-La moral, en definitiva, es una herramienta para aprender
a convivir...
-Tocas un tema complejo. Esta organización de capas
sociales altas y bajas... No creo que Dios haya dicho "sepárense
en clases sociales de este o este otro tipo". El grupo
de hombres que tiene el poder se erige en nobleza..., y siempre
me he preguntado, por ejemplo en el caso de occidente, si
esta nobleza cristiana viene de ordeñadores de vacas
o de cortadores de lechugas... Porque todos son hijos de Adán
y Eva, cuyos hijos eran Caín, el hombre de las lechugas,
y Abel, el hombre que cuidaba el ganado. ¿De cuál
de las dos ramas vendrán los nobles? ¿Sus ancestros
tendrán olor a lechuga o a guano de caballo? No. Fue
la fuerza de la espada la que organizó estas clases
sociales. No hay mensaje divino en ello, sólo hay un
atroz mensaje humano. Por eso le tengo mucho cariño
a Gandhi, que se niega a entrar a cualquier iglesia de la
India mientras exista gente descastada y no sea aceptada en
el seno de la comunidad. O sea, él está parado
frente a la naturaleza y frente a Dios...
-Gandhi es Gandhi, pero el hombre corriente
no lo es. ¿Cómo actuar acertadamente, entonces,
asumiendo que el hombre es como es?
-Haciendo conciencia. Tenemos tres líneas fundamentales.
El cuerpo, que hace conciencia rapidito, pues a las tres de
la tarde hace toc toc toc y te dice quiero comer. Si no le
haces caso, se pone débil..., y el hambre hace humilde
al más feroz. Sabemos muy bien cómo funciona
el cuerpo. También hace conciencia la mente, a la que
mal que mal también conocemos un poco... ¿Pero
el alma? ¿Quién sabe algo del alma? ¿Cómo
alimentar el alma? ¿Dónde está el alma?
Agazapémonos para poder saltar sobre la mente y llegar
allá, donde nace el arcoiris, donde pasan los dioses,
donde están los cofres de los conocimientos esenciales
y sagrados... Para dar ese salto hay que dominar el cuerpo,
los instintos. Se puede controlar la respiración, respirar
ni muy profundo ni muy largo, pero sí un poco largo
y profundo, sentado derecho, mirando un regalo diario del
universo, como es una puesta del sol... Es en ese momento
que nosotros podemos hacer conciencia, porque entonces no
estamos traficando con plata ni estamos luciéndonos
ante otros por lo inteligentes o poderosos que somos. Es en
ese momento cuando humildemente tomamos nuestro lugar en el
planeta y nos damos cuenta de que no somos nada comparados
con el sol, con las estrellas, con el cielo. Hay quienes creen
que vinieron a adueñarse del sol y a metérselo
en el bolsillo. No, vinimos a hacer cosas pequeñas,
a no agarrar a garabatos a la vuelta de la esquina a otras
personas. Hay gente que cree tener grandes misiones porque
cree en las grandes misiones, pero esas no son tales... Simplemente
respirando frente a una puesta de sol, sin asombrarse de la
belleza desconocida de esa puesta de sol, sin juzgarla, sin
poner etiquetas, sin tildarla de hermosa... así fluye
la conciencia.
-¿La conciencia del alma?
-Para nosotros el cuerpo es real, la mente también,
pero sólo creemos tener derecho a un alma. Queremos
ser inmortales, libres, y la conciencia de ese querer fluye
sentándonos todos los días mirando al poniente,
respirando un poquito más profundo y más largo
que de costumbre, reconociendo nuestro lugar en el universo.
No es necesario exclamar ¡oh, pero qué arrobador!
Simplemente mirar, y eso que está ahí va a ir
metiéndose dentro de nosotros, dándonos un rayito
de sol de conciencia para que en la noche de los tiempos de
la humanidad podamos mirar con un pequeño grado de
discriminación... Aprender a discriminar lo bueno de
lo malo.
-La moral, lo bueno y lo malo, los
valores... Tantas diferentes sociedades con tantos credos,
tantas políticas, tantas filosofías, incluso
tantas formas de sentir el sentido común... Por ejemplo,
¿hasta qué puntos son atendibles y válidos
los valores morales de la Iglesia Católica?
-Hablemos mejor de Cristianismo. Encontramos tres puntos
que han influido más que ningún otro sistema
filosófico o religioso en la conducta del hombre occidental.
Primero: después de la Creación hay una serpiente
en el Jardín; o sea, junto con la llegada de Dios al
Jardín de la Vida aparece la cola, el malo, de modo
que apenas aparece la vida tenemos la posibilidad de elegir
entre el bien y el mal, a través de la conciencia,
del discernimiento. El mal aparece como un misterio mágico.
