Algunos
meses antes de su muerte en Julio de 2006, faltando sólo
días para celebrar su cumpleaños número
94, el Director de Dedal de Oro recibió de manos
de Eduardo Astorga Barriga dos textos escritos en su juventud,
cuando tenía 21 años. En la revista Nº
30 (Abril y Mayo 2006) publicamos uno de esos textos,
una leyenda cordillerana (Ver
Leyenda). Hoy, a un año de su partida,
entregamos el segundo, en que el autor, con humor, nos
pone al corriente de sus inquietudes de universitario.
Estas “preocupaciones” fueron publicadas en la Revista
Agronómica en agosto de 1934.
|
Por:
Eduardo Astorga Barriga.
1.
Originalidad.
Es escaso el número de personas que no desea salir
del depósito de vulgaridades en que nada la humanidad,
pero los que lo desean con más ardor son los más
incapaces para ello. Tenemos por ejemplo el incendio del
gran templo de Diana, causado por Eróstrato, que
deseaba ardientemente, hasta la locura, que su nombre
pasase a la historia y perdurase por todos los siglos,
no importándole bajo qué concepto. Hoy día
tenemos muchas personas que pertenecen a la Escuela Erostatiana,
pero regocijémonos, porque nos son tan extremistas.
Tenemos el caso del individuo que quiebra vidrios y luego
huye o vuelve a pagarlos (en todo caso, es preferible
el último); el señor que entra a un baile
y reparte miles de pesos entre la orquesta para que vaya
a tocarle a él solo, o que reparte cientos de pesos
entre los mozos, como una insignificante propina, para
que estos celebren sus chistes. Desgraciado el que quiere
ser original y no tiene dinero; es verdaderamente temible,
casi siempre hace estragos, pero sale perdiéndolo
todo. En realidad, hasta cierto punto estas personas tienen
razón. ¿Por qué sólo a algunas
personas les está permitido extraer de las profundas
tinieblas ciertos detalles insignificantes que ellos nos
entregan para que giremos alrededor de ellos haciéndose
luego famosos?
|
|
|
2.
El ideal.
Los estudiantes universitarios tienen una ideología,
sea sólida o imprecisa, pero carecen del ideal de la
ideología. El líder estudiantil que dirige la
palabra y luego, al terminar, juega, se ríe y emborracha,
ha dejado su ideal en la asamblea. Después, en la calle,
el carabinero con su palo infalible se lo repliega en un chichón
donde quedan condensados los estudiantiles ideales. El ideal
es el perfume más suave, el ser más delicado
o el agua más clara y brillante, que al contacto con
la ambición, la vanidad y el egoísmo, se transforma
en asfixiante hediondez. El ser delicadísimo se retuerce
y muere y el líquido transparente se torna oscuro y
putrefacto.
.
3.
Política.
Voy a formar un nuevo partido universitario, creo encontrar
infinidad de adeptos. La base es la siguiente: supresión
de listas, de exámenes, de profesores y de universidad.
Las clases se harán entre los alumnos más adelantados
y en casa de ellos mismos. Me encuentro con un grave inconveniente:
este partido va a ser armado y necesitamos un saludo. El cuerpo
humano, en su totalidad, se puede decir, está abarcado
por regiones salutativas. Sin embargo creo que existe una solución,
que es original y al mismo tiempo simbólica, y es llevarse
la mano al estómago. En realidad, todos los partidos
tienen como único fin el estómago, fuera de otros
fines más bajos aún.
|