Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 52 - Año VIII, Otoño 2010
MEMORIA
VENTA DE CAMION TOLVA A CONDUCTOR
FOGUEADO EN EL DESIERTO NORTINO....
Faustino Rubio Villar

Se vendió un camión tolva Ford 1951 a un señor que trabajaba de chofer en el norte para un vendedor de lana de llamas y orégano al por mayor. Este señor, además era exterminador de guanacos, llamas, alpacas y todo lo ilegal, y desmantelador de oficinas salitreras abandonadas. Él nos narró cómo en una camioneta pick-up marca Willys, con tracción a las cuatro ruedas (que yo le compré y estuvo en mi poder hasta el año 1964) y un tambor de doscientos litros de bencina, con un fusil Máuser y dos o tres ayudantes, perseguía y daba muerte uno por uno a los animales hasta exterminar al macho guía. Así borraba del mapa a toda la manada. Acto seguido, se devolvía y los descueraba a todos, incluyendo las crías, y después de apilarlos los quemaba con bencina llevándose sólo las pieles a Arica.

Subí con el comprador al camión hasta la calera de Panimávida para cargar colpas de carbonato de calcio, a mano. Una vez listo, no quiso manejar para ver cómo lo hacía yo. Esta cal se entregaba en la Carburera Nacional de San Bernardo. Lo acompañé de copiloto en un segundo viaje, manejando él, y como encontré que dominaba elvehículo, me bajé y me fui. Unos días después,
 
EL CAMIÓN BAJANDO CARGADO CON YESO POR LA CUESTA DE LOS AFLIGIDOS
al bajar cargado, ocupó mucho los frenos, lo que sobrecalentó los tambores delanteros, y al pasar una poza de agua en el camino en la explanada del rodado amarillo y mojarse, se cortó la banda de frenado de aquellos tambores como si las hubieran torneado. Esto hizo que este señor no quisiera ni oír hablar de este mineral, por lo que tuve que repetir la misma escena en la Compañía Industrial El Volcán, con un primer viaje desde la mina hasta Lo Valdés, manejando yo, y un segundo viaje de copiloto. Después lo esperé en Lo Valdés hasta que llegó sano y salvo manejando solo en un tercer y último viaje.

Pasó poco más de un mes sin novedad, hasta que supe que se produjo un percance cuando este señor subía con el camión vacío y en Los Chiflones del cerro Catedral se encontró de frente con un camión cargado que venía bajando sin poder frenar. Como el camino es de una pista (con dos ensanches para cruzarse, pero él sólo se percató del vehículo sin frenos pasado estos cruces) frenó de golpe y puso marcha atrás para escapar lo mejor posible. Dificultaba la visibilidad una tolva de fierro alta. Como en las películas de suspenso, la distancia que los separaba se fue acortando hasta hacer contacto, y el peso del camión cargado empezó a arrastrarlo al vacío, sin que el chofer pudiera hacer otra cosa que frenar, sin ningún resultado y mirar por los espejos retrovisores tratando de mantener el vehículo dentro del camino, que tiene un alto despeñadero hasta el río Volcán. Afortunadamente se atravesó el camión que iba marcha atrás con la cola hacia la ladera del cerro, produciendo la detención brusca de toda la acción. Al llegar otros camiones, tuvieron que doblarle la pierna derecha al hombre, ya que la tenía agarrotada, para poder bajarlo de la cabina y dejarlo reponerse del shock. De más está decir que a este personaje no lo volví a ver y dejó abandonado todo lo que tuviera que ver con el Cajón del Maipo.

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