ovinos,
caprinos, vacunos, gallinas, cerdos, etc
, buscan en estas
nuevas especies su fuente de alimentación. Devastados
los bosques y acosados por la civilización, los últimos
sobrevivientes se refugian en los contrafuertes cordilleranos,
adonde también llega el hombre y sus ganados. Y el puma
también necesita comer. Y el cóndor. Y el águila.
Y el peuco. Y todos los demás. Los ganaderos lo consideran
un peligro para el ganado y es una especie amenazada en muchas
partes. Tienen razón los ganaderos y el puma también.
El problema es que pagan el pato de la boda esforzados
campesinos, los más pobres, como siempre.
En este
contexto, en mayo pasado, Marcela Labraña, Gobernadora
de la Provincia Cordillera, coordinó un Cabildo Abierto
con la comunidad y las autoridades del Cajón del Maipo.
Se trataron varios temas, pero la principal preocupación
fueron nuestros amigos félidos, los pumas.
Se acusa
al SAG y a algunos prominentes latifundistas de la zona de
propiciar su reproducción en forma irresponsable con
fines turísticos. A mi amigo, don Jaime Vásquez,
le mataron todos los potrillos. En el Colorado, a un solo
campesino le mataron cincuenta ovejas. Se calcula una pérdida
de más del 30% de las crías, más algunos
animales débiles que fueron presa fácil.
El SAG
se defiende, los latifundistas también. Los pumas cayeron
del cielo como un maná sangriento dándose
un festín con los pocos recursos con que cuentan los
más pobres. En una reunión anterior, convocada
por Francisco Astorga, Presidente del Comité Ciudadano,
en la Posada del Fundador en San José de Maipo, sugerí
un sistema similar al control de osos y alces en Canadá.
El Jefe del SAG, en el Cabildo Abierto, dijo algo similar
y que lo están estudiando. Que bueno que lo estudien.
Ojalá sea rápido porque de lo contrario se va
a acabar el ganado y, en venganza, también los pumas.
Todo esto
trae un corolario: somos demasiados y muy depredadores. Tenemos
que organizarnos para que sobreviva el planeta y, por ende,
nosotros. Pero nadie quiere dar el primer paso. Pregúntenle
a las grandes potencias, al G8.
La Parábola
del Buen Pastor me recuerda que éste cuidaba sus ovejas
sin dejarlas solas jamás. Si había una descarriada
la iba a buscar con gran cariño y la incorporaba al
rebaño. Los pastores de antaño llevaban un báculo
y sus perros y así alejaban a los lobos y demás
animales protegiendo sus animales. Para ser franco, no soy
experto en como envían aquí estos ganados a
las veranadas de la cordillera. Algunos llevan pastores
vigilantes, otros quedan a su suerte y ahí aparece
el puma.
Si fuera
factible sugiero dos cosas: la primera, que el ganado lleve
pastores con sus perros, y la segunda, que se
regule la población de pumas si han sobrepasado la
cantidad con que se puede alimentar de los recursos a los
que tiene derecho. Por supuesto, aquellos que
quieren tener muchos pumas tienen derecho a tenerlos, pero
que los alimenten con su ganado y no con el ajeno.
Otra cosa
que se dijo: los perjudicados por la matanza de sus
ganados no tienen tierras, pagan a los dueños de los
grandes fundos de la zona para subir sus animales a los pastos.
Esto lo traigo a colación porque los jefes de servicio
proponen reconversión de actividades tales como plantación
de frutales y otras. ¿Y con qué ropa?, pienso
yo. La mayoría sólo tiene una estrecha casa
tipo Copeva. Pero tal vez lo más importante
que se saca como conclusión, es que las medidas del
gobierno y sus funcionarios deben ser analizadas con aquellos
que serán afectados en cualquier sentido. Felicito
a la linda Gobernadora por su iniciativa y ojalá les
encuentre un financiamiento de compra de terrenos, para la
reconversión de actividades y moderna crianza
de animales, a mis amigos del Cajón.