Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 55 - Año IX, Verano 2011
DEDALITOS DE ORO Y SIEMPREVIVAS
Se nos fue el Malenito
VERÓNICA DE LA PAZ YÁÑEZ BARRIOS ES LA MADRE DE MANUELITO, O MALÉN, O MANOLETE, COMO LO LLAMABAN EN SAN JOSÉ DE MAIPO, DONDE ELLA VIVE Y ÉL VIVIÓ HACE AÑOS. DOS O TRES MESES ANTES DE LA MUERTE DE SU HIJO, MIENTRAS LO VISITABA EN ESPAÑA, ELLA ESCRIBIÓ:

Mi hijo Malén es un genio. En psiquiatría tiene la etiqueta color amarillo: Esquizofrenia paranoica. Me dice: Mamá, en el siglo XXI ya no se puede creer en Dios, y también me pregunta: ¿Sabes andar en autobús en España?, y yo le contesto: ¡Sí, pues Malén, tu mamá ya es un adulta mayor!, y me mira y dice: ¡… y una mujer muy buena…!

 

Tiene mucha imaginación, confunde los sueños con la realidad, se encuentra con sus antiguos amigos chilenos y franceses (también vivió en Francia) en los bares, en los caminos de los campos chilenos conduciendo motos… y así muchas cosas más.

 

¡Qué adorable es mi hijo Malén! Es un gran fumador y tiene su mundo propio. Según él, se fuma a Emerson Lake and Palmer, a Pink Floyd, se fuma todo... Además de ser un gran fumador es un gran músico, y se fuma su música también. //

 

 
MANUEL ANTONIO PAÑO YÁÑEZ
(12.03.1963 - 22.12.2010),
A FINES DE LOS AÑOS 70,
EN SAN PEDRO DE RIVES, BARCELONA.


VERÓNICA DE LA PAZ Y MANUELITO,
MADRE E HIJO, EN CASTELLDEFELS,
BARCELONA, EN AGOSTO DE ESTE AÑO.


Por fin me pongo a contarlo. El día 22 de diciembre murió Malén en la puerta de su casa. Insuficiencia respiratoria. Cosas muy importantes -como que no sufrió, que se habían despedido con nuestra madre, que ocurrió sin mayores desgarros y que se fue en paz, como mostraba su carita al despedirnos- nos dejan con pena pero tranquilos en el fondo.

Para quienes hace mucho no lo veían, sepan que hace tiempo Malén era para todos los que hemos compartido con él, ante todo una persona entrañable, tierna, sin maldad... en el fondo un verdadero niño. Cada vez más lejos de este mundo, él vivía en el suyo pero interactuaba con los otros entregando dosis de genialidad, de alegría, de cordura (aunque desde la distancia pueda parecer impensable) y de ternura. Esas cosas que los niños y ciertas personas a las que llamamos «enfermas» aportan y muestran a los adultos-racionales presuntamente normales para dejarnos dudando sobre cuales son y cómo se hacen las cosas importantes.

Para mí su historia es además el reflejo de una historia que va más allá de él; la historia familiar y del tiempo que le tocó vivir, en el que le tocaron porciones de las más duras. Siempre he sabido que su sensibilidad no le permitió soportar el tiempo que le tocó. El decidió bajarse de ese mundo porque a veces los desgarros no son tolerables o no todos ponemos el límite de aguante en el mismo lugar. Decidió observarlo desde otro lugar, e insisto en que, a menudo, nos daba señales de cómo hacer de otra manera. ¡Cuántas veces sus gestos o sus frases me dieron claves para entender, aliviarme o ser cómplices!

Les quería contar a los que no lo saben; compartirlo con todos vosotros. Para nosotros se impone ante todo una imagen de él llena de ternura y genialidad, que los invitamos a que sea también la vuestra. Y tranquilos, que estamos tranquilos.

Pablo Paño Yáñez 25-12-2010

Artículo Anterior Artículo Siguiente
Volver a Inicio