Por: Gastón
Soublette.
El
hexagrama llamado El Ejército, en el I Ching, corresponde
al Nº 7 y se compone del signo para el Agua y el signo
para la Tierra. La Tierra, arriba, el Agua abajo. La combinación
sugiere la idea de "agua subterránea". El
Agua en el I Ching es un elemento caracterizado por lo peligroso
y abismal, por ser una masa líquida sin forma, caótica
e incontrolable cuando se presenta en grandes masas como los
mares y los ríos. El carácter peligroso del
elemento Agua en el I Ching se vincula al mito del diluvio
y a todos los diluvios parciales registrados en las narraciones
antiguas, provocados por el desborde de los grandes ríos
por lluvias persistentes, algunas de las cuales (período
Tang) han durado más de cuarenta días.
Así,
el agua subterránea deviene un símbolo que
alude a la sociedad en cuyo seno hay hombres que siendo
profesionales, artesanos o campesinos, en tiempos de guerra
pueden devenir soldados, pero que en tiempos de paz no lo
son. Así, lo peligroso está disimulado por
la inofensiva existencia de hombres que trabajan pacíficamente
en tareas privadas o públicas. |
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La ética
del guerrero en China conoció su más alta expresión
humanitaria. El I Ching se refiere al oficio de las armas y
a la guerra como un expediente siempre excepcional para la solución
de los conflictos. Por eso en el libro del Tao, Lao Tse dice:
De dos ejércitos que se enfrentan, aquel cuyo general
lamenta la masacre es el que obtiene la victoria.
La sincronicidad
que Carl Gustav Jung descubrió en el I Ching como mecanismo
mágico del acontecer objetivo, nos ha recordado el hexagrama
Nº 7, últimamente, con el sorprendente descubrimiento
del así llamado "ejército de terracota".
Si el dicho hexagrama consiste en un elemento peligroso oculto
en las entrañas de la tierra, el hecho de haber descubierto
une ejército entero, de tamaño natural, con oficialidad,
tropa, caballos y carros de combate bajo la tierra en las inmediaciones
de la tumba del emperador Che Hoang Ti (siglo III a.C.), el
cual ha causado la admiración del mundo entero, es un
hecho que ciertamente no ha sido casual. El ejército
de terracota surge justo en este momento histórico del
auge de la República Popular de China como un prodigio
sincronístico destinado a expresar lo peligroso y avasallador
que puede ser la construcción de una gran potencia que
amenaza la hegemonía de Estados Unidos en el escenario
político mundial.
Todo gran
poder político, para cumplir sus metas, necesita de asesores
que le informen de los aspectos no racionales del comportamiento
humano y del acontecer mismo, pues, desde el punto de vista
sapiencial, no toda la realidad puede ser contenida en los esquemas
mentales con que el hombre manipula las cosas. El margen de
irracionalidad, los horizontes de lo misterioso e inefable,
deben ser también tomados en cuenta. Para eso existe
cierto tipo de asesorías confidenciales expertas en simbología
y en el tema del poder de la imagen y el significado de los
acontecimientos.
Coincidió
con la apertura del museo del ejército de terracota una
visita a China del ex presidente de EE.UU. Ronald Reagan. El
museo está concebido como un gran espacio techado donde
el público puede ver a los soldados en formación
de batalla, pero desde un balcón. Nadie puede bajar y
pasearse entre los guerreros, ni menos tocarlos. Pero Ronald
Reagan pidió que con él hicieran una excepción
y lo dejaran acercarse a los guerreros, lo cual le fue acordado
por la dirección del museo. Reagan bajó al lugar
en que se exhiben las esculturas acompañado de su fotógrafo
oficial, y después de hacer algunos comentarios banales
y chistes de mal gusto, se acercó a un guerrero que no
tiene cabeza, se puso detrás, asomando la suya por sobre
los hombros del soldado, y pidió ser fotografiado en
esa postura. Así, excepcionalmente, un oficial de alto
rango de la guardia fúnebre del emperador Che Hoang Ti
tiene sobre su armadura la cabeza del presidente de los Estados
Unidos de América. La fotografía recorrió
el mundo entero. Reagan, bien asesorado confidencialmente, logró
así anular mágicamente el poder de la imagen representada
por el mundialmente famoso ejército de terracota de China,
símbolo de la emergencia del poder de la República
Popular fundada por Mao Tse Tung.
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