-¿Eso
que llamas locura consistía sólo en un estado
de ánimo, o físicamente también hacías
locuras?
-Un ejemplo. Me senté una mañana a meditar y
vi imágenes de lo que iba a pasar durante el día.
Después salí a caminar y sucedieron cosas que
yo ya sabía. Mi reacción era reírme,
lo encontraba ridículo, no lo podía creer. También
podía escuchar la mente de otras personas, por ejemplo
lo que alguien estaba pensando de otro, y mi reacción
también era de risa. Era muy difícil expresar
mi realidad en palabras, y por eso mi reacción más
que nada era reír, lo que era como estar loco. La parte
más intensa de toda esta experiencia duró tres
años. Para “reenchufar” en el mundo necesité
otros tres años, ya en Canadá, donde trabajé
como carpintero. Más tarde comencé a trabajar
los fines de semana con mi don. Llegó un momento en
que tanta gente quería consultarme, que dije “OK, voy
a dedicarle un año a esto”. Si ayudo y no muero de
hambre, sigo con esto, y después tuve más y
más gente esperando y nunca volví a ser carpintero.
Estoy muy interesado en ayudar a personas aquí en el
planeta, simplemente ayudar, no buscar el significado de la
existencia.
-¿Cómo
efectúas tu sesiones con un… llamémosle paciente?
¿Entras en trance?
-Al principio tengo una entrevista de unos minutos para saber
por qué la persona vino a verme, y después…
Yo inventé una manera de entrar y salir de ese mundo
multidimensional usando oración y respiración,
y cuando eso sucede aparece dentro de mí una especie
de video que, poco a poco, empieza a tomar forma. Entonces
la cosa es más o menos ordenada y veo imágenes
y oigo voces. Por ejemplo, puede ser que una persona tiene
una enfermedad incurable según los médicos,
y yo puedo entrar en su cuerpo y ver qué está
pasando allí. A veces las imágenes no tienen
sentido para mí, pero sí lo tienen para el paciente.
Mi deber es dar a conocer la imagen, para eso me la confían.
-¿Le
cuentas siempre al paciente todo lo que ves?
-A veces veo cosas que no puedo decir, y a veces tengo que
decir “mire, usted se va a morir”. Una vez tuve que decirle
a una señora que su hijo iba a morir en dos años
más, y en dos años murió. Algo me dice
si tengo que dar una información o no, si la persona
está preparada para entender.
-Debes saber muchos secretos, muchas
intimidades de mucha gente.
-Sí, pero no hablo. Cuando llegué a este mundo
con acceso a la información total, sentí que
una cierta impecabilidad iba junto con esto. Si tú
no tienes la capacidad de no dañar a la otra persona,
entonces no tienes información. Nunca voy a hablar
con nadie, ni con mi señora. Tengo un cierto contrato
con la energía de arriba, y el contrato dice “usted
no puede abusar de la información que recibe”.
-Tom,
tu “despertar” sucedió en India, comenzaste a usar
tu don en Canadá, y ahora estás en Chile desde
hace años. ¿Por qué Chile?
-Mira, estoy casado con una chilena. Nos conocimos en Canadá,
después vine a visitarla a Chile, después volvimos
a Canadá, nos casamos aquí en Chile con la esperanza
de que íbamos a vivir en Canadá… Pero resulta
que ella no puede vivir en el frío de allá,
y entonces decidimos estar acá. Yo no quise vivir en
la lluvia del sur, entonces lo intentamos en el Cajón
del Maipo. Tenemos una casa maravillosa en San Alfonso.
-Dijiste “la esperanza” de vivir en
Canadá. ¿Eres feliz en Chile?
-Sí, especialmente en el Cajón del Maipo, por
el clima maravilloso y su gente.
-¿Crees que el Cajón tiene
alguna energía especial?
-Obviamente hay una energía potente aquí en
las montañas, pero además, fíjate que
aunque tenemos una ciudad con seis millones de personas al
lado, esta región no crece, es básicamente como
era hace veinte años, cuando llegué. Cuesta
un poquito vivir aquí, sólo viene gente que
busca paz, contacto con la naturaleza, lo que también
es especial. Si la gente cree verdaderamente en la paz, la
encuentra.
-¿Significa
eso, de algún modo, que la mente lo consigue todo?
-Mira, Juan Pablo, yo creo que la realidad está basada
en nuestras creencias. Si tú crees que hay una energía
especial arriba de la montaña y subes a buscarla, la
encontrarás. La fuerza personal por llegar allá
juega un rol determinante. Otra persona que sube la misma
montaña tal vez no sentirá nada. Las creencias,
de cierta manera, dan forma y sabor a la llamada realidad.
