Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 54 - Año IX, Primavera 2010
FIDEL SEPÚLVEDA LLANOS
El otro mar de Fidel Sepúlveda Llanos:
poesía para masticar
FELIPE ESPINOZA VILLARROEL
EL OTRO MAR
He aquí el mar,
una palabra innumerable,
tejida con millones de granos de
sal liberados
en infinita sustancia ágil de suelo
y cielo,
mordiéndose la lengua al chocar
con los dientes infinitos de las
arenas infinitas,
en la orilla herida del litoral eterno,
el gran foso abierto para el gran
salto
desde lo de afuera a lo de adentro
y viceversa.
¿Lo de afuera es el mar o lo de la
tierra es lo de afuera?
Ahí el mar, la fluidez,
la voluntad de ir
y ahí la tierra y la áspera espera de
la eterna embestida
tan aparentemente dura y nada de
eso,
tan aparentemente disgregada y
nada de eso,
blanda tierra impenetrable,
dura roca penetrada,
horizontal en insaciable vertical
reconocimiento
recién aún comenzado,
concertando las curvas erectas de
la vida.
Mar: se abren los labios de la M en
un esfuerzo
que remueve los tres cuartos del
planeta,
el par de labios del cielo y del suelo,
del firmamento y del cimiento, los
dos fundamentos,
en el abrazo redondo del horizonte,
en el encuentro de los cuatro
elementos
cuando el caos se encuentra y pare
el mundo,
cuando el caos se goza y revienta
la vida,
cuando el caos se mira y se hace
la luz.
La luz es un haz, es una A redonda
que se abre más
allá
de los cuatro costados de la tierra,
de las tres caras del cielo.
Cuando se despliega la A amanece
en azul,
en azul de mantel para gozar el
mundo,
para comulgar con la hostia azul
del cielo
y con la hostia de la mar azul.
La A más redonda, la más abierta
es la A de mar,
la A de amor, la A de paz,
la A de más,
de más allá del más allá del más allá
desde donde les llega la A de la
fuerza de las olas
que vienen del más allá y van
al más allá llevándose
a más al más acá y al menos ca
adonde nunca llegan pero adonde
siempre van
la A de sal que salva de la pudrición,
de la perdición.
¡Qué extensión de Aes tan
abiertamente derramadas
para no caer en la tentación de
cerrarse a nada!
La A de el agua salada es la
antípoda
de la A de la nada.
Ella sobrenada la nada.
Viene de allá.
Desde infinitos siglos la dejó
atrás, inmensamente
atrás.
Trae el son, el zumbido, el latido
de lo que no se contiene en sí
y se derrama como una A crujiente,
clamante, sonante, consonante,
consolante.
Nada tan eficaz para reponerse
como ese son del mar
y nada tan radiante, tan brillante.
Tan crepitantemente deslumbrante,
enceguecedor, ensordecedor
a lo de afuera,
apuntador, alumbrador,
de lo de adentro.
Nada como la A abierta de la
palabra mar
para abrir las ventanas de las
almas de par en par,
infinitas como las olas infinitas,
alumbradoras de lo de adentro,
deletreadoras de la minúscula sal,
de la gota,
del gránulo ínfimo
en que espera el origen,
origen eternamente originante
originándose con el estrépito
trepidante
de la R de mar,
con el flujo reflujo de la resaca,
con el vaivén de baja y pleamar,
olear incesante, restallante,
hecho añicos, harina, arena,
polvo estelar estallando en los
acantilados
donde escalan las ansias de cielo,
de astros, de luna y de sol,
y entonces resopla, resuella,
resuena, restalla,
ruge, rae, rasga, raya
en absoluto, en infinito, en
redondo su rayuela
para rastrear la gloria, purgatorio,
infierno
de atrás para más, de más para más,
de ras en ras
el terso rasante ondular, estelar,
ente-lar, mar-lar, de la vida del
más mar,
lar-mar, de la muerte final e inicial,
en redonda rueda tus olas ruedan,
las rodajas del tiempo
rechinan, reclaman, remuelen
sal y roca, espuma y arena,
las rodajas remuelen, renacen,
rehácense
desde la experiencia mínima de la
partícula del
corpúsculo,
ahí codo a codo tactan, saborean
la infinitud,
lado a lado, por arriba, por abajo,
por los costados,
por los derramados labios, oídos,
pupilas, papilas,
poros
sienten la infinitud innumerable,
indestructible
estando – siendo ahí,
arenas y todo respirando,
espuma y todo rezumando,
remoliendo, asumiendo
el pasado y el futuro en el giro
espiral
a lo hondo
en el avance el regreso,
en el regreso el avance,
en el reflujo el flujo,
en el flujo el arrastre del lastre,
en el reflejo el lustre del sol,
la luna y las estrellas
y las raíces, los cimientos
ardientes del planeta.
MAR, ahí se encuentra el trepidar
de lo celeste y lo terrestre,
alto y hondo se acuestan en tus
azules sábanas,
se acuestan a engendrar
el universo. //

