experiencia,
acumulación de vida imperdible. Un niño puede
nacer en un cuerpo endeble, pero con un espíritu ya vivido,
un alma sabia. Como dicen los budistas, todos somos budas latentes,
todos seremos sabios. Es cosa de vivir y morir, de vivir y morir,
hasta que un día...
Un día, ¿qué?
Sólo vivamos, aprendamos. Que cada cual viva por sí
mismo, pero vuelto hacia los demás. Pareciera ser que
en esta escuela del existir la meta es llegar a saber que
yo soy tú, que tú eres yo, que todos somos lo
mismo. El problemilla es que para llegar a comprenderlo se
necesitan millones de años.
Catástrofes.
Pobreza. Niños y ancianos que mueren de hambre. Terrorismo.
Diferencias entre los seres humanos. Todo eso desencadena
una sola cosa: guerra. Quien está por la vida, por
la evolución del espíritu, no está con
la guerra, no está en ningún bando. En esta
película no hay buenos ni malos, sólo hay diferencias.
Yo no
estoy ni con el fanatismo de los de allá ni con la
prepotencia de los de acá. No estoy ni con los blancos
ni los negros, ni con los amarillos ni los rojos, ni con los
ateos ni los creyentes, ni con la derecha ni la izquierda,
ni con los de arriba ni los de abajo. En todas partes se cuecen
habas. Yo estoy por el ser humano, por su evolución.
Creo que
la mayoría del mundo quiere paz, ansía que cada
día venidero traiga paz, que cada nuevo año,
como este 2003 que comienza, sea un periodo de paz. Nuestra
tapa hace fuerza para que así sea. Que cada uno,
en su pequeño entorno, sea consecuente con ese deseo
mundial de paz, con ese íntimo propio deseo, hasta
que un día nos unamos. Entonces todos seremos sabios.