:: PREÁMBULO.
   Todos seremos sabios. Todos tendremos paz.

Por: Juan Pablo Yáñez Barrios.

Un año más es siempre un año menos: un año más de vida vivida y un año menos por vivir. ¿A quién asusta este año menos? Sólo a los que ignoran que la vida no muere. Si bien el cuerpo sucumbe al tiempo, el espíritu perdura, permanece como un depósito de experiencias, como un ente transformándose a sí mismo, evolucionando a través de los milenios.

Desde este punto de vista, todo el tiempo pasado es
experiencia, acumulación de vida imperdible. Un niño puede nacer en un cuerpo endeble, pero con un espíritu ya vivido, un alma sabia. Como dicen los budistas, todos somos budas latentes, todos seremos sabios. Es cosa de vivir y morir, de vivir y morir, hasta que un día...

Un día, ¿qué? Sólo vivamos, aprendamos. Que cada cual viva por sí mismo, pero vuelto hacia los demás. Pareciera ser que en esta escuela del existir la meta es llegar a saber que yo soy tú, que tú eres yo, que todos somos lo mismo. El problemilla es que para llegar a comprenderlo se necesitan millones de años.

Catástrofes. Pobreza. Niños y ancianos que mueren de hambre. Terrorismo. Diferencias entre los seres humanos. Todo eso desencadena una sola cosa: guerra. Quien está por la vida, por la evolución del espíritu, no está con la guerra, no está en ningún bando. En esta película no hay buenos ni malos, sólo hay diferencias.

Yo no estoy ni con el fanatismo de los de allá ni con la prepotencia de los de acá. No estoy ni con los blancos ni los negros, ni con los amarillos ni los rojos, ni con los ateos ni los creyentes, ni con la derecha ni la izquierda, ni con los de arriba ni los de abajo. En todas partes se cuecen habas. Yo estoy por el ser humano, por su evolución.

Creo que la mayoría del mundo quiere paz, ansía que cada día venidero traiga paz, que cada nuevo año, como este 2003 que comienza, sea un periodo de paz. Nuestra tapa hace fuerza para que así sea. Que cada uno, en su pequeño entorno, sea consecuente con ese deseo mundial de paz, con ese íntimo propio deseo, hasta que un día nos unamos. Entonces todos seremos sabios.