Segundo: la caída de los ángeles, esos ángeles
que engendran héroes al hombre, que enseñan
la ciencia... Son ellos los que van apartando al hombre de
la santidad y lo van echando en brazos de una ciencia fría,
impersonal y egoísta. Y tercero: Dios se hace hombre,
Dios se hace humano y tiene que pasar por todas sus vicisitudes.
El hombre, por primera vez, tiene derecho a sentir que él
puede ir más allá de la colina donde nace el
arcoiris y meter la mano en el cofre sagrado de los dioses,
sacar las virtudes que no tiene y llegar a ser un dios. Jesús
dice: Haced como yo y seréis tanto o más grandes
que yo. Estas son las tres cosas más sagradas del Cristianismo
cuando nos ayuda a hacer conciencia. Y sin embargo, ¿qué
tenemos hoy? Que el hombre, primero, va tras el dinero, segundo,
tras el dinero, y tercero, tras el dinero. Hay alguno por
allí que anda detrás de cosas trascendentes...
sí, pero mientras más ciencia haya esto se pondrá
más difícil.
-Conciencia y ciencia. Ciencia como
enemiga del hombre, como algo pernicioso para el ser humano...
-La ciencia es una gran ramera, está al servicio de
la industria que paga la investigación para finalmente
decir lo que esa industria quiere que diga. Ya se acabaron
los tiempos de Galileo, de Copérnico, de los grandes
investigadores por la belleza extrema de sumergirse en un
contacto con una hebra de la gran tela, es decir, el individuo
tratando de sentir su alma en el todo, como sentado frente
a esa puesta de sol. La ciencia tiene un método único,
el método lógico racional inductivo, con observación,
experimentación, hipótesis, demostración
y ley. De cuerpo, mente y alma, aquí vemos que la ciencia
sólo se preocupa del cuerpo, sólo de lo material,
lo que se puede reproducir en el laboratorio. El resto no
vale. Y la ciencia es cruel, sacrifica a dos mil seres humanos
para saber, por ejemplo, hasta qué temperatura resiste
el cuerpo humano con una cierta cantidad de alimentos, y sacrifica
quinientos mil pollos en cualquier experimento, y mata caballos,
perros, gatos... La ciencia puede cortar las aspiraciones
de toda la humanidad a ser mejor, porque nos ha quitado la
capacidad de interiorizarnos imponiendo televisores, computadores,
celulares, tecnologías que nos hacen la vida más
en la materia. Cada día estamos más robotizados.
-El panorama se pinta de negro. ¿Hacia
dónde vamos?
-Estamos en los tiempos finales de una cultura. Las bases
de la cultura son negadas por una nueva cultura emergente,
una cultura sin alma debido al poderoso paso de la ciencia.
Los pueblos no pueden escapar a sus raíces históricas,
y cuando esas raíces son cercenadas por la modernidad,
entonces el pueblo se queda sin los grandes mitos, sin los
grandes actos... Antes, cuando el hombre todavía estaba
regido por la Madre Naturaleza, se acomodaba al lado de un
brasero... Yo era pobre, de niño llegaba a mi casa,
lloviendo en invierno, y me encontraba con que en pleno living
había un braserito. Mi mamá tenía un
mate, y yo, con los zapatos mojados, me ponía en una
puntita del brasero y me tomaba un mate mirando por la ventana
cómo llovía. Un mate y una sopaipilla, el rito
de la lluvia, el placer de recogerse en una casita con un
braserito. Hoy día hay loza radiante, estufas japonesas,
no hay frío... Si llueve, la gente arranca. Se está
acabando el respeto por lo natural, ya no vale nada. Cuando
el hombre termina su relación con las raíces,
su civilización sufre un cambio. Ya no tenemos raíces,
y esta nueva religión que ha nacido, la ciencia al
servicio del dinero, va a atraer grandes tragedias sobre la
humanidad.
-Pero individualmente, obedeciendo
a la propia conciencia, ¿podríamos esquivar
esta corriente destructora que socialmente se hace imparable?
-Dentro de cada ser humano hay un camino de luz y gloria
que está impreso en los genes. Quizás por eso,
la noche más profunda tiene en su seno el rayo de luz
primigenio de la claridad del mañana. Cuando la conciencia
social del ser humano se activa de una cierta manera, se activa
también, en muchos individuos, algo que puede lograr
levantar una conciencia de respeto a la red total de la vida.
-¿Podríamos tal vez suponer
la presencia de un grupo de personas, de cierta altura espiritual,
que utilizara la ciencia, la tecnología, en un sentido
positivo, al servicio cierto de la humanidad?
-Bunbark, el científico indio. Amaba las flores y
creó la rosa Bunbark, sin espinas. Les hablaba a las
rosas con espinas diciéndoles que las iba a proteger
y que, por eso, no necesitaban espinas. Las rosas escucharon
el lenguaje de este protector y comenzaron a crecer sin espinas.
Eso es ciencia. DdO