Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 49 - Año VII, Invierno 2009
LAS HISTORIAS DE DON BETO
HUMBERTO CALDERÓN FLORES

Me parece que su nombre era Luis Díaz Estay. En San José se lo conocía como el Caco. En cierta ocasión, con Juan Kaiser, mi hermano Rafael y otros amigos organizamos un paseo en caballos a Los Morros, que quedan en el campo de Las Tórtolas en el fundo Río Colorado. Al tener conocimiento de este viaje con pernoctada, Caco insistió en que lo lleváramos. Él tenía su caballo alazán y ofrecía su mula, La Cebollita, para transportar carga. Finalmente aceptamos su compañía porque expuso que él estaba acostumbrado a estos viajes, sabiendo hacer lo que fuese necesario en el campo. Dijo que había trabajado con diferentes patrones en estos viajes, nombrando a don Miguel, don Camilo y otros.

El Caco y otro acompañante partieron con los caballos y mulas hasta los refugios de Lagunillas. Nosotros lo hicimos en una camioneta. En dicho
 
DIBUJO DE SUSANA VALLEJOS
lugar cada uno tomó su caballo y la carga en las mulas: comida y abrigo para pernoctar. Llegamos a nuestro destino, se descargaron las mulas, se desensillaron los caballos y luego se sacó lo que llevábamos preparado para nuestra primera merienda, al llegar. Cuando comíamos, el Caco tomó unas cebollas que fue picando, mientras nos decía: “Yo he salío con patrones, yo sé respetarlos y atenderlos, y si hay que ir al agua el Caco lindo oh más pa’ir al agua; si me icen Caco anda a la leña el Caco lindo oh más pa’ir a la leña; si hay que rodiar (buscar los caballos) el Caco lindo oh más pa’ la rodiá”… Y seguía picando las cebollas: “Si hay que hacer juego y poner los tachos a hervir el Caco lindo oh más pa’hacerlo…” Terminó de picar las cebollas, abrió un tarro de conservas, lo vació en las cebollas, aliñó el causeo, se paró con la fuente en las manos ofreciendo la comida: “Sírvase ‘on Beto”, “No, Caco, gracias, ya he comido otras cosas”, “sírvase ‘on Juanito”, quien da la misma respuesta… Lo mismo con Rafael y otros acompañantes. Ninguno aceptó el ofrecimiento, a lo que él responde olvidando todo respeto y forma de atender: “¡Qué se han figurado futres ‘e mierda, que yo hago la comía pa’ botarla!”.

Ante esta reacción del Caco, recordando todo lo dicho por él, no hubo malestar, ni enojo, ni reacción adversa, sino que fue una carcajada general: “¡Buena Caco!” DdO

A los cóndores les decían buitres porque ellos “buitrean” la carne podrida que han comido para perder peso y poder elevarse. Mi abuelo, Estanislao Calderón López, contaba que una vez vio a un cóndor comiéndose a un animal muerto y de pronto el pájaro comenzó a elevarse en círculos sin haber “buitreado”, hasta que se perdió en el cielo… A la semana siguiente cayó muerto del cielo, agusanado, pues se había elevado mucho. El decía que a los cóndores se les meten larvas de moscas cuando comen, y que este se murió y se pudrió cuando iba volando…
 


El rusio Hernán Olivares fue al Colo Colo, pidió vino tinto, se lo tomó y salió sin pagar. El Trompo le dijo: “¡Eh, Hernán, se te quedó el vuelto!”, y el otro le contesta: “¡Guárdatelo para ti!”

 

 

El Ñato Elías le dijo a doña Filomena Espinosa:

-Por Dios que amanecí enfermo, Menita.

-Es que usted toma tanto que no se mide, pues…

-Me estaba midiendo, Menita, pero cuando llegué a los cinco litros un cuarto perdí la cuenta… DdO
 
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