Las aguas
se conducen por un túnel de aproximados 4 metros de
ancho por 5 de altura, a gran profundidad, en una longitud
aproximada de 70 kilómetros. Los escombros que se generan
al hacer el túnel (capaces de llenar el Estadio Nacional
en una altura superior a 3 veces el cerro San Cristóbal)
tienen un destino final nada de claro. Esperamos que no sean
tirados a uno y otro lado del río, pues entonces, además
de casi secarlo, lo convertirán en el botadero de escombros
más grande de Chile, malogrando un lugar de gran valor
escénico.
No pesa
tanto en nuestro ánimo el interés nacional como
nos pesa el conflicto local: Alto Maipo pretende crear un
atentado ambiental para el Cajón del Maipo. Estamos
frente a un proyecto que comenzó sus estudios en 2006
para concluir, ya ejecutado, en 2011, por US $600.000.000
iniciales. El destino del Cajón es el esparcimiento
de una ciudad intoxicada de 6 millones de habitantes –Santiago-,
y no la generación de electricidad, que es fácil
y barata de transmitir desde otras hoyas hidrográficas.
El paisaje del Cajón es insustituible.
Las dudas
principales entre los vecinos son:
1. Impactos en el retiro de aguas en cantidades colosales.
2. Retiro de más de 20 x 60.000 = 1.200.000 metros
cúbicos de tierra para excavar un túnel, cantidad
suficiente para cubrir Santiago entero con una capa de 2 centímetros.
No hay estudio concluyente para el depósito de esta
magnitud de material.
3. Conducción eléctrica de más de 100
kilómetros sin un estudio de impacto visual detallado
sobre el paisaje del Cajón Del Maipo.
4. Una nube de polvo que cubrirá parcialmente al Cajón
por los 3 años que duren las obras.
5. Convertirá la Ruta G-25, a lo largo de 50 kilómetros,
en una ruleta rusa para el paso de vehículos que sustentan
el turismo local buscando aire puro.