El poeta chileno Fidel Sepúlveda Llanos (1936–2006) dejó un rico legado en términos creativos, pedagógicos y, tal vez lo más atesorable, una estética del vivir y habitar el mundo. Su abrupta partida el año 2006 constituye un vacío aún difícil de llenar y un ingente desafío para quienes nos sentimos ligados y agradecidos de su labor. En este escrito, abordaré parte de la faceta poética del profesor Sepúlveda, deteniéndome en una de sus obras poéticas más notables en cuanto a profundidad, uso de recursos estilísticos y capacidad de crear una poesía a la cual la vanguardia poética nos desacostumbró: versos que beben de la oralidad, donde la palabra pronunciada y la escrita son convocadas en una genuina síntesis. Una de las mayores virtudes de esta creación es que ella, como escasamente puede afirmarse de la poesía actual, es una escritura que puede masticarse, morderse y saborearse a través de su lectura.

En su tercer y último libro de poemas, América, un Viaje a la Esperanza (1995), Fidel Sepúlveda realiza una apología y exaltación del continente americano como referente histórico e identitario pues, tal como él mismo señala, "en América hay una luz / que no se apaga", en medio de la desesperanza posmoderna que caracteriza los actuales tiempos. De este trabajo he
 
TUPUNGATO SIGNIFICA "MIRADOR DE ESTRELLAS" EN EL IDIOMA DE LOS HUARPES O WARPES, INDÍGENAS DE CUYO.




seleccionado el poema El otro mar (pág. 13), el que a través del "uso y abuso" de la dicotomía significante / significado desarrolla una temática que siempre ha acompañado a la literatura, especialmente desde la vertiente mítica y aventurera: el mar. No olvidemos que Océano correspondía a la parte masculina del mar, mientras que Tetis a su aspecto femenino. Juntos formaban la pareja primordial, pródiga en hijos y encargada de dar a luz todos los ríos de la Tierra. Simbólicamente, al mar se le consideró siempre como principio y fin de la vida, lugar donde ésta se renueva y purifica. Junto con ser la fuente de lo vital, en la matriz marina yacen además todas las posibilidades de existencia viviente en estado potencial.

¿Qué significa que Fidel Sepúlveda se refiera Al otro mar, al intitular el poema? Como señalábamos, el tópico marino se repite con recurrencia en la literatura universal (basta mencionar obras como "Moby Dick" o "La Odisea", donde el ente marítimo actúa como telón de fondo respecto del argumento de ambas historias). También dentro de la poesía el mar ha ocupado un lugar señero y recurrente. En el caso chileno, basta ver el protagonismo que tuvo el tópico marino en la poesía nerudiana, transformándose su morada de Isla Negra en pródiga vertiente de creación así como de la propia persona de Neruda: "Para los chilenos de la costa y del mar Pablo Neruda es el gran fantasma que ha dado el Océano Pacífico"(1). Pareciera que la distinción que remarca Sepúlveda al colocar el adjetivo otro, fuera para diferenciarlo del mar que ha nombrado tradicionalmente la cultura occidental (el Atlántico o los mares europeos): el mar de América tiene vida y existencia propias pero, sobre todo, otra. El Pacífico se alza entonces como el mar de la permanente otredad, a la vez que icono de la diferencia americana frente al Viejo Mundo. El poema lo he dividido para su lectura en cinco secciones: una introducción o presentación del tema marítimo; el desarrollo de este tópico a través de cada una de las tres letras que componen la palabra MAR; y finalmente una síntesis donde se expresa el significado del mar para el poeta.

