Por:
Gastón Soublette Asmussen.
El
presunto autor del Tao Teh King fue un marginal. Fue él
quien escribió la frase siguiente: Estar informado
de todo pero vivir como si nada se supiera. Cuando mi profesora
de primeras letras me contó el episodio del paraíso
y la caída de nuestros primeros padres en la clase
de historia sagrada, mi reacción fue
fulminante. Se diría que mi vida a partir de ese
momento fue distinta hasta hoy. Fue una experiencia que
introdujo en mí una luz subterránea que se
desplazó por las profundidades de mi alma y fue emergiendo
gradualmente con motivo de ciertas experiencias que se dieron
en el curso de mi existencia. No pretendo decir que en mi
infancia yo entendí el hondo significado de ese pasaje
bíblico, pero justamente por no haber entendido nada,
es que entendí todo. El niño y el primitivo
en eso se parecen. Así,
lo no entendido en palabras se internaliza |
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intuitivamente,
lo cual constituye una experiencia de comprensión que emana
de la intelección de los conceptos. Pongo este ejemplo
tomado de mi propia experiencia de vida para fundamentar lo que
parece ser en el Tao Teh King una filosofía del no saber.
Si Lao Tse
afirma que quien gobierna el imperio con el saber se vuelve
el saqueador del pueblo, esa afirmación obedece a la
convicción de que existe una comprensión primigenia,
no conceptual, que es el tesoro de los pueblos a los que la
cultura del saber no ha contaminado. Sociedad de la información
es la expresión adecuada para definir lo que hoy viene
a ser la intoxicación de la psique humana por el lenguaje
de la comunicación. Así, nosotros, los que colaboramos
a que este Dedal de Oro siga floreciendo, somos informados por
la sociedad de información, pero procuramos seguir viviendo
como si nada supiéramos. El Cajón del Maipo contribuye
con su mística presencia a que nuestra mente se libere
del detritus de la información. Así, lejos de
querer ignorar los sufrimientos de nuestro prójimo, procuramos
mantenernos lúcidos para poder comprender qué
pasa hoy con la justicia, con la salud, con la educación,
con el medio ambiente. Sumidos en la información, alienados
por las estadísticas, usando los mismos medios que ellos
usan, puede que terminemos pensando como ellos piensan. Por
eso, pasar de la computadora a refundar la fraternidad de los
Blops, me parece un acierto, por ejemplo. Huir de la ciudad
un día cualquiera de la semana, comerse una cazuela en
el boliche de la Tía Pepa, y después cantar tangos
a dos voces con Pita Barrios, eso es practicar la noble filosofía
taoísta del no saber. La lluvia arrecia, el torrente
del Maipo produce un bramido que penetra el aire, con esa dulzura
paradójica con que los dinosaurios desplazaban su temible
continente por entre los helechos gigantes. Al día siguiente
amanezco como si nada supiera y dispuesto a comprender que no
podría hacerlo si me hubiese quedado todo el día
frente al luminoso portavoz de la sociedad de la información.
Cuando Jesús
pasó frente a la casa de cambio de Levi, éste
lo siguió abandonando su dinero en moneda acuñada,
el cual quedó sobre el mesón del negocio a disposición
del primer patudo que se atreviera a alargar la mano. En ese
momento Levi ya no sabía nada de economía, ni
le preocupaba... Lo único que sabía es que la
vida manifestada en un hombre como él, había pasado
frente a su puerta.
Hay cosas
que a los hombres parecen sublimes, pero que a los ojos de Dios
son abominables, dijo Jesús. También alabó
Jesús al Padre, porque para revelar su verdad no escogió
El a los sabios de este mundo, sino a los humildes.
Un curioso
cálculo presente en los textos védicos estima
que la palabra de los hombres sumada a la de los dioses, sólo
representa un cuarto de la palabra total (OM). El rechinar de
la rueda de un carro que trasporta el soma (bebida divina),
cuando ingresa al espacio del sacrificio, es una palabra más
importante que la sentencia más profunda del más
clarividente de los sabios.
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