Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 45 - Año VII, Ocubre y Noviembre 2008
AGUA

Soy una molécula de agua y en estos momentos voy viajando por las profundidades de un río subterráneo. Recuerdo la última vez que llegué a este planeta, desde una nube. Caí del cielo sobre un cerro de San José de Maipo, junto a millones de billones de trillones de otras moléculas de agua, un día invernal de septiembre. En realidad, infinitas veces he subido al cielo y he bajado nuevamente a la tierra en una gota de lluvia. La última vez que caí, posada sobre una piedra, examiné los alrededores y vi árboles, pasto, matorrales y soledad. Entonces decidí escurrirme cerro abajo. Fui a parar a un estero y, siguiendo su corriente, llegué a un río de aguas turbias. Allí, un pez voraz me absorbió y en un remolino de agua helada recorrí sus entrañas. Entré por una branquia y finalmente salí por un orificio debajo
 
MOLÉCULA DE AGUA
de la cola. Me dio un poco de miedo y me sorprendió que el cuerpo del pez estuviera igual de frío que el agua de afuera. Yo esperaba más calorcito y tuve recuerdos de una vez que había formado parte de un chorro de vapor ardiente que venía desde el centro de la Tierra y que se escapaba por una rendija entre las rocas de la cordillera.

Desde que tengo recuerdos, he viajado mucho, no sólo subiendo y bajando del cielo, sino por todos los rincones de este planeta. He conocido el cuerpo de mil insectos diferentes y me he deslizado por los recovecos del cuerpo de muchas personas nadando en los ríos, o dándose un baño termal, o empapándose bajo una lluvia torrencial, o sudando la gota gorda al trabajar físicamente, o simplemente cantando bajo la ducha. He caído por quebradas, he colgado en las hojas de muchos árboles, me he escurrido por el vidrio de la ventana de una joven con penas de amor, me he hecho barro, he sido parte del refrigerante en el motor de un automóvil, me han bebido y orinado miles de veces y a menudo he terminado en los desagües y las cloacas.

Pero siempre me repongo. Puedo estar en el agua sucia, pero yo estoy limpia. Mi vida peligra sólo cuando hay contaminación, eso sí. Cada día la gente cuida menos el agua dulce. Yo he estado en las cañerías de agua potable, en ríos y esteros, en lagos y pantanos, pero mi existencia casi entera ha transcurrido en los mares de agua salada, que abunda en el planeta. El agua salada no es potable, no le sirve al hombre para su sed y sus campos, por eso prefiero ser dulce. Pido que me cuiden, que me quieran, que me reconozcan como necesaria para la vida.

Mientras pienso, avanzo por este río subterráneo que me lleva... ¿hacia dónde? Allá a lo lejos diviso una salida, un conducto lateral por el que me meteré hacia la superficie de la Tierra. Formaré parte de un manantial que surge en medio de una montaña caliente, ardiente bajo el sol. La persona que pase por allí toma del agua del manantial, se refresca la frente, agradece la existencia del agua y después sigue su camino. Sabe que sin agua, sin mí, su propia vida sería imposible. Soy modesta, pero también soy imprescindible. DdO