Abisinia,
la enigmática Ethiopía de Arthur Rimbaud,
me había cautivado desde el sur -en la región
de Ogudén, fronteriza a Kenya y Somalia, cruzando
los campos de algodón y de café hasta
el corazón de Addis Abeba, para internarme en
la espesura de su selva tropical desconociendo su rítmico
lenguaje Amarabí (derivado del Reino de Aksum)-
hasta el Lago Tana -al suroeste del encuentro entre
el Mar Rojo y el Golfo de Aden, fronteras de Eritrea-.
En esa lacustre orilla africana participé de
los ritos mágicos de iniciación. La joven
gacela de gruesos labios ataviada con turquesas y jade,
ensoñación en su mirada, lleva en su mano,
a la medianoche, el báculo ancestral de su bella
estirpe, seguida al son de los tambores por el hombrejaguar
sigiloso, manchada su piel felina, pintado su cuerpo
y los ojos estupefactos ante mi intuitiva fotografía
antropológica inmortalizadora del fugaz instante.
Escogí esta expresiva fotografía que es
parte de mi exposición «África Sangre
Negra», expuesta en Bruxelles-Belgique.
Copyright
: THEODORO ELSSACA julio de 1986, www.elssaca.cl