-O
sea, la mente humana conforma, de alguna manera, la realidad…
¿O existe para ti una realidad objetiva separada?
-Yo creo que no existe una realidad objetiva. Nosotros estamos
creando esto con nuestra mente, nuestras creencias y actitudes.
En mi trabajo he encontrado esta verdad, de que las creencias
van creando la realidad, y también la identidad. El
tema tristeza, por ejemplo: una persona cree que la vida es
una lucha y tiene por eso mucha tristeza, y, claro, se despierta
triste por la mañana, y su realidad, entonces, se hace
triste. Los vecinos de esta persona pueden decir que la vida,
en vez de una triste lucha, es un baile alegre, y vivirán
otra realidad.
-¿Lo
cual significaría que toda enfermedad depende de la
mente?
-El tema de las enfermedades es complicado. La enfermedad
también es multidimencional, como la realidad. La persona
tiene una cierta responsabilidad en su enfermedad. Por ejemplo,
descubrí que el cáncer consiste en un deseo
de morir producido por diferentes factores. Quizás
una persona vive infeliz, y así, lentamente, empieza
a condicionar su mente. “Quiero morir, quiero morir”, y luego
aparece el cáncer. La persona no se da cuenta de que
por años lo ha buscado, y se pregunta ¿de dónde
viene este cáncer? Las enfermedades son complejas,
siempre hay un componente físico, mental y espiritual.
Para ayudar a sanar hay que estudiar las posibilidades de
cambiar las creencias del enfermo, y eso depende de la persona
misma.
-Tú hablas de dimensiones múltiples,
del alma presente en esta dimensión y simultáneamente
en otras. En el momento de la muerte, ¿cómo
cambia todo esto?
-Hay muestras concretas, científicas, de que hay vida
después de la muerte. Se pueden leer libros al respecto.
Entonces, la pregunta es quién o qué muere.
Obviamente, el cuerpo físico sí muere, tenemos
cementerios llenos de cuerpos antiguos… ¿Pero mueren
las emociones, la memoria? Ese es el punto. Hay señales
de que las emociones van transformándose en otro tipo
de energía, de que la memoria continúa viva
fuera del cuerpo…
-La
memoria y también la capacidad de razonar…
-Creo que la racionalidad es la capacidad mental utilizada
para interactuar con el mundo material. Ésta no tiene
uso fuera del mundo físico, pero sí la intuición,
que comienza a crecer después de la muerte, sin influencia
de la racionalidad.
-¿Qué dices de la reencarnación?
¿Tu identidad se reencarna nuevamente?
-Hay una continuidad de identidad, pero no envasada en el
cuerpo anterior. Enfocado por el lado físico, la identidad
muere, pero hay cierta parte que continúa, que es la
experiencia de emociones, memorias, contactos con dimensiones
superiores. Un buen ejemplo es un lama tibetano. Ellos son
famosos por tener un cierto control de su muerte y poder reencarnar
otra vez y reconocer sus vidas anteriores. Su enfoque principal,
cuando estaban vivos, no era físico, sino espiritual,
y eso les facilita reconocer otras vidas.
-Hay quienes
dicen recordar sus vidas físicas anteriores…
-Cada vez más y más. Mi trabajo consiste en
alumbrar eventos de vidas anteriores que tengan que ver con
situaciones de la vida actual. Una persona tiene un problema,
y conocer algunos patrones de vidas anteriores ayudará
a buscar soluciones. Pero, Juan Pablo, por ejemplo, hace quinientos
años el paradigma central era que este planeta era
plano, hasta que se descubrió que era redondo. Creo
que pasa lo mismo con el conocimiento de vidas anteriores.
Hoy creemos tales y tales cosas, pero quizás en cien
años vamos a tener más conocimiento de lo que
es una vida anterior, y entonces va a cambiar la manera de
mirar. Yo sé que hay un “banco de memorias”, y que
al reencarnar se selecciona de este banco aquello que va a
ayudarnos en nuestro viaje por el planeta.
-Dijiste
“viaje por el planeta”. ¿No crees que hay muchísimos
viajes, muchísimas reencarnaciones, con el fin de que
esa energía llamada persona, o su alma, tenga experiencias
que le sirvan en el objetivo principal, que sería evolucionar?
-Difícil pregunta, no sé si hay una respuesta
absoluta. Una razón para seguir reencarnándose
es quizás ir tomando conciencia de la multidimensionalidad
del alma. Pero para contestar en la forma más breve
y clara, yo diría que es responsabilidad de cada uno
dar un sentido al porqué está aquí.
-¿Piensas
que una persona es una entidad completa en sí misma?
¿O más bien es una energía que pertenece
a una entidad superior, o inteligencia superior?
