Por:
Sylvia Díaz Araya
Ingeniero Ambiental
Inicio
esta nota haciendo una simple pregunta: ¿Tendremos
la capacidad de disfrutar la vida al aire libre?, ¿será
posible poder desconectarnos de toda esta dependencia electrónica
y de consumo?, ¿será permisible reorientar
nuestros hábitos? Al parecer, esto podría
significar para algunos una tarea desmesurada, por no decir
imposible o ridícula, ya que se apresurarían
a justificar la presencia del celular, así como la
del notebook y otros objetos electrónicos, o bien,
responderían preguntándose para qué
reorientar los hábitos. |
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Tal vez si
dejáramos esa actitud de justificación y nos propusiéramos
redescubrir nuestra espiritualidad dando espacio a esos sentimientos
recónditos de nuestro ser para con su entorno, pudiéramos
comprender que la vida está llena de sucesos irrepetibles
que apenas divisamos.
Existen
diversas alternativas para disfrutar la vida al aire libre.
Las hay colectivas e individuales, calurosas y frías,
riesgosas y aquietadas, simples y extremas. Aunque todas ellas
puedan diferir para cada persona, según su propósito,
hay, sin embargo, un espíritu común: sentir que
somos parte de esta gran biosfera y, por tanto, saber que tenemos
deberes y derechos para con ella.
El ser humano
mal utiliza sus derechos al sobrepasar el umbral de acogida
del ambiente, es decir, al sobrepasar la capacidad de la naturaleza
para asimilar los residuos contaminantes, lo que implica en
algunos casos la destrucción del ambiente y la sobreexplotación
de los recursos naturales. Quizás nos hemos acostumbrado
a mirar de brazos cruzados los efectos adversos sobre el medio
ambiente, dejando cómodamente a otros el trabajo de investigar
las causas de tal desastre y liberándonos de nuestro
deber de proteger y exigir. Pero, ¿cómo exigir,
si se carece de información acerca de los propios derechos?
Conocer más de nuestro marco jurídico ambiental
nos colocaría en ventaja frente a las amenazas de daños
ambientales. En relación a la normativa chilena, la Ley
Nº 19.300 de Bases Generales de Medio Ambiente es un buen
comienzo para quien se interese en saber más. Por ejemplo,
se indica en el Título III "De Responsabilidad por
Daño Ambiental": Todo el que culposa o dolosamente
cause daño ambiental, responderá del mismo en
conformidad a la presente ley.
Asumir el
deber y derecho ambiental que nos cabe, nos permite desarrollar
mejor no sólo nuestra capacidad de disfrute de la vida
al aire libre, sino también la toma de conciencia de
la relación entre naturaleza y ser humano. Disfrutar
la vida al aire libre conlleva respetar, proteger y, sobre todo,
crear vínculos de amistad con el medio. Tal vez no se
requiera tanta información para proteger la naturaleza,
pero sí sentido común; comprender, por ejemplo,
que si arrojamos plástico al ambiente, hábito
frecuente de las personas al botar bolsas y envoltorios, éste
permanecerá por muchísimo tiempo antes de degradarse,
acumulándose y acumulándose
En verano
se viven mayores flujos de masas y concentraciones de energía
a raíz de la presencia de visitantes a distintos lugares
de la biosfera. Siendo así, es importante hacerse cargo
de nuestra intervención para lograr impulsar una conciencia
ambiental global, estemos donde estemos, ya sea en las montañas,
en el mar, en el bosque o simplemente en la ciudad. Nuestro
comportamiento debe ser siempre respetuoso.
Al escribir
esta nota siento nostalgia de oír el viento del sur vacilando
entre las hojas de los Nothofagus dombeyi (Coigüe), de
los Nothofagus pumilio (Lenga), de las Fitzroya cupressoides
(Alerce) y de tantos otros árboles. ¡Cómo
quisiera estar en esa hermosa Región de Aysén
y abandonarme en el viento sin tiempo, sólo llenándome
del espacio que lo configura y viendo en el horizonte las hojas
verdes adquiriendo esos matices de amarillo, rojo, ocre y café,
y, finalmente, mirando el tesón de aquellos árboles
por sostener la nieve y mantenerse en calma frente al tiempo
inclemente!
Mientras
tanto, voy de vez en cuando al Cajón del Maipo. Ya el
viaje me reconforta: disfruto el camino entre subidas y bajadas,
vueltas y cerros, así como la atmósfera caracterizada
por su gente y las irresistibles aventuras que uno puede emprender...
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