ENTRE LAS FRONTERAS DE ETIOPÍA,
SUDÁN Y KENIA, A ORILLAS DEL RÍO OMO, EN EL VALLE
DE RIFT, VIVEN HOMBRES Y MUJERES, NIÑOS Y ANCIANOS QUE,
PINTÁNDOSE EL CUERPO, SE CONVIERTEN EN GENIOS DEL ARTE.
ES UNA REGIÓN VOLCÁNICA QUE PROPORCIONA UNA INMENSA
PALETA DE PIGMENTOS: ROJO OCRE, BLANCO CAOLÍN, VERDE
COBRE, AMARILLO LUMINOSO O GRIS DE CENIZAS. PINTAN Y DIBUJAN
CON LAS MANOS, CON UNA RAMA, UNA CAÑA O UN TALLO. PINTURAS
QUE UNEN LA CARNE CON EL ESPÍRITU Y QUE ESTÁN
EN EL PUNTO MÁGICO DE DOS EXTREMOS QUE SE TOCAN: EN ESTE
CASO, LO INFANTIL Y LO GENIAL. ELLOS VIVEN SEDUCIENDO, EMBELLECIENDO,
JUGANDO Y GOZANDO. SUMERGIR LOS DEDOS EN LA ARCILLA, ESCOGER
FLORES, FRUTOS Y HOJAS Y, EN UN SANTIAMÉN, EN EL ROSTRO,
EN EL TORSO, LOS PECHOS, EL PUBIS, LAS PIERNAS, NACE LO ÍNTIMO
DEL ARTISTA QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO PERO QUE SÓLO ALGUNOS
PUEDEN MANIFESTAR.
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