Tras una escueta referencia histórica, el relato
comienza exponiendo la situación de total abandono
y destrucción en que se encuentran una locomotora
y dos carros de este legendario ferrocarril a merced
de farreros y maleantes, inconscientes tal vez los primeros,
muy conscientes los segundos, despojando a los carros
de sus vidrios, maderas, asientos, lámparas al
igual que a la locomotora de su instrumental, piezas
mecánicas y partes de su carrocería. Las
inclemencias climáticas no les fueron en zaga,
haciendo desaparecer las pinturas para dar paso a la
corrosión y el óxido. El título
del documental es alusivo a esta situación. Se
requería un rescate urgente para que esta agonía
no se trasformara en muerte segura. El relato se concentra
luego en las acciones que emprenden un grupo de hombres
trabajadores, soñadores y tenaces, encabezados
por don Luis León Vera, suboficial de ejército
en retiro, para trasladar esta locomotora y los dos
carros a la Estación El Melocotón donde
intentarán recuperar este material rodante de
las garras de la destrucción y del olvido. Para
ello, cuentan finalmente con el apoyo del Ejército
y de la Empresa Privada que aportan experiencia, personal
y equipos especializados para efectuar el traslado y
montaje sobre rieles, la autorización del Municipio
y la colaboración de Carabineros en los respectivos
traslados que se realizan exitosamente los días
15 y 19 de Noviembre'2007.
El
trabajo voluntario desarrollado por estos hombres, aparece
como el principal atributo que motiva a otros para apoyar
esta iniciativa, trasformándose ya en un proyecto
que busca recuperar para la comunidad un patrimonio
cultural, genuinamente "cajonino". La preocupación
del autor por la búsqueda permanente de una estética
del trabajo, se manifiesta en esta obra documental y
su temática propone al autor y al espectador
como partes de un todo.
El
cine documental es un cine con vocación realista.
Captar con una cámara los hechos reales que fluyen
frente a uno, responsablemente, como resultado de los
actos de mirar y escuchar, como individuo con ideología
y punto de vista, intentando armonizar lo real existente
con lo real vivido por nosotros. El registro directo
de los acontecimientos y el flujo de éstos en
el tiempo, mantienen al documentalista tras la cámara
en un duelo permanente con aquello que no está
en condiciones de controlar y de prever: la instantaneidad,
"cine a la manera fotográfica", entendiendo
por el acto de fotografiar el "poner la cabeza,
el ojo y el corazón en el mismo punto de mira",
tal como lo expresara Henri Cartier-Bresson.
NITRAM
ODALLEM-ZAÌD
15 DE ENERO DE 2008.