Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 56 - Año IX, Otoño 2011
PALABREANDO
«...yo creo que mi mujer es frigorífica,
porque nunca llega al orégano...»
VANIA RÍOS MOLINA

¡Piñera miente! ¡No más alzas a las bencinas! He leído por estos días en muchas ventanas de taxis y colectivos que circulan por las calles de Santiago. Y sí, realmente es alarmante, pero sobre todo indignante, ver cómo cada semana sube no sólo el precio de las bencinas, sino que, producto de aquello –dicen-, aumenta también el valor del boleto «Bip» de la locomoción utilizada por el pueblo.

Así las cosas, me he visto en la obligación de ponerme seria (aunque me cueste) y pensar que en algún momento de la vida tal vez tendré que cumplir con ese anhelo tan chileno: el «sueño del vehículo motorizado propio» , autoconvenciéndome de que el traslado particular debe ser más amigable con mi presupuesto mensual.

Pero qué tiene que ver esto con las cuestiones que cada cierto tiempo nos convocan en esta revista, se preguntarán algunos. La verdad es que no mucho, si no fuera por una graciosa situación que me tocó vivir cuando decidí renovar mi licencia de conducir.

Mientras esperaba el llamado a rendir los exámenes para revalidar mi permiso de circulación, coincidí con una mujer cuya hija se encontraba haciendo el mismo trámite, en la Municipalidad. La típica señora acostumbrada a meter conversa y a curiosear en las vidas ajenas para hacer menos tediosos los trances burocráticos.

 
ANTENA PARANOICA
GRAFITTI DE BANKSY

-¿Viene a sacar licencia o a renovarla? -lanzó, para comenzar el diálogo.

- Renovarla…- respondí brevemente, sin ánimo de seguir con la charla.

-Mi hija está adentro – continuó-. Ya contestó la prueba teórica; ahora le están tomando el examen «pirotécnico».

Para qué les voy a describir la expresión que adquirió mi rostro. La tentación de risa y la carcajada estruendosa se agolparon entre mis labios, reprimidas, por respeto a mi interlocutora.

-¡Examen Pirotécnico! ¡Ja ja ja ja! ¿Cómo será eso? ¿La llevarán a conducir cerca de la Torre Entel la medianoche de fin de año? - me pregunté, haciendo un esfuerzo por mantener la compostura y contener el ataque hilarante que su comentario había generado gracias a mi siempre atento radar «lexicomaníaco».

Ya de regreso a casa recordé las innumerables ocasiones en que había oído frases de ese calibre, algunas veces expresadas deliberadamente sólo para hacer reír, y otras -la mayoría- «sin querer queriendo», que es cuando más gracia tienen.

Animada por aquel notable encuentro busqué la información necesaria para dar cuerpo al Palabreando de hoy: los Malapropismos.

El término malapropismo es la castellanización del vocablo inglés malapropism, que significa «inapropiado» o «inadecuado», y que deriva de la expresión francesa «mal à propos», que quiere decir «mal a propósito». Consiste en sustituir una palabra por otra que tiene un sonido parecido, pero cuyo significado es diferente. Su origen es atribuido al personaje de la obra de teatro «Los Rivales» (siglo XVIII), la señora Malaprop, cuyo nombre haría referencia a «mal à propos», por cometer con frecuencia errores de pronunciación (con un inmediato efecto cómico).

Veamos algunos ejemplos de malapropismos:

«Son dos exámenes, uno teórico y otro pirotécnico (psicotécnico)».

«Esta leche está llena de «grómulos (mezcla de gránulos y grumo)».

«Estoy tan feliz, creo que al fin encontré la hormona (horma) de mi zapato».

«Napoleón perdió la batalla de Waterpolo (Waterloo)».

«Marta, por favor, endereza la ensalada (adereza)».

«¿Ya te instalaron la antena paranoica (parabólica)?».

«Julieta está triste, tiene una mirada taciturnia (taciturna)».

«Felipe es tan bueno, es un desecho de virtudes (dechado)».

«Se limpian fosas escépticas (sépticas)».

«A Alicia le canonizaron el cuello del útero (cauterizaron)».

«Me extirparon la basílica balear (vesícula biliar)».

«Menos mal que no le quedaron secuencias (secuelas) del accidente».

«A mi cuñada le dio un simposio (soponcio)».

«Escuchó una voz como de otra tumba (ultratumba)».

«Tráeme de la farmacia «aspirinas fosforescentes (efervescentes)», «agua exagerada (oxigenada)» y «jarabe expectante (expectorante)».

«El harén estaba custodiado por dos nenucos (eunucos)».

«El Chupete hizo un gol de antropología (antología)».

Un político famoso al recibir una condecoración: «Por fin me han ajusticiado (al fin se me ha hecho justicia)».

Para terminar, una historia llena de malapropismos. Los invito a descifrarlo.

Una pareja va al ginecólogo, y dice el marido: Mire doctor, tenemos un problema. Mi mujer y yo queremos tener condescendencia y no podemos. No sabemos si es porque soy omnipotente o porque mi mujer es esmeril. Antes hemos ido a otro doctor y nos dijo que mi mujer tenía la vajilla rota y la emperatriz subida y, como además la operaron de la basílica balear, no sabemos si eso puede influir. Y también a mí hace años me operaron de la protesta y a lo mejor me han dejado escuelas en el cuerpo. En la consulta de ese doctor le hicieron una coreografía a mi mujer y no vieron nada raro, y eso que las máquinas eran muy modernas, con ordeñadores conectados a una antena paranoica y todo. Nos recomendó que hiciéramos el cojito; y quince días ella y quince días yo haciendo el cojito, pero nada. Nos recomendó hacer vida marítima y nos fuimos de viaje por la costa y hasta compramos una barquita, pero nada. Además a mi mujer le nació un féretro muerto cuando tuvo un alboroto hace un tiempo, quizás eso ha influido. Pero yo creo que mi mujer es frigorífica, porque nunca llega al orégano.

El ginecólogo contesta con ironía: Tal vez usted tiene un problema de especulación atroz.

¡Hasta la próxima!

Artículo Anterior Artículo Siguiente
Volver a Inicio