-Es buena la pregunta. En esta dimensión material estamos
separados y somos diferentes, pero en una dimensión
superior las almas están conectadas y se forma un solo
ser. En esa dimensión se pasa de la individualidad
a la unidad, a un solo ser, a una sola forma de energía.
Ese es el sentido de la evolución, volver a la unión,
no estar separados. Todo depende de la propia percepción,
de la capacidad para conectarse con la unidad a través
de miles de años.
-Miles
de años… ¿El tiempo tiene algún sentido
si no tenemos cuerpo, si no existiera la materia? ¿Tiene
sentido para un alma que no está encarnada?
-El tiempo es sólo una manera de calificar, de medir
las experiencias en esta dimensión de movimiento y
cambios constantes. En una dimensión superior, el tiempo
como pasado, presente y futuro, no existe. Todo existe en
una unidad.
-¿Puedes
relatar algún caso de alguna persona que te haya consultado?
-Años atrás llegó una mujer que tenía
problemas emocionales en su matrimonio. Dentro de la sesión
vi una imagen de ella en otra vida, en que estaba teniendo
sexo con un muchachito. Entonces entran dos hombres mayores
que tenían alguna conexión con el muchacho y
tiran una tetera de agua caliente encima de la mujer, especialmente
en los genitales, para castigarla por lo que hacía.
Cuando yo le comuniqué esta imagen, ella gritó
muy fuerte, muy atormentada. Unos días después
su marido me dijo: “¿Sabes?, sanaste a mi mujer totalmente.
Nuestro problema era no poder tener sexo, porque al intentarlo
ella sentía un ardor y no podía seguir.” Algo
pasó al recordar, y esta mujer sanó. Obviamente
su ser superior quiso mostrarle esta imagen. Esto es parte
de esa memoria de vidas anteriores. Hay una conexión
a nivel de memorias y emociones.
-¿Entonces una persona se reencarnaría para
solucionar problemas anteriores, que es una forma de evolucionar?
-Es más complicado, más diverso. Ciertas personas
pueden decir que van a solucionar dramas de vidas anteriores,
pero otros no vienen a eso, sino a ayudar a la humanidad.
Es otro tipo de almas, otro tipo de evolución, tienen
la compasión como su expresión principal y están
para servir a los demás.
-Pero
eso también es una forma de evolución… Lo veo
quizás como una pirámide, por la cual un alma
va subiendo a través de sus experiencias.
-No. Para mí es como una unidad que se expande concentricamente,
como una espiral. Al llegar a la totalidad se pierde la identidad
individual, entonces no hay más evolución. Se
acaba la individualidad, pero tengo la sensación de
que en ese estado uno también sería libre de
excursionar voluntariamente a cualquier posición dentro
de la espiral, tomando la identidad que quiera…
-¿Sería
como fundirse en algo misterioso, que se llama Dios?
-Dios, conciencia universal, unidad total…, muchos nombres.
La vida es esencialmente un misterio, y nosotros pretendemos
entenderlo con lo racional. Queremos entender qué es
reencarnación, qué es Dios… La manera de entrar
en este misterio es dejar de estar encarnado, estar en el
más allá. Siempre estamos tratando de desmitificar
todo, de entenderlo, pero es mejor aceptarlo, fluir…
-El científico occidental, siempre busca el porqué
de las cosas, las descuartiza para entenderlas, y el oriental
-lo que hay en el Tao Te King, I Ching, budismo- busca el
cómo, acepta las cosas cómo son, sin descuartizarlas…
-Yo fui proyectado a una dimensión mística y
traté de entenderla, desmitificarla, pero finalmente
entendí que la realidad no tiene forma, sino movimiento.
¡Ojalá se pudiera aceptar que no hay forma, que
sólo hay interrelación, que estamos interactuando
constantemente con el misterio, quizás con Dios! Los
paradigmas científicos que tenemos en este momento
intentan entender todo. Están tratando de desarmar
este reloj, pero la mente racional no puede entender el misterio.
Tenemos que buscar otra forma de entender. En mi trabajo,
después de 40 años, no sé de dónde
viene la información y no tengo interés en saberlo.
Mi interés es sólo ayudar. Si ayudo, bien, si
no, no vale la pena. Es lo único que importa.
-Tom,
¿te sientes de alguna manera un privilegiado?
-Al final, con este tremendo don que tengo, estoy en las mismas
que todos, tratando de ser feliz, tratando de vivir mi vida,
igual que todos. Y lo prefiero así, prefiero vivir
normalmente. Mi capacidad es algo que llegó espontáneamente,
pero no es una entrada libre, sin problemas, en la vida. Tengo
esta capacidad, pero cuando estoy usándola es otra
parte de mi ser la que está allí. Es un servicio.
Yo tengo que seguir buscando mi felicidad, como todos.