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BELLO VIEJO CAJÓN.
Casa de salud de mujeres Carolina Deursther.
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Tercera
entrega sobre el patrimonio arquitectónico de San José
de Maipo del arquitecto y ex concejal de la comuna, Humberto
Espinosa Poblete, en que nos habla de una famosa, antigua
y valiosa casona hoy destinada a la sanación de mujeres.
Por
su ubicación y características, la Casa
de Salud Carolina Deursther de Tocornal, declarada monumento
histórico en 2004, es un hito arquitectónico
que demuestra que San José de Maipo atesora una
rica historia, la que va más allá de su
fama minera y ganadera, y que vivió un esplendoroso
pasado urbano. Con un emplazamiento espectacular al sur
oriente de San José de Maipo, se distingue desde
lejos con sus altos muros paquetevela, sus arcos y artesonados
de madera, descansando su larga historia a mitad del Cerro
Divisadero, que enmarca por el oriente la capital de la
comuna. Sus 2.862 m2 guardan en sus muros un rico pasado.
La
Casa de Salud de Mujeres, que lleva el nombre de su dueña,
doña Carolina Deursther de Tocornal, fue construida
hacia 1830 por su padre, don Juan Francisco Deursther,
destacado comerciante en perlas que nació en Bélgica
en 1800 en la ciudad de Namur y que llegó a nuestro
país como Cónsul en Chile nombrado en La
Haya, Holanda, como representante del Rey, a principios
del siglo XIX. Años más tarde, la casona
familiar y su parque son entregados en comodato a la Beneficencia
Publica, antes de que los organismos dedicados a la salud
se fusionaran, hacia 1954, en el Servicio Nacional de
Salud, estableciéndose en este campo su nuevo destino.
Eran los años del apogeo de estas actividades en
la comuna, que ya se había hecho famosa por sus
curas de enfermedades pulmonares. Gran cantidad de los
vecinos trabajaban en esos años en los sanatorios
y el Hospital del Servicio de Salud. Se sumaba a esta
infraestructura el ex Hotel Francia, conocido más
tarde como el Sanatorio Leaennec, declarado Monumento
Histórico en el 2003 (ver Dedal de Oro Nº
28).
El conjunto
de la Casa de Salud lo forman dos volúmenes de dos
pisos, complementarios entre sí aunque distintos
en estilo y data de construcción. En la fachada poniente,
sobre San José, se ubica el acceso, a partir de cuyo
eje se desarrolla simétricamente la construcción.
Con características señoriales, sus dos escalas
conducen al primer nivel de la |
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casona,
donde antes de ingresar se extiende por toda la fachada poniente
un amplio porche o galería abierta de arcos, unidos en
su base por barandas de madera similares a las del balcón
central del segundo piso. Los antepechos decorativos de las
ventanas conforman la amplia galería de ese nivel.
Se accede
al edificio por un hall de doble altura que alberga la escala
de madera de decorativas barandas, que conduce al segundo
piso. Atravesando el bloque desde el hall, se llega a la galería
que mira al oriente hacia los jardines y laderas de la precordillera,
y que distribuye en ese nivel la circulación hacia
los diferentes recintos. En el segundo piso, una amplia galería
al poniente mira sobre San José. Esta conducía
originalmente a los dormitorios, que con el tiempo se unieron
formando las amplias salas comunes para internos en tratamiento.
Este volumen principal se funda sobre un macizo zócalo
de mampostería de piedra, de 1.60 metros de altura
en su parte más baja, que da a la construcción
una base sólida, dando cabida en sus alas oriente a
bodegas y sala de calderas. Los muros perimetrales y algunos
interiores del primer piso son de adobe de 70 cms. de espesor.
La tabiquería interior es de roble y adobillo. Corona
el edificio principal un gran techo, por donde circulan los
cientos de palomas que viven en su enorme entretecho. Por
el sur, el volumen principal se une al segundo volumen, más
compacto y simple, nudo por el cual se desarrolla actualmente
el acceso a ambos edificios. Esta ala del conjunto es ocupada
por oficinas de la Dirección del Sanatorio y otros
servicios del personal. El estilo del edificio principal pertenece
al movimiento arquitectónico ecléctico con elementos
del neoclásico europeo, el que se hace presente a través
de la rica carpintería en antepechos y de balcones
y barandas de madera en las fachadas. Rodea al histórico
conjunto un parque de diseño clásico que conserva
aún añosos árboles, plantas ornamentales
y una glorieta y pileta del diseño original, los que
a pesar del deterioro por el paso del tiempo se mantienen
vigentes. Allí se juntan las familias con sus parientes
internos los días de visita. Entremedio quedan, como
testigos de un pasado esplendoroso, gruesos troncos de árboles
derribados por la mano del hombre o el tiempo.
Bien puede
este conjunto arquitectónico estar incluido en los
circuitos turísticos factibles de ofrecer a nuestros
visitantes. Pero primero tenemos que ser nosotros mismos,
los que aún no lo conocen, quienes lo visitemos para
empaparnos en su arquitectura y su historia.
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