Sin lugar a dudas, este tema se nos ha ido instalando paulatinamente en nuestro quehacer diario. Intuimos su importancia, pero cuando entramos derechamente en sus vericuetos reglamentarios y de procedimientos, estudios, declaraciones, normativas técnicas, intereses económicos, posiciones de ambientalistas radicales y, en definitiva, en la globalidad y complejidad del tema ambiental, tiende a marearnos y los árboles no nos permiten ver el bosque.

Es irrefutable la necesidad de que las autoridades locales desarrollen una política ambiental que dé luces a otros temas estratégicos de interés comunal, que se plasme en un ordenamiento territorial (plan regulador), que se haga visible en un desarrollo integral de la comuna (PLADECO) y que, sin duda, se proyecte mas allá de la autoridad de turno o el funcionario de confianza de dicha autoridad.

Ahora bien, la pregunta es, como autoridad recientemente electa que ha mostrado un alto interés por la problemática medioambiental, ¿cómo enfrentar los desafíos reales en un territorio en el que no hay consenso respecto a cómo cuidar y mejorar nuestro entorno?

Política medioambiental a escala humana: pretenciosa declaración y, sin embargo, de una simpleza que realmente impresiona. Sí, en efecto, muy simple: la basura allí donde debe estar. Partamos ya, desde lo más simple, para que así surja una política medioambiental desde la comunidad: el club deportivo, el centro cultural, la junta de vecinos y, lo más elemental, la familia. En definitiva, es hacia allí que orientaré un importante esfuerzo de mi gestión: superar tecnicismos para que la protección del entorno sea una prioridad de la comunidad misma, partiendo desde lo más básico. Así se podrá llegar a tener en nuestro Cajón del Maipo una autoridad local empoderada de una visión clara y precisa de su deber con respecto al medioambiente y una comunidad organizada, consciente de su rol fiscalizador frente a esa autoridad local. DdO