Por:
Juan Pablo Yañez Barrios.
La
Navidad, tal como la celebramos hoy, proviene del siglo
XIX, no de los tiempos antiguos. El árbol de
Navidad nació en Alemania no hace mucho tiempo,
las tarjetas empezaron a utilizarse recién en
la década de 1870, y aquello del Viejito Pascuero
lleno de regalos para todo el mundo, volando en trineo,
es un invento norteamericano relativamente reciente.
Lo principal de Navidad es su carácter de enorme
actividad comercial. Las cenas familiares con entrega
de regalos juegan un rol en los hogares, pero, para
mucha gente es también una oportunidad para el
“carrete” muy distante de lo religioso.
Se supone que en Navidad se celebra el nacimiento de
Jesucristo, aunque nadie sepa cuándo nació.
Fue
durante el siglo IV que la fiesta de Navidad se introdujo |
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Romanos
celebrando Saturnalia
(Antoine Francois Callet.) |
en la Iglesia Católica Romana, proveniente del paganismo.
En el siglo V se estableció oficialmente como fiesta
cristiana. La Enciclopedia Británica (edición
de 1946) dice: La Navidad no se contaba entre las
antiguas festividades de la Iglesia... No fue instituida por
Jesucristo ni por los apóstoles ni por autoridad bíblica.
Fue tomada más tarde del paganismo. La Enciclopedia
Católica, (edición de 1911), nos informa: La
Navidad no estaba incluida entre las primeras festividades
de la Iglesia... Los primeros indicios de ella provienen de
Egipto... Las costumbres paganas relacionadas con el principio
de enero se centraron en la fiesta de Navidad. En el
mismo libro, bajo «Día Natal», encontramos
que Origenes, uno de los padres de la iglesia, dijo: No
vemos en las Escrituras que nadie haya guardado una fiesta
ni celebrado un gran banquete el día de su natalicio.
Sólo los pecadores (como Faaraon y Herodes) celebraban
con gran regocijo el día en que nacieron en este mundo.
La fiesta de Navidad, pues, no proviene ni de la Biblia
ni de los apóstoles, que estaban instruidos por Jesucristo
en persona.
Una cosa
queda clara: la política de la iglesia, en esa época,
procuraba absorber, en lugar de reprimir, las costumbres paganas,
como la fiesta de Saturnalia, en honor al dios Saturno. Durante
esta fiesta los esclavos gozaban de la mayor libertad y eran
incluso servidos a la mesa por sus amos. Con el tiempo el
vocablo Saturnalia quedó como sinónimo de períodos
de libertinaje. Lo que hoy celebramos como el nacimiento de
Jesucristo, entonces, está relacionado íntimamente
con las creencias paganas de los pueblos. Cabe preguntarse:
¿será por eso que el “carrete”,
entre nosotros, está presente en Navidad? Sea como
sea, que todos lo pasen muy bien en estas fiestas, pero ojalá
con cordura e inteligencia. Y que nos alcance, y nos sobre,
para el 2006.
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