Recuerdo
que había muchos anuncios que decían cuida el
agua, pero nadie les hacía caso. Pensaban que el agua
no se terminaría nunca. Ahora, los ríos, represas,
lagunas y mantos acuíferos están irreversiblemente
contaminados o agotados. Inmensos desiertos constituyen el
paisaje que nos rodea por doquier. Las infecciones gastrointestinales
y enfermedades de la piel y las vías urinarias son
las principales causas de muerte. La industria está
paralizada y el desempleo es dramático. Las fábricas
desalinizadoras son la principal fuente de empleo y pagan
con agua potable en vez de salario. Los asaltos por un bidón
de agua son comunes en las calles desiertas. La comida es
80% sintética.
Antes
la cantidad de agua indicada ideal para beber eran 8 vasos
por día para un adulto, hoy sólo puedo beber
medio vaso. La ropa es desechable, lo que aumenta la cantidad
de basura. Tuvimos que volver a las cámaras sépticas
como en el siglo pasado porque el alcantarillado no se puede
usar por falta de agua. La apariencia de la población
es horrorosa: cuerpos desfallecidos, arrugados por la deshidratación,
llenos de llagas por los rayos ultravioletas que no tienen
la capa de ozono que los filtraba en la atmósfera.
Por la sequedad de la piel, una chica de 20 se ve de 40.
Los científicos
investigan pero no hay solución. No se puede fabricar
agua, el oxígeno también está degradado
por falta de árboles, lo que disminuye el coeficiente
intelectual de las nuevas generaciones. Se alteró la
morfología de los espermatozoides de muchos hombres.
Como consecuencia, hay muchos niños con insuficiencias,
mutaciones y deformaciones. El gobierno nos cobra hasta por
el aire que respiramos. Los que no pueden pagar son retirados
de las “zonas ventiladas”, que están dotadas de gigantescos
pulmones mecánicos que funcionan con energía
solar. No son de buena calidad, pero se puede respirar. La
edad media es de 35 años.
En algunos
países quedaron manchas de vegetación con su
respectivo río, que es fuertemente vigilado por el
ejército. El agua se volvió un tesoro muy codiciado,
más que el oro o los diamantes. Donde yo vivo no hay
árboles por la falta de lluvia, y cuando llueve cae
agua ácida. Las estaciones del año se han transformado
por las pruebas atómicas y las industrias contaminantes
del siglo XX. Se advertía que había que cuidar
el medio ambiente, y nadie hizo caso.
Cuando
mi hija me pide que le hable de mi juventud, le cuento de
la hermosura de los bosques, las flores, de lo agradable que
era bañarse y pescar en los ríos, beber toda
el agua que quería, y de lo saludable que era la gente.
Ella me pregunta: Papá, ¿por qué se acabó
el agua? Entonces, siento un nudo en la garganta. No puedo
dejar de sentirme culpable por ser de la generación
que destruyó el medio ambiente por no tomar en cuenta
tantas advertencias. Ahora nuestros hijos pagan un precio
alto. Sinceramente, creo que la vida en La Tierra no será
posible dentro de muy poco. Cómo me gustaría
volver atrás, cuando aún se podía hacer
algo para salvar nuestro planeta, y hacer que toda la humanidad
comprenda...
Lector,
toma conciencia de la situación del agua. No es un
juego, es una realidad. Heredémoles vida a nuestros
hijos y nietos...
DdO