "Viagra". Y no como algunos chistosos dicen por ahí, que la denominación Viagra proviene de las iniciales de "viejitos agradecidos", no.

 
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