Revista Dedal de Oro N° 62
Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 62 - Año XI, Primavera 2012

CASA PATRIMONIAL I

SE LLAMABA VILLA REBECA...
IRENE MAGAÑA FRADE
LA PISCINA, ESTADO ACTUAL
LA PISCINA, ESTADO ACTUAL. "... ERA DONDE CON MIS PRIMAS NOS
BAÑÁBAMOS DESNUDAS (...) HASTA QUE LA GENTE DEL PUEBLO
SE ENTERÓ Y MEJOR NO CONTAR EL RESTO".


Arboles en la parcela de la Villa.
ÁRBOLES EN LA PARCELA DE LA VILLA. "DICEN QUE AHORA LA VILLA
FUE COMPRADA POR EL SERVIU PARA HACER OCHENTA CASAS.
QUÉ EXTRAÑA MANERA DE ENTERRAR LA MEMORIA".

Se llamaba Villa Rebeca ya desde antes de Leopoldo Castedo y ese nombre quedó como una manera de perpetuar su historia y preservar su belleza. Efectivamente se trataba de una Villa, al estilo toscano en sus jardines, pero con una casona chilena de piedras, adobes y madera. La historia que yo escuché cuando niña, contada por Leopoldo, era que esa Villa había sido construida para Rebeca, musa de un escritor poco exitoso pero de mucho dinero, que para enfrentar la tuberculosis de su amada, hizo levantar esta especie de paraíso, del que todavía quedan miles de sus árboles frutales y parte de su gran alameda plateada que en primavera se convertía en rosa y amarilla. A la muerte de Rebeca, el poeta enloqueció y su familia vendió la casa.

Cuando llegamos a vivir a El Melocotón yo tenía seis años, la Villa Rebeca aún conservaba todo su esplendor. Vivimos años felices en esa casa con mi tío Leopoldo y mis primas. En sus jardines se hacían tertulias frecuentadas por la crema y nata de la intelectualidad chilena y mundial, por ejemplo, nos visitaron cuatro premios nóbeles de literatura, también cantaba la Violeta y nuestra mascota, un guanaco, se paseaba libremente por el jardín y el pueblo. Los atardeceres eran conciertos de Pilar Mira, que yo escuchaba debajo del piano. También un invierno frente a la chimenea, Leopoldo grabó a Pablo Neruda leyendo sus versos a Machu Picchu para ponerlos de fondo a la filmación que había hecho de las ruinas. Otro invierno, estrenamos la película La Respuesta, filmación -hecha por Leopoldo- de la apertura del lago Riñihue luego del terremoto de Valdivia....y....tantas otras cosas...

Leopoldo partió y llegó a El Melocotón de su viaje por toda América. Se había hecho hacer un auto especial en la Ford al que bautizamos la Iguana, que creo fue uno de los que inauguró la carretera panamericana. A su vuelta trajo una muestra de piezas de arte latinoamericano y documentó la mayor colección de arte precolombino que existe en el mundo actualmente y que ahora tiene la Universidad de Chile. En esa época, hizo en la casita de piedra -en lo alto de la Villa- un museo con la colección. También en esta casita escribió la Historia del Arte Iberoamericano y era donde con mis primas nos bañábamos desnudas en la piscina con una piragua del lago Titicaca (que había traído en el techo de la Iguana, con un cóndor que se la iba comiendo) hasta que la gente del pueblo se enteró y mejor no contar el resto. En los veranos, nos disfrazábamos con las máscaras de diablo que había traído de Oruro y bajábamos bailando la alameda desde la cabaña hasta la casa. Yo era la China Supay.

Cuando pienso en Leopoldo recuerdo siempre a la Villa Rebeca. Cuando volví a Chile fue el primer lugar que fui a visitar. La casa estaba añeja, casi abandonada. Las ventanas tapiadas. El sol prohibido. El tiempo detenido. Pasó el exilio, pero la Villa Rebeca no volvió. Aún. Tuve la suerte de encontrar en el mismo lugar el mueble Thompson inglés del escritorio. Sin dudarlo, le pregunté al entonces dueño si me lo vendía. Lo puse en mi dormitorio. Por las noches me susurra los lamentos del jinete sin cabeza que según la leyenda se posaba en el antiguo roble junto a la cocina de la Villa Rebeca.