Los versos comienzan reconociendo la inmensidad, lo innumerable, aquello sobre lo que se poetizará, colocándose el hablante en una posición de humildad y reconocimiento ante la majestuosidad de lo marino. A la vez que se admira su portento, también se destaca la presencia del detalle que teje una realidad desde lo simple hasta lo más complejo, para posteriormente vincularlo a las dos realidades humanas fundamentales: el Suelo (lo terrestre) y el Cielo (lo celestial y trascendente). De alguna manera, el poeta es parte de esta poética del detalle y de lo ínfimo, capaz de ser también arquitecto de lo inmenso y abarcador.

El mar, además, es un ente que se personifica y caracteriza con rasgos humanos: en su vaivén permanente tiene una lengua que se muerde y dientes, simbolizados por los granos de arena que arrastra el oleaje y que hieren a la orilla litoral que lo ha cobijado por milenios. Es en este vaivén hiriente y eterno que el poeta realiza una interesante anulación de los límites entre el mar y la Tierra, lo acuoso y lo terrestre: desde lo de afuera a lo de adentro y vice versa, para luego cuestionarse si lo terreno está excluido del mar o si es este último el que se encuentra fuera de nosotros.

Junto con el mar, el otro "personaje" que protagonizará el poema será la Tierra que le da sustento, áspera espera que en su inmovilidad e ineludible presencia logra resaltar aún más la fluidez, el vaivén y lo inaprensible de la realidad marítima. Entre el mar y la Tierra, se debaten los contrastes naturales (detención / movimiento; unidad / dispersión), metáfora de las divergencias y contradicciones vitales del hombre. De esta manera, ni el ser humano más duro de alma es tal, como tampoco el más disperso está totalmente desasistido de algún centro al cual asirse, a la vez que la aparente estabilidad y pasividad (lo horizontal) del hombre también está dotada de un anhelo permanente de elevación y trascendencia respecto de su propia condición (lo vertical).

El pronunciar el mar lo convoca, vinculándose Sepúlveda a una tradición poética ritual – sagrada: el acto de nombrar que invoca y convoca. De esta manera, hablar del mar tiene una influencia sobre él y el universo entero. Se parte con la "M", la cual es capaz de remover los tres cuartos del planeta, y vincular al que pronuncia con el suelo y el cielo, el horizonte que impone límites y los cuatro elementos, dando forma al Caos primigenio.

Luego, asistimos al núcleo del poema a través de la pronunciación de la "A" que, por su condición mediadora, es capaz de vincular realidades extremas (los costados de la Tierra con las tres caras del cielo). Con esta letra se despliega un verdadero "banquete marítimo", donde el color azul es el mantel adornado de espuma sobre el cual se servirá la hostia de cielo y mar, patentizando el sentido trascendente que vincula a estas dos realidades.

En esta sección, el poeta se da espacio para jugar con la sonoridad de las palabras, las que muchas veces pierden sentido para dar paso a la recreación lúdica que retrotrae al lector a aquellos juegos infantiles que comprobaban la sonoridad de las primeras palabras pronunciadas en voz alta. Junto con esto, se destacará la fuerza y poder que tiene la A del mar, la misma del amor, paz y de más, acentuando el carácter nutricio – espiritual que se le asigna al ente marítimo. Las "aes" de estas palabras son las de la apertura, el derramamiento y el desborde vinculantes de realidades humanas, naturales y trascendentes.

La A del mar, la misma de su sal constituyente, se contrapone al vacío existencial pues su carácter antecede todo lo creado, tiene el son, zumbido y latido de lo que desborda con una A que suena y resuena, hasta llegar a crujir. El consejo para el hombre contemporáneo, que perdió la vinculación con el mundo natural, es que en su enajenación y vacuidad vuelva a la fuente que enceguece y ensordece lo exterior y que ilumina y apuntala lo interior. Ocurre la analogía de aperturas entre la realidad marítima y el alma humana: si el hombre es capaz de abrirse a la inmensidad marina, descubrirá también su propia inmensidad interior y se vinculará con su origen más primigenio, dando paso a la R final.

La letra 'R' está presente en muchas de las facetas que caracterizan lo marino (resaca, pleamar, olear, harina, arena) y en todo lo de celeste que posee el mar, organismo vivo que respira por los cuatro costados. La R de mar es capaz de convocar las tres secciones de la Divina Comedia en un juego sonoro permanente, llegandoa experimentar el lector lo más cercano a lo que sería "saborear" un texto poético. Otros estudios ya han detectado tal rasgo en la poesía de Fidel Sepúlveda: "El poema, más que un mensaje o una comunicación informativa (…) se presenta como un fenómeno que impacta los sentidos (…) crepitaciones sonoras antes que significaciones conceptuales"(2). A través de esta agua viva y sus letras por las cuales el mar da señales de vida, es posible masticar, degustar y sentir el dejo de lo salobre, nunca inmóvil y en incesante diálogo con la Tierra, el hombre y el universo entero. El mar, finalmente, aparece como la gran síntesis del Cielo y la Tierra, entidad asiladora de lo fértil y del engendrar universal.

Fidel Sepúlveda nos dejó un legado inmenso, el cual tenemos demasiado cerca para calibrarlo aún en merecida medida. Entre esos tesoros está su poesía y, en particular, un mar que no será nunca una mancha azul que cuelga del mapa; al contrario, es a través de este océano, el de Cobquecura y América, que el universo le habla al hombre para que lo descubra y se descubra en su cotidiano devenir.

(1) “Neruda y el mar”,
www.mgar.net/docs/neruda.htm
(2) Blume, Jaime, “Poesía en el límite”,
Inst. de Estética, F. de Filosofía, U.C., 1993.

CREADORES, CULTORES Y ACADEMICOS CREAN
CORPORACION CULTURAL FIDEL SEPÚLVEDA LLANOS
.

Al iniciarse el mes de celebraciones del Bicentenario de la República y a días de recordarse un año más del fallecimiento del poeta, filólogo, investigador y académico Fidel Sepúlveda Llanos; más de 30 creadores, académicos, cultores y gestores culturales, junto a la familia de éste, firmaron el Acta de Constitución y los Estatutos de la nueva Corporación Cultural Fidel Sepúlveda Llanos. Con la activa participación de Soledad Manterola, viuda de Sepúlveda, y sus hijos Javiera y Sebastián; y la integración de Gastón Soublette, Adriana Valdés, Alfredo Matus, Presidente de la Academia Chilena de la Lengua, Patricia Chavarría, Sara Larraín, Loreto Bravo, Ignacio Aliaga, Director de la Cineteca, Patricio Gross, Presidente del Colegio de Arquitecto; Nivia Palma, ex Directora de la DIBAM, Cecilia García Huidobro, actual Agregada de Cultura de Chile en México, Gabriel Castillo, Director del Instituto de Estética de la Universidad Católica, Marco Llerena, Micaela Navarrete , ex Directora del Archivo de las Tradiciones y Literatura Oral de la DIBAM, Francisco Astorga, Poeta Popular, entre muchos otros destacados(as) profesionales y cultores; el miércoles 8 de Septiembre se dio el vamos a esta institución que tendrá por misión difundir el legado de Fidel Sepúlveda y contribuir a la investigación, identificación, puesta en valor, preservación y uso social de bienes materiales e inmateriales que conforman nuestro rico y diverso patrimonio cultural y natural, en la comprensión del rol protagónico que juegan y deben jugar las personas y comunidades en la significación de lo patrimonial. Al constituir esta Corporación, los más 30 socios han explicitado su adhesión a la visión integral de la cultura y del patrimonio de Fidel Sepúlveda, en la comprensión del vínculo esencial entre territorio, naturaleza y comunidad, y con la convicción de que el patrimonio cultural es una herencia diversa y plural, que es recreada y enriquecida en el presente para proyectarla al futuro y legarla a nuevas generaciones. Y por la unanimidad de los socios, se eligió el Directorio con Soledad Manterola de Presidenta, Nivia Palma en la Vicepresidencia, Alfredo Matus, Gastón Soublette y Francisco Astorga como Directores, Ana María Coloma, Tesorera y Felipe Espinoza como Secretario. La naciente Corporación invita a quienes deseen tomar contacto e integrarse como futuros socios, a escribir al correo electrónico amigosfidelsepulveda@gmail.com.

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