que la de los recursos naturales, a los cuales está ligada directamente.
La cultura es un recurso auto sustentable, transmisible de generación en generación, que, a diferencia del patrimonio natural, puede conservarse, crecer, renovarse e incluso generar nuevos caminos y nuevas expresiones; además, su explotación la hace florecer con más fuerza. No obstante su desarrollo y su valoración, depende de la voluntad del hombre, de las políticas de estado que permitan su protección, su conservación y desarrollo. Afortunadamente, podemos ver con satisfacción que esta preocupación ha sido tema importante para nuestros últimos gobiernos, preocupación que especialmente se aborda a través del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA).
El desarrollo del Turismo Cultural no se genera de forma espontánea, por iniciativas privadas y/o aisladas, sino en base a una Política de Estado. Ésta definirá y fijará normativas y regulará y fomentará su desarrollo coordinando con otras políticas que aseguren la protección y sostenibilidad del patrimonio cultural que se incorpora al Turismo. Sin embargo, esta política en Chile aún no existe, lo que ha llevado al área de Patrimonio del CNCA a encargar el “Estudio de Identificación y Caracterización de Recursos Institucionales, Normativos y Financieros disponibles para el desarrollo del Turismo Cultural en Chile” (de acuerdo a la medida 38 de la Política cultural 2005-2010 “Chile quiere más cultura”).
Actualmente, la Mesa de Trabajo del Turismo Cultural del CNCA trabaja en la elaboración del Plan Nacional del Turismo Cultural en Chile con el fin de que el Patrimonio Cultural pase a ser también un camino importante en el desarrollo turístico de nuestro país y sus diferentes comunidades.
¿Pero que es el Turismo Cultural? Es la incorporación a las iniciativas y actividades turísticas del Patrimonio Cultural de un pueblo, el que, según definición de UNESCO “comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo; la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas”. (Definición elaborada por la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre el Patrimonio Cultural, México 1982.)
La Secretaría de Turismo de México, país que se destaca por su desarrollo turístico, define el Turismo Cultural como “Aquel viaje turístico motivado por conocer, comprender y disfrutar el conjunto de rasgos y elementos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social de un destino específico”.
El Turismo Cultural se nutre en su desarrollo de las distintas manifestaciones culturales propias de una comunidad, tangibles o intangibles, contemporáneas, históricas o tradicionales que individualmente o en conjunto caracterizan aquel grupo humano: la gastronomía tradicional, las artesanías y el arte popular, las leyendas, las fiestas populares, el folclor y los eventos culturales, las costumbres, la arquitectura y construcciones públicas, habitacionales e industriales, entre tantos otras existentes y potenciales que, por su naturaleza, originalidad, peculiaridad o por ser únicas, sean dignas de ser incluidas en los circuitos del turismo.
El Turismo Cultural juega también un papel muy importante al permitir dar a conocer, preservar y disfrutar el patrimonio cultural de nuestro país, de una región o una comuna como la nuestra. Los efectos que genera el tratamiento adecuado del turismo cultural, desde una perspectiva de mercado, trae como consecuencia, más allá de la satisfacción del turista, la preocupación por la protección y conservación de este patrimonio y el desarrollo económico y social de las comunidades a partir de la generación de nuevos empleos.
Uno de los primeros pasos hacia un Turismo Cultural es poder catastrar o inventariar las distintas expresiones de la cultura de cada pueblo, una tarea que deberíamos trabajar y ordenar en nuestro Cajón del Maipo con la rigurosidad necesaria para ir empadronando las verdaderas expresiones de nuestra cultura, que no dejen lugar a duda de su autenticidad y representatividad de nuestras tradiciones y raíces históricas.
Tenemos tanto que mostrar, tanto que enseñar, tanto que ofrecer a nuestros visitantes. Que se hable de San José de Maipo también a través de nuestra arquitectura patrimonial, de nuestro arte y artesanías, de nuestro pasado al servicio de la salud, de nuestras leyendas, poetas y payadores, de nuestras tradiciones y fiestas religiosas, de nuestra gastronomía, frutos y productos agrícolas, del folclor. Encaminémonos con paso seguro hacia el Turismo Cultural de nuestra comuna, incorporando ese patrimonio a esta rama del turismo, este patrimonio atesorado en más de doscientos años de vida por nuestra gente, entre los cerros, los valles y los ríos del Cajón del Maipo; esa cultura nuestra tejida en los campos y en el trabajo de las minas, en los corrales y en las veranadas de nuestros piños, entre la nieve, el sol y el viento.
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