Dicen que ahora la Villa fue comprada por el Serviú para hacer ochenta casas. Qué extraña manera de enterrar la memoria.

 

CASA PATRIMONIAL II

YA PRETENDIERON DEMOLERLA...
EN EL CAMINO VECINAL DE EL MELOCOTÓN HAY UNA CASA QUE HABITÓ LEOPOLDO CASTEDO (27.02.1915 – 10.10.1999). LEOPOLDO FUE UN HISTORIADOR ESPAÑOL NACIONALIZADO CHILENO. ESTUDIÓ FILOSOFÍA, HISTORIA DE AMÉRICA E HISTORIA DEL ARTE EN LAS UNIVERSIDADES DE MADRID Y BARCELONA. DEBIDO A SUS IDEAS REPUBLICANAS, TERMINADA LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA SE REFUGIÓ EN PARÍS, PARA POSTERIORMENTE, CON LA AYUDA DE PABLO NERUDA, EMBARCARSE EN EL BARCO WINNIPEG, QUE TRANSPORTÓ EXILIADOS ESPAÑOLES A CHILE. ARRIBÓ A LAS COSTAS DE VALPARAÍSO EL DÍA 3 DE SEPTIEMBRE DE 1939, JUNTO A 2200 INMIGRANTES, TODOS REFUGIADOS REPUBLICANOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA QUE HABÍAN HUIDO DE ESPAÑA POR LA LLEGADA DE FRANCO AL PODER. EN SEPTIEMBRE DE ESTE AÑO, CECILIA SANDANA Y JUAN ALARCÓN CONVERSARON CON DON ISAÍAS SOBRE AQUELLA CASA...
LEOPOLDO CASTEDO
LEOPOLDO CASTEDO (27.02.1915 – 10.10.1999).

Arboles en la parcela de la Villa.
CECILIA Y JUAN CONVERSAN CON
DON ISAÍAS EN EL INTERIOR DE LA CASA.


La casa, hoy en día, en el Camino Vecinal.
LA CASA, HOY EN DÍA, EN EL CAMINO VECINAL.

Una casona antigua, rodeada de árboles, arbustos y recuerdos. Saludamos a don Isaías, el que hasta hace días fue su dueño por 20 años y que está a punto de mudarse. Al entrar nos encontramos con una escalera que lleva a las habitaciones llenas de historia del segundo piso; y abajo, un enorme salón nos recibe: huele a antiguo, tiene un imponente ventanal por el que los rayos de sol ingresan sin lograr temperar esas gruesas paredes de adobe. En el corazón de la casa, una chimenea con una gran boca se luce como esperando los fríos inviernos de El Melocotón. Pero, al parecer, su espera es en vano.

Tres ventanas que dan hacia el exterior están tapiadas con ladrillos fiscales. Don Isaías nos cuenta que el dueño era un tal señor Cereceda, y que en tiempos de la minería y los arreos de animales, en la casa se vendía chicha para que se refrescaran los hombres, y por esas ventanas –hoy selladas- se vendía el trago, pues a nadie se le permitía entrar a la vivienda. El camino original pasaba por fuera de la casa -actual Camino Vecinal-, donde los hombres dejaban sus bestias para subir por las gruesas escaleras de piedra, de las que nadie sabe su data. Se dice que son de fines del siglo XIX.

El Sr. Cereceda, entre tanta chicha, se transformó en alcohólico. Al tiempo se volvió loco y descuidó a su familia. Sus hijos, raquíticos, ya no se mantenían en pie y fueron enviados al hogar de la Protectora de la Infancia. El hombre fue internado en el hospital psiquiátrico Open Door y su mujer enfermó del pulmón, falleciendo al poco tiempo en otro hospital. Pero antes de morir, la esposa de Cereceda nombró como albacea a don Luis Fernández Soler, hermano de la santa Teresa de Los Andes. Este hombre desatendió su misión y, con el poder que le daba su condición de albacea, dejó abandonados a los muchachos y se quedó con el fundo en que se levanta la casona. Los niños terminaron de criarse con la familia Tuffici, empresario del transporte de la zona. Otra casa de piedra, hacia el cerro, a media falda, fue mandada a construir por don Luis, la que posteriormente se convertiría en el taller y lugar de inspiración de Leopoldo Castedo.

No se sabe con exactitud en qué año ocurrió, pero la casona y sus dependencias fueron vendidas al señor Castedo, quien la habitó con su numerosa familia hasta cerca del año 1980. Entonces, el terreno fue dividido. Una parte fue comprada por una congregación religiosa y la otra por don Isaías y su esposa, quienes habitaron la casona hasta después del terremoto de 1985, remezón que no la dañó. Sin embargo, ellos sintieron que era demasiado grande y se mudaron a una construcción contigua más pequeña.

Hace algunos años se pretendió demoler la casona. El argumento oficial fue que impedía los trabajos de pavimentación, que finalmente no se llevaron a cabo. Se salvó, pero hoy en día está ad portas de ser destruida, debido a que la propiedad dentro de la que se encuentra fue vendida al Serviu, con el fin de construir 80 casas, en cuyos planos ya elaborados se requiere su demolición para efectuar la construcción de la entrada de la futura población.

La pregunta de rigor es: ¿Se puede eliminar así una construcción que sin lugar a dudas tiene un valor patrimonial no sólo por haber acogido a Leopoldo Castedo, sino también por ser una antigua y original construcción de adobe?

 

CASA PATRIMONIAL III

TESTIMONIO DE DOÑA PITA
CARMEN BARRIOS
Pita Barrios

La casita de piedra en el cerro, que fue el taller de Leopoldo Castedo.
LA CASITA DE PIEDRA EN EL CERRO,
QUE FUE EL TALLER DE LEOPOLDO CASTEDO.


La casa, hoy en día, vista desde el jardín trasero.
LA CASA, HOY EN DÍA, VISTA DESDE EL JARDÍN TRASERO.

Conocí a Leopoldo cuando llegó en el Winnipeg, pues mis tíos Juan Emar y su mujer Gabriela Rivadeneira eran de los encargados de recibir a los intelectuales que venían de España como refugiados. En esos años yo era muy joven y mi padre, el escritor Eduardo Barrios, administraba el fundo La Marquesa, que era de Juan Emar. Por eso yo mantenía contacto diario con él, quien, además, era mi suegro, pues yo me casé con su hijo Eliodoro. Leopoldo llegó con su esposa Elvira y su hija Elena, y Monse nació después. Se quedaron a vivir en La Marquesa, así que los conocí muy bien. Su esposa, Elvira Magaña, era hermana de Pepe, quien, con su mujer, Maruja, se instaló en San José de Maipo y llegaron a ser muy conocidos en el pueblo.

Elvira se puso a trabajar como secretaria de don Pancho Encina, quien estaba escribiendo su Historia de Chile, y al saber que el marido de su secretaria era historiador, lo invitó a trabajar con él. Después de años Leopoldo le propuso a don Pancho resumir la obra, pues había resultado demasiado larga, a lo que éste accedió. Esa labor la hizo Leopoldo Castedo solo, eliminando cualquier referencia racista y añadiendo imágenes, lo que dio por resultado una obra de gran éxito de ventas. Después continuó trabajando en este mismo libro y escribió también una historia del arte. Desgraciadamente, su matrimonio fracasó, y después de un tiempo se volvió a casar, esta vez con una pianista, Pilar Mira, española residente en Chile. Con ella también tuvo hijas y, además, fue transformando su carácter, pasando de ser un intelectual neto a un hombre sociable y alegre. Fue en ese tiempo –a principios de los 70, creo yoque compró la casa de El Melocotón, y como era vecino, me venía a buscar para que yo le cantara con mi guitarra, pues él tocaba sólo guitarra clásica. Con el tiempo también fracasó su segundo matrimonio. Se casó una tercera vez, con Carmen Orrego, que fue su mujer hasta que murió.

Leopoldo fue un hombre realizado y feliz en Chile. Tuvo una muerte envidiable: ya estaba instalado en su asiento del avión, acompañado por Carmen, de regreso a Chile después de su última visita a Madrid, cuando reclinó su cabeza en el hombro de ella y se fue… Ya antes había vendido su casa en El Melocotón, y su venta también fue bastante original: Llegó una Madre Superiora interesada en comprarla y luego de ponerse de acuerdo en el precio, abrió un maletín que traía consigo y sacó todos los millones de la venta en fajos de billetes que puso delante de Leopoldo, que miraba sorprendido esta venta tan rápida…

Pita (Carmen Barrios